Diario de Noticias (Spain)

EL ÚLTIMO ENSAYO DE NADIA

● Nadia Pardo Alfaro, realizó ayer el último vuelo simulado de prueba para preparar la Bajada del Ángel del día 31 de marzo ● Eje de la Semana Santa de Tudela, la ceremonia tiene más de 350 años

- ✎ Fermín Pérez Nievas

TUDELA – El silencio parece más una reacción de los adultos. Los niños no suelen mantenerse en silencio ante algo relevante o no lo ven como algo que favorezca la concentrac­ión ni el respeto por una tradición. Cuando a Nadia Pardo Alfaro le colgaron ayer del techo del garaje del matrimonio Gambra-arregui, ataviada con el corsé que le sujetará de la maroma el próximo 31 de marzo para celebrar la Bajada del Ángel e n Tudela y vestida con las alas que dan el toque de ser celestial, entre los adultos se hizo de inmediato el silencio, mientras los niños y niñas presentes seguían jugando, preguntand­o qué era cada cosa y metidos en su mundo.

La pequeña Nadia se enfundó rápido en su papel de Ángel, como si fuera una sábana, pero se tensionó más ante el silencio adulto que ante el alborozo infantil. El de ayer fue el último ensayo antes de la Bajada auténtica y definitiva ante los ojos de miles de personas en la plaza de Los Fueros de Tudela. Una tradición que tiene más de 350 años de antigüedad (declarado Fiesta de Interés Turístico Nacional) y cuyo peso se nota más en los adultos que en las alas de los y las pequeñas protagonis­tas que lo disfrutan como si se tratara de un juego.

“Me aprieta ahí”, dijo en voz baja Nadia rodeada de cámaras a quienes le estaban vistiendo, “no te preocupes, cuando te colguemos dejará de dolerte”, la frase, sacada de contexto, podría asustar a más de uno. “¿Mejor ahora?”, le preguntó con suavidad Patxi, “si, ya no me molesta”. La colocación del arnés para que la niña vaya cómoda es una de las labores más importante­s y concienzud­as, no en vano colgará a más de 10 metros de altura del suelo. También las tradicione­s, por antiguas que sean, tienen su trastienda y es tan importante, que los preparativ­os se convierten en fundamenta­les para que la propia tradición siga existiendo. Eso es lo que sucede con la elección de los Ángeles y los ensayos que cada año preparan y organi

ANA MARÍA ARREGUI Responsabl­e de elegir y vestir al Ángel

“Te puede pasar que no puedas quitar las horquillas o veas a la Virgen muy baja. Tu tienes que indicarles”

zan el matrimonio formado por Miguel Ángel Vallejo y Ana María Arregui. Junto a ellos un gran grupo de fieles colaborado­res como su hija Ana Vallejo, Goyo Torrent, Zoraida Hoyos, el matrimonio Gambra-arregui y Rodolfo Milagro. Tras la colocación del arnés, la corona, el banderín y las alas y colgar a la pequeña Nadia del techo comenzó el ensayo con los sones de la Marcha Real, “dale caña” saltó enseguida Rodolfo para que subiera el volumen mientras ella empezaba a santiguars­e tres veces y lanzar aleluyas. Estos son los dos primeros pasos que conllevan ser el niño o la niña que encarna el papel principal. “¡Mueve los brazos… más, que aún no has llegado al kiosco!”, le indicaba Miguel Ángel Vallejo apoyado en la pared del sótano y no perdiendo el mínimo detalle. “Si te cansas, suelta aleluyas que eso te descansará los brazos”, le aconsejaba. En estos ensayos, pese a ser multitudin­arios para el espacio en que se desarrolla­n, se trata de aquilatar los últimos detalles.

Nadia, con el banderín en una mano, seguía suspendida, como nadando en el aire, mientras Ana se iba moviendo con la corona de la Virgen enlutada en las manos para interpreta­r el papel de la imagen de la Virgen que, el Domingo de Resurrecci­ón se colocará en medio de la plaza. Es a ella a quien Nadia deberá retirar el velo.

La música se apagó y se oyó el grito clave de la ceremonia, “¡Alégrate María, porque tu hijo, ha resucitado!”. Entonces comenzó de verdad el momento clave de la Bajada del Ángel. Tras unas pequeñas dudas retiró las horquillas que sujetan el velo a la corona, cogió la borla que se ha de llevar a la boca y de un solo movimiento con la mano derecha se echó el velo sobre el ala contraria, la izquierda.

“Muy bien, muy bien”, se escuchó de entre los familiares y los aplausos se impusieron sobre la Marcha Real que volvió a sonar hasta que Nadia regresó al supuesto templete de donde había salido en la imaginaria Casa del Reloj. “Más, mueve más los brazos…, ¡echa aleluyas que vas por el kiosco…! los brazos… ya estás… ¡eeeel pié!”, le seguía indicando Vallejo, y la pequeña Nadia, como un resorte, lo levantó para poder entrar, marcha atrás, en el imaginario templete. “Muy bien”, le indicó Ana María que se acercó al terminar para retirarle la corona. “Te puede pasar que no puedas quitar las horquillas o veas a la Virgen muy baja. Tú les tienes que indicar que la muevan”, le explicó al finalizar el ensayo. Sus familia, padre, madre, hermano, primos y tíos observaron desde un sofá cómo discurrió el ensayo, con las mariposas de que solo quedan dos semanas para que su pequeña sea el centro de todas las miradas y de más de 350 años de historia. Las mariposas se multiplica­rán y más cuando los adultos de la plaza de los Fueros el 31 de marzo guarden el silencio atronador que precede al “¡Alégrate María, porque tu hijo ha resucitado!”.฀●

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La pequeña Nadia vestida de Ángel, en el centro de la imagen, rodeada de su familia tras el ensayo de la ceremonia.
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