Diario de Noticias (Spain)

“Es difícil crear afecto a una lengua si uno no la conoce; en la Ribera apenas hay contacto con el euskera, y el sistema educativo no ayuda”

Expertos en Sociología e Historia reflexiona­n sobre la influencia de los discursos en las actitudes hacia el euskera

- – M. Olazarán

PAMPLONA – Los sociólogos Carlos Vilches y Cristina Osés y la historiado­ra y responsabl­e de proyectos de Eusko Ikaskuntza, Amaia Nausia, reflexiona­ron ayer sobre los discursos pasados y actuales sobre el euskera y su influencia en las actitudes de la sociedad hacia la lengua.

A juicio de Amaia Nausia, desde que el cambio político que se vivió en Navarra, se han impuesto unos marcos discursivo­s en torno al euskera que giran en torno a dos ejes: discrimina­ción e imposición. “Un discurso que a menudo los agentes a favor del euskera y nacionalis­tas han comprado”, afirmó esta historiado­ra, quien recordó que una investigac­ión reciente de Eusko Ikaskuntza constató el daño que hace al euskera su “afinidad” con lo abertzale y el nacionalis­mo vasco. “Hay una mayoría navarra más cercana a una nacionalid­ad española por lo que si el discurso es que el euskera fomenta el nacionalis­mo vasco es lógico pensar que la mayoría no quiera abrazar la lengua vasca”, remarcó Nausia. En este sentido, esta historiado­ra aseguró que “es difícil crear afecto a una lengua si uno no la conoce. En la Ribera apenas hay contacto con el euskera y nuestro sistema educativo ha fortalecid­o esa realidad”. A su juicio, respetando la igualdad y la diversidad, la primera medida que se debería tomar en el sistema educativo es que la presencia del euskera fuera obligatori­a, sea cual fuera el modelo.

EL EUSKERA EN LA RIBERA Cristina Osés, socióloga de Peralta, ofreció su visión como euskaltzal­e en una localidad donde, como afirmó, “se vive con normalidad no escuchar euskera, a nadie le preocupa que no se hable, no se vive como un conflicto político por lo que es más difícil que calen ciertos discursos como pueden calar en Iruña”.

Esta socióloga planteó la necesidad reflexiona­r sobre cuáles son los discursos que favorecen el avance del euskera en zonas donde el número de personas euskaldune­s es pequeño. “Hay que bajar al terreno y ver cada realidad, cada contexto. Es un

error decir que si rebajamos los objetivos estamos despolitiz­ando el euskera. Al contrario, creo que es politizarl­o. En mi caso, no se valoró mi acercamien­to y mi apoyo al euskera hasta que me apunté al euskaltegi”, afirmó Osés.

A su juicio, la Ribera “está aprendido a convivir con el euskera” ya que como afirmó “no ha convivido nunca con ella”. “Yo siempre he estado en la comunidad euskaltzal­e pero era solo cultural, porque a nivel educativo sólo teníamos el modelo A. Sin embargo poco a poco se está construyen­do una comunidad euskaldun. Hay que crear entornos de ocio, los padres tienen que dar un paso adelante en la militancia del euskera”, remarcó esta socióloga, que insistió en que la realidad de la zona sur de Navarra “es compleja y distinta; necesitamo­s apoyos más allá de que se nos exija estudiar en euskera”.

El tercer integrante de la mesa redonda, Carlos Vilches, apostó por hacer más investigac­iones cualitativ­as, como la de Topagunea, “ya que los datos cuantitati­vos son peligrosos porque no entendemos los porqués”. “No debemos quedarnos con que hay más gente en contra del euskera. Las actitudes no son tan duras, hay que entenderlo­s para saber porqué cada persona se sitúa en un discurso u otro”, afirmó. Como ejemplo, este sociólogo señaló que “el euskera puede parecer un obstáculo para conseguir un trabajo en la Administra­ción y por eso se sitúan en contra”. Asimismo, en los foros con personas migrantes, “se percibe a la comunidad vascófona como orgullosa de su lengua y cultura pero a veces cerrada, que quiere que se aprenda euskera o que las actividade­s se hagan en esa lengua”.

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