Agresiones a profesionales de la sanidad
En primer lugar, es necesario decir que, ante cualquier problema complejo, las soluciones simples no lo solucionan. Los días pasados se han producido algunas agresiones en el Centro de Salud de Rochapea y en Urgencias del Hospital Universitario de Navarra que han suscitado reacciones y alarma entre profesionales, amplificada por los medios de comunicación y algunas entidades y colectivos.
Han sido agresiones, una física y otra contra bienes materiales, protagonizadas por personas concretas, que en algunos análisis se han contextualizado como una situación generalizada de conflictividad en los centros sanitarios que no se corresponde con la realidad.
Ante estas situaciones, la primera respuesta que nos corresponde a la totalidad de quienes trabajamos desde diferentes ocupaciones en la la sanidad pública es comprender la difícil situación que afecta a quienes han sido víctimas de esas agresiones y mostrarles nuestra solidaridad, nuestra comprensión y nuestro apoyo por haber vivido una situación injusta no acorde con la dedicación y profesionalidad con que trabajan.
Pero más allá de esta solidaridad personal, necesitamos añadir un análisis de contexto para poder realizar propuestas que tiendan a minimizar la aparición de esas situaciones en el futuro.
En primer lugar, tenemos una situación de crisis en el sistema sanitario público que se prolonga más de una década, que progresivamente lo deteriora, deteriora la situación profesional de gran parte de profesionales, deteriora la estabilidad de la plantilla, limita los presupuestos a límites de riesgo, deteriorándose así la calidad del servicio prestado, y con la situación de pandemia ha distanciado a las personas atendidas de sus profesionales, generando tensión, incomprensión y lejanía.
Este clima previo no es ajeno a la posible aparición de situaciones de especial tensión, que se producen de forma habitualmente puntual, y en estos momentos con un ligero crecimiento. Estas situaciones de agresión tienen como características ya conocidas, registradas y muy analizadas, que se producen fundamentalmente en servicios de urgencias, o en personas en situaciones de crisis por problemas de elevado estrés. Se dan en momentos puntuales y no de manera generalizada, y en su gran mayoría son agresiones de carácter verbal, que no llegan a la agresión física, sin que esto suponga que queramos obviar la importancia de la naturaleza y los efectos de estas agresiones. Es conocido igualmente que se dan más en atención primaria y que se registran menos notificaciones que las agresiones que realmente se producen. Igualmente es un hecho conocido el elevado grado de estrés habitual que se genera en determinadas condiciones laborales o psicosociales, de carácter organizativo, que en nuestra sociedad postpandémica se han incrementado.
El Ministerio de Sanidad en 2022 elaboró un informe que consideraba insuficiente la información disponible, y la identificación de lugares y situaciones en que se producen agresiones con más frecuencia para adoptar medidas preventivas selectivas y eficientes.
El Gobierno de Navarra, incluido el SNS-O, adoptó hace varios años de protocolos de prevención, registro de casos y atención a las personas agredidas. Parece imprescindible analizar su grado de efectividad para definir las nuevas propuestas.
Creemos que es un error lamentable que a partir de situaciones como las descritas, se genere un clima generalizado de tensión entre profesionales y ciudadanía. Nos parece que los análisis alarmistas y en una sola dirección tienen por detrás en muchas ocasiones, como las actuales, intereses ocultos de tipo ideológico, corporativo o de desviar la atención de profesionales y ciudadanía hacia problemas cuya magnitud y soluciones requieren análisis sosegados y respuestas dimensionadas desde múltiples perspectivas.
Creemos que las soluciones punitivas, basadas únicamente en los dispositivos de seguridad no solucionan los problemas y pueden agravarlos, ya que añaden tensión a la ya existente. Llamamos a realizar una información ponderada de las situaciones, a realizar campañas explicativas y positivas de respuesta a los problemas actuales, y, fundamentalmente, a solucionar las causas últimas del problema que proviene del tensionamiento extremo al que han llevado las políticas de reducción del gasto público en el sistema de salud, de las condiciones de trabajo de sus profesionales y del alejamiento de la ciudadanía de sus profesionales de salud. Creemos que únicamente propuestas de mejoras de comunicación, de apuesta por los buenos tratos entre profesionales y entre profesionales y ciudadanía, y de mejora de la calidad del servicio en el contexto de unas adecuadas condiciones de trabajo son las que permitirán resolver problemas como los actuales con una perspectiva de respeto a la totalidad de los derechos de trabajadoras/es y usuarias/os. ●