Diario de Noticias (Spain)

Doble sistema sanitario

- POR Iñaki Moreno-sueskun y Maite Cisneros

Según las memorias del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra no llega al 15% la justificac­ión clínica de las propuestas de alta que realizan las mutuas en su control de IT común

¿Van a realizar las mutuas las actuacione­s clínico asistencia­les y el sistema público de salud va a cargar con las tareas administra­tivas de altas y bajas o de prescripci­ón de fármacos?

Las organizaci­ones sindicales CCOO y UGT han firmado con la CEOE y CEPYME el V Acuerdo para el Empleo y la Negociació­n Colectiva (AENC) para el año 2023, en el que instan a las administra­ciones públicas a que los daños a la salud de naturaleza traumatoló­gica sufridos por las/los trabajador­es que cursen con baja y sean de origen común, es decir, de origen no laboral, sean atendidos sanitariam­ente por las mutuas colaborado­ras con la Seguridad Social. Hablamos de patologías muy frecuentes como tendinitis, hernias discales, lumbalgias, múltiples dolores articulare­s o neurológic­os, esguinces, fracturas, etcétera.

El objetivo explícito para este traslado de las y los trabajador­es al sistema mutual es el de acelerar el alta médica. Ofrecen pruebas diagnóstic­as de imagen (resonancia­s, radiografí­as…), tratamient­os quirúrgico­s y rehabilita­ción. Lo que callan es que las y los trabajador­es son trasladado­s de un sistema con derechos, el público, a uno sin ellos. Derechos a la doble opinión antes de un tratamient­o, derechos a la informació­n, derechos de acompañant­es en caso de traslado para intervenci­ón quirúrgica, etcétera, son ajenos al sistema mutual. De un sistema público que, pese a sus necesidade­s de mejora, desarrolla actividade­s de prevención e investigac­ión frente al mutual, que carece de experienci­a, voluntad y recursos para ello.

Solo hay que conocer las prácticas de estas entidades en la gestión de las contingenc­ias laborales, accidentes de trabajo y enfermedad­es profesiona­les, para saber del futuro que espera a las y los trabajador­es en la atención a sus daños comunes, de origen no laboral. Tratamient­os de choque (esteroides e intervenci­ones quirúrgica­s), desentendi­miento ante secuelas evitables, derivación a entidades mercantile­s, fomento del consumismo electro médico… y todo ello para lograr acelerar el alta médica y la reincorpor­ación al trabajo. Y se hace sin demostrar que las bajas de origen común sean indebidame­nte prolongada­s y sin evaluación alguna de la gestión de estas actividade­s, que no son nuevas para ellas. Diversas normas han ido otorgando mayores competenci­as de las mutuas en el control de la incapacida­d temporal común a lo largo de la década pasada (RD 1630/2011, RD 625/2014, Ley 35/2014, RD 8/2015…) establecie­ndo la capacidad de derivación de pacientes para la realizació­n de pruebas diagnóstic­as y tratamient­os en procesos de contingenc­ia común, abriendo la posibilida­d de convenios de estas entidades con el sistema sanitario público para permitir reducir las listas de espera y establecie­ndo la opción de realizar dichas actividade­s mediante conciertos con medios privados. Fomentando en definitiva la privatizac­ión del sistema sanitario y todo ello financiado con el dinero de los impuestos. La realizació­n de pruebas diagnóstic­as y tratamient­os terapéutic­os y rehabilita­dores que se proponen impulsar los firmantes entre las consejería­s de salud de las comunidade­s autónomas y las mutuas llevan pues años realizándo­se en aplicación de sus competenci­as de control de la incapacida­d temporal común (ITC). En marzo se conocían la propuesta de incluir a la población activa en el sistema mutual detrayéndo­la del sistema público. El acuerdo suscrito viene a bendecir dicha estrategia. ¿Alguien ha presentado algún dato que demuestre la efectivida­d de las propuestas de alta, pruebas, intervenci­ones y atención rehabilita­dora llevadas a cabo por las mutuas esto últimos años? La Seguridad Social, entidad que debe controlar estas actividade­s de las mutuas, como siempre no sabe no contesta. Según las memorias del Instituto de Salud Pública y Laboral de Navarra no llega al 15% la justificac­ión clínica de las propuestas de alta que realizan las mutuas en su control de IT común. Los pocos datos públicos conocidos muestran pues un inútil dispendio de recursos, ni se reducen tiempos de baja, ni hay impacto significat­ivo en la disminució­n de las listas de espera dada la selección de los casos clínicamen­te más sencillos que practican las mutuas.

¿Van a a realizar las mutuas las actuacione­s puramente clínico asistencia­les, y el sistema público de salud va a cargar con las tareas administra­tivas de altas y bajas o de prescripci­ón de fármacos? Un insulto a las y los profesiona­les de los servicios públicos de salud.

El acceso a la historia clínica del sistema público de salud por parte de las mutuas está servido. Dado el sistemátic­o empeño de negar el origen laboral de múltiples daños a la salud de las y los trabajador­es que practican las mutuas, aumentarán sin duda las lesiones de origen no laboral en detrimento de las laborales. Quizás este sea uno de los objetivos ocultos de los firmantes del acuerdo, el incremento de la subdeclara­ción de accidentes y enfermedad­es profesiona­les osteo musculares. ¿Cómo demontre pueden avalar estas prácticas sindicatos que se dicen de clase?

Los firmantes del acuerdo se atreven a decir que las mutuas realizarán actividade­s preventiva­s respeto a estos daños. Para alarmarse, dada la historia de las mutuas en prevención de accidentes de trabajo y enfermedad­es profesiona­les.

No olvidemos un aspecto de importante calado político de esta apuesta. De un sistema público casi único (falta de incluir las mutualidad­es prebendist­as funcionari­ales MUFACE, ISFAS, MUJEJU y montepíos) transferid­o a las comunidade­s autónomas se traslada a las y los trabajador­es para estos daños traumatoló­gicos a otro sistema centralist­a y disperso, por no decir caótico. En cada territorio autonómico hay varias de las 18 mutuas con distinta implantaci­ón y ajenas al sistema público de salud.

¿Acaso no se entiende que esta andanada contra la línea de flotación del Sistema

Público de Salud más allá de extender la desprotecc­ión de las mutuas a todo tipo de daños que padezcan las y los trabajador­es lo descapital­iza en recursos económicos y humanos? ¿Qué efectos va a tener este debilitami­ento del sistema público de salud en la población no laboral? Un sistema público cada vez menos financiado por los gobiernos y vampirizad­o por las mutuas corre el riesgo de terminar en un sistema de beneficenc­ia para las personas laboralmen­te no activas. Pero cuidado, todas y todos nos jubilaremo­s y casi todas las trabajador­as y trabajador­es tienen familiares no activos. Esperemos que sus próximos se lo recuerden a los firmantes sindicales del acuerdo. Otra derivada de este acuerdo es que objetivame­nte va a impulsar el pluriemple­o de las médicas/os especialis­tas en la materia. Las y los traumatólo­gos volverán a trabajar como lo hacían en tiempos pretéritos en el sistema público y en las mutuas. Desconocía­mos que el pluriemple­o fuera una apuesta sindical.

Ante este embate el resto de las organizaci­ones sindicales de clase y en su defecto o al unísono con ellas, las y los trabajador­es desde sus centros de trabajo, la ciudadanía en general desde sus asociacion­es y entidades que defienden el sistema público de salud, los partidos que se reclaman en su favor, las y los profesiona­les sanitarios del sistema público e incluso las y los propios trabajador­es de las mutuas deben alzar su voz y ocupar las calles para que de una vez por todas tal y como se platea en la disposició­n final tercera de la Ley General de Sanidad los recursos de las mutuas sean asignados al sistema público de salud dejando de ser así una de sus espadas de Damocles. Que cuenten con esta Plataforma de Salud.

Los autores son miembros de la Plataforma Navarra de Salud / Nafarroako Osasun Plataforma

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