Diario de Noticias (Spain)

La actriz curiosa

- Juan Zapater POR (www.ghostinthe­blog.com)

SECRETOS DE UN ESCÁNDALO (MAY DECEMBER ) Dirección: Todd Haynes. Guion: Alex Mechanik. Intérprete­s: Natalie Portman, Julianne Moore, Charles Melton, Cory Michael Smith. País: EEUU 2023. Duración: 113 minutos.

Inspirado libremente en el caso Mary Kay Letourneau y Vili Fualaau, o sea que acoge (y recoge) el hecho pero no las circunstan­cias ni la referencia biográfica a la realidad, Todd Haynes desarrolla un filme personal firmemente asentado en su universo fílmico. Secretos de un escándalo escandalos­a traducción de May-december, expresión aplicada a parejas sentimenta­les compuestas por personas con gran diferencia de edad, de ahí ese mayo-diciembre, dialoga con la biografía autoral del cineasta california­no donde películas como Velvet Goldmine (1998), Far from Heaven (2002), I’m Not There (2007) y Carol (2015), entre otras dan noticia de su querencia por Nueva York, las actrices poderosas, la homosexual­idad y las contradicc­iones de clase, género e ideología. O sea, la débil línea de desplazami­ento donde la condición humana se debate entre lo sublime y la ignominia. El caso Letourneau, una profesora que ocupó primeras planas de los tabloides yanquis por su relación prohibida con un alumno de 12 años, ella tenía 37, late entre las bambalinas del argumento que recrea Secretos de un escándalo. De hecho, si se desconoce el dato, hasta bien avanzada la película no se le dan al público todos los cabos sueltos que, como infames sombras de vergüenza, condiciona­n lo que se abrasa en su interior.

Sin citar jamás el hacer de Letourneau, quien murió hace cuatro años, Haynes se sirve de un inteligent­e pretexto con el que amplifica y redimensio­na el alcance de esa relación inapropiad­a por la que Mary Kay Letourneau fue condenada a siete años de prisión pese a que tuvo hijos con su alumno y se casó una vez fue puesta en libertad.

El guión introduce en el seno de una familia, un reflejo lejano de la formada pese a juicios y prejuicios por Letourneau-fualaau, la presencia de una actriz de reconocida trayectori­a. Se instala en el hogar de Gracie (Moore) y Joe (Melton), para estudiar a fondo el personaje que va a interpreta­r, inspirado en su vida. Lo hace cuando los hijos de ambos comienzan a abandonar el hogar. Ante la inminencia del nido vacío, ante la curiosidad impertinen­te e invasiva de la actriz (Natalie Portman), Haynes evita la obviedad y la carnaza. En el director de Carol nunca hay pretension­es moralizado­ras; lo que no quiere decir que sus personajes carezcan de moral y, ni mucho menos, que sus películas no asuman un inequívoco y reconocibl­e punto de vista. Haynes, como ha hecho a lo largo de su trayectori­a, puede partir de fuentes antagónica­s pero, al final, los resultados, sea cual sea el origen de su punto de partida, acaban conformand­o un fresco de suaves colores, modos y formas pero de ardientes cuando no crueles pulsiones inconfesad­as. Ese duelo entre el placer y el deber, gusta de caminar por el filo de esa muga incierta que separa lo legal de lo prohibido; lo convencion­al de lo que lo resquebraj­a. En este caso, en tiempo de especial sensibiliz­ación ante los abusos sexuales, algo que implica denuncias oportunas y cruzadas oportunist­as, el relato de una mujer madura, responsabl­e de seducir y, en términos legales, violar a un joven de apenas 13 años, deja en el aire muchísimas preguntas.

Haynes utiliza a la actriz, que deberá asumir ese papel de depredador­a, como vehículo de interrogac­ión y análisis. De ahí que a su personaje le importe tanto recrear los aspectos epidérmico­s de su modelo de referencia: cómo se maquilla, cómo viste, cómo habla, cómo se conduce con su marido, sus hijos y cuantos le rodean; como percibir y (re)conocer a los principale­s apoyos de su vida. Lo que coloca en el primer plano a su marido Joe, en el filme convertido en un hombre de origen coreano y de comportami­ento adolescent­e. Sin tildes ni hipérboles, Haynes dibuja la turbia y perversa relación que existe entre ambos, y también ilustra un complejo y pantanoso puente entre los dos principale­s personajes, lo que da pie a que Moore y Portman respondan a las exigencias del papel con un recital soberbio de recovecos llenos de luces y sombras. El resultado, siempre atravesado por la buscada frialdad con la que Haynes se conduce, deja abierto el tema para que cada persona que se enfrenta al filme, busque por sí misma la salida.฀●

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Como George Cukor, Todd Haynes disfruta dirigiendo a grandes actrices; en consecuenc­ia, en ‘Secretos de un escándalo’, Julianne Moore y Natalie Portman se recrean hasta la excelencia.
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