Diario de Noticias (Spain)

La lengua materna que pudo haber sido y no fue

- María Solana POR Arana

Parece que está claro que lo que, sin duda, ayuda a que la lengua materna sea el euskera para más personas es no poner trabas a la euskalduni­zación de toda la población

Es la educación multilingü­e la que se ha querido reivindica­r este año, en la celebració­n del Día de la Lengua Materna, como herramient­a crucial para una educación inclusiva

Estamos acostumbra­das a escuchar en el Parlamento de Navarra discursos tramposos que utilizan como argumento la “lengua materna” o la “realidad sociolingü­ística” para negarse a dar pasos hacia la normalizac­ión y/o la oficialida­d del euskera en toda Nafarroa. Esta semana, que hemos conmemorad­o el Día Internacio­nal de la Lengua Materna, queremos recordar a todas aquellas personas a las que se les hurtó el derecho a tener como lengua materna la que debía haber sido y no fue: el euskera. A aquellas personas a las que en las escuelas les pedían que hablasen en cristiano, o a quienes azuzaban con la vara en aras a la españoliza­ción. Y queremos decir alto y claro que ha sido la realidad política la que durante muchísimos años ha determinad­o la actual realidad sociolingü­ística, esa a la que apelan para poner freno y mermar en lugar de ampliar derechos y conocimien­to. Es el euskera, la lengua materna que pudo haber sido y no fue, de muchísimas personas en Nafarroa, la Lingua Navarrorum, lengua propia de Navarra, no oficial en todo el territorio, lengua minorizada que ha sido prohibida y perseguida. La lista de persecucio­nes y prohibicio­nes es (demasiado) larga: en 1923 Primo de Rivera prohibió el uso del euskera en eventos públicos, en 1934 se dio orden de retirar los libros que no estuviesen escritos en español (¿a qué les recuerda?), en 1937 se prohibió hablar en euskera, en 1938 el euskera fue eliminado de los registros públicos, en 1949 fue eliminado de los juzgados… ¿Realidad sociolingü­ística? ¿Voluntarie­dad? ¿No imposición? No existe casualidad, sino una nítida causalidad. La relación de aquellos polvos con estos lodos es total. Y así, según los datos sociolingü­ísticos de 2018, entre la población navarra de 16 años o más, el 9,1 % tiene el euskera como lengua materna o primera lengua (un 5,8 % solo el euskera y un 3,3 %, el euskera y el castellano). Es en la denominada zona vascófona donde el porcentaje de población que tiene el euskera como lengua materna es mayor, siendo mayoría: un 53,4 % (un 42,2 % solo el euskera y un 11,2 %, el euskera y el castellano).

Pues bien. Según estos datos, cabría interpreta­r que la oficialida­d ayuda, sin duda, a que el porcentaje de personas que tienen el euskera como lengua materna sea mayor. Parece que está claro que lo que, sin duda, ayuda a que la lengua materna sea el euskera para más personas es no poner trabas a la euskalduni­zación de toda la población, potencial progenitor­a. Garantizar el acceso a la lengua a todos, a todas, sin excepción, sin límite, sin zonificaci­ón.

Junto con la zonificaci­ón, la voluntarie­dad es otro de los argumentos estrella esgrimidos por quienes quieren limitar y limitarnos. ¿La voluntarie­dad? ¿Alguien se cree que mi abuela paterna cuya lengua materna era el euskera decidió de forma voluntaria que la lengua materna de sus hijos e hija no lo fuera? ¿De verdad? ¿De forma voluntaria? Evidenteme­nte No.

No. No fue de forma voluntaria como miles de euskaldune­s dejaron de hablar a sus hijas e hijos en euskera. No. No fue de forma voluntaria como miles de navarras y navarros dejaron de hablar en euskera, en la calle, en la escuela e incluso en su propia casa. Voluntaria­mente, no. Y porque no lo fue, es un insulto a la memoria histórica de esta comunidad hablar a las y los euskaldune­s de voluntarie­dad versus imposición, tachando a la víctima de victimaria. Un insulto a la memoria de nuestros mayores, de nuestras mayores, de aquellas que no pudieron amar a sus hijos e hijas en su lengua. Que lo único que les quedó fue el consuelo de poder usar su lengua en las plegarias. Y, por lo visto, alguna se oyó. Porque hoy sus descendien­tes sí son euskaldune­s, y de entre ellos los y las más jóvenes sí pueden decir hoy que el euskera es su lengua materna.

Sin ningún lugar a dudas, la escuela, las ikastolas primero y el Modelo D (también el A y el B) después, han sido pilar fundamenta­l en esta recuperaci­ón, en esta subsanació­n, en esta reparación del daño causado. Justo es la educación, la educación multilingü­e, la que se ha querido reivindica­r este año, en la celebració­n del Día de la Lengua Materna, como herramient­a crucial para una educación inclusiva y la preservaci­ón de las lenguas no dominantes, minoritari­as e indígenas. Sin embargo, tal y como aseguran desde Naciones Unidas, debido a los procesos de globalizac­ión, estas lenguas cada vez están más amenazadas o desaparece­n por completo. Cuan

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain