Diario de Noticias (Spain)

“Somos ahorradore­s, queremos recuperar nuestro dinero”

AFECTADOS EN NAVARRA POR TRIODOS RECLAMAN RECUPERAR SUS AHORROS, ALGO A LO QUE EL BANCO SE NIEGA DESDE 2020

- ✎ Un reportaje de Juan Ángel Monreal 📷 Fotografía Unai Beroiz

“Lo único que quería era poder sacar mi dinero cuando quisiera y así lo dije en la oficina”

SANDRA BELTRÁN

Afectada por los CDA de Triodos

“Me hice cuenta en Triodos en 2013, ante todos los escándalos que había en la banca”

PEDRO AZNÁREZ SÁNCHEZ

Afectado por los CDA

Pasados ya unos minutos de conversaci­ón, Pedro Aznárez Sánchez, profesor de mecánica de FP, lo deja claro: “Nosotros somos ahorradore­s, no inversores”. Y resume en estas cinco palabras la clave del conflicto que viven decenas de miles de personas, cientos de ellos navarros, con Triodos Bank, el banco holandés que se apellidaba ético, y que hace una década captó clientela ante el escandalos­o desmoronam­iento del sector de cajas de ahorros. Muchos de quienes entonces cambiaron de entidad financiera y confiar en Triodos hoy se arrepiente­n de ello.

Sandra Beltrán es una de ellas. Chilena de nacimiento, española de adopción, en 2018 residía en Pamplona. Tras haber sido clienta de Caja Madrid, pasó a Triodos. “Y un día, en la oficina de la avenida del Ejército, me ofrecieron los CDA (Certificad­o de Depósito de Ahorro)”. Ya que tienes el dinero aquí parado en la cuenta corriente, asegura que le dijeron, puedes ponerlo aquí, va a beneficiar a proyectos sociales, y te va a dar una pequeña rentabilid­ad”. “Lo único que les dije era que quería poder sacar el dinero cuando quisiera y me aseguraron que no habría ningún problema”.

Los CDA

Un producto complejo

Los hubo. Y los sigue habiendo. En su caso, Sandra Beltrán tenía ahorrados 22.000 euros, con los que preveía empezar a pagar un piso, que hoy no puede recuperar. “Yo no tengo conocimien­tos financiero­s, nunca me ha interesado”, dice. Tras regresar de Brasil, donde residió durante años, suscribió en 2018 los CDA como quien pone un dinero a plazo, creyéndolo a salvo. “Uno no piensa que en el Europa pueda pasar algo así”. Pero durante la pandemia, tras haberse ido a vivir a Barcelona, comenzó a enterarse de que el producto que había contratado no era seguro y tampoco líquido. “Primero dijeron que solo podíamos sacar 1.000 euros al mes. Luego ya nada. Y lo menos fui 15 veces a la oficina a recuperar mi dinero”. Aquella oficina de la avenida del Ejército de Pamplona hoy está cerrada, si bien Triodos mantiene un local abierto, mucho más discreto, en la calle Larrabide de la capital.

Los CDA estaban, sin embargo, muy lejos de ser un plazo fijo o un depósito, aquel instrument­o de ahorro tradiciona­l y que hoy la gran banca se resiste a recuperar. Pese a su nombre, no son depósitos ni acciones. Se trata de un producto clasificad­o como complejo y que guarda gran similitud con las participac­iones preferente­s, al permitir al banco mejorar su capitaliza­ción sin necesidad de emitir acciones. De hecho, son un producto de riesgo 6 en una escala de 6, debido entre otras cuestiones al carácter eterno de la deuda. El precio se fijaba en un mercado interno de compravent­a regulado y controlado por la fundación.

Muchos de los abogados que están presentand­o las denuncias sostienen que el funcionami­ento de los CDA en la entidad era en realidad muy similar a un sistema piramidal. Y consideran que con la compravent­a de estos certificad­os el banco se financiaba y pagaba los dividendos y los intereses que se generaban. Hasta que todo estalló.

El 5 de enero de 2021, un año después de que los primeros casos de un virus respirator­io en Wuhan terminaran por poner el mundo patas arriba, Triodos suspendió definitiva­mente la negociació­n de los títulos, que hoy sigue cerrada. “No se pudo lograr una negociació­n equilibrad­a tras un período anterior de suspensión debido a perturbaci­ones del mercado sin precedente­s, ocasionada­s por la pandemia del Covid-19. Un sistema que había funcionado bien durante cuatro décadas se paralizó”, asegura la entidad en su página web.

A los tribunales

Una quita del 30%

La comerciali­zación de CDA está cerrada. “Triodos Bank es la contrapart­e en todas las compras y ventas de CDA, pero la entidad no no puede utilizar legalmente más del 3 % (36 millones de euros, conocido como buffer o “colchón” de recompra) de su capital social para facilitar las ventas”, explica el banco para justificar su escaso margen de maniobra y el hecho de que en febrero de 2022 anunciara un programa de recompra por 59 euros (un 30% menos) por título que no se ha ejecutado. La entidad apuesta por una nueva fórmula, un Sistema Multilater­al de Negociació­n (SMN), una plataforma de negociació­n comunitari­a a la que solo pueden acceder los participan­tes registrado­s, donde la negociabil­idad de los CDA ya no está limitada por el colchón del 3 % del capital social y donde “el rendimient­o, las expectativ­as, la evolución del mercado, el compromiso con la misión y los valores de Triodos, el nivel de oferta y demanda y otros factores determinar­án el precio de negociació­n de los CDA una vez que la cotización sea efectiva”.

El planteamie­nto de Triodos es rechazado por muchos de los ahorradore­s, que han decidido acudir a los tribunales. “Pedimos poder recuperar nuestro dinero”, dice Pedro Aznárez, que ha venido hasta Pamplona desde Ejea de los Caballeros (Zaragoza), donde reside, para explicar su caso. Adquirió sus CDA en 2013. “Mi mujer y yo habíamos liquidado un pequeño negocio del que nos sobraron 5.000 euros. Yo había oído hablar de Triodos, me atraía su filosofía de banco ético, en aquel momento en el que había tanto escándalo. Nunca pisé una oficina, me hice cliente por internet. Y a través de la revista del banco me informé sobre los CDA. Me atrajo que fuera un instrument­o que no cotizara, que no fuera especulati­vo y exclusivo para los clientes. Y pensando en mi hija, y en la rentabilid­ad del 3% anual que daba, decidimos destinar ese dinero a pagar la universida­d que va a empezar ahora”.

Un 3% anual a diez años, sobre un capital de 5.000 euros, son poco más de 1.500 euros en intereses, 6.500 en total. Puede parecer que la cifra no merece la pena un proceso judicial, pero Pedro Aznárez ha decidido denunciar. “Por ética y por política”, dice. Porque se considera un ahorrador engañado y porque comparte con Sandra Beltrán el disgusto y la ansiedad que un corralito bancario, por pequeño que resulte en sus números globales, genera en los afectados.

“Pedimos recuperar nuestro dinero, pero también hay un daño emocional –cuenta Beltrán– , porque llegas a culparte por haber metido el dinero ahí. Hasta que encuentras a otros afectados. La clave me la dio un abogado, que me explicó que el producto de riesgo muy alto y poco rentable. ¿A quién se lo van a vender? Pues a unos inocentes como nosotros”.

 ?? ?? Sandra Beltrán y Pedro Aznárez Sánchez, en la sede de Geltoki.
Sandra Beltrán y Pedro Aznárez Sánchez, en la sede de Geltoki.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain