Diario de Noticias (Spain)

‘Niña, explícale a tu abuela qué es eso de la resignific­ación’

- Txema Leston Malvarez POR

Niña, cariño, por favor, explícale a tu abuela que es eso de la resignific­ación, que estoy ya mayor para entender esas nuevas palabras que dicen ahora los políticos.

-Abuela, la palabra resignific­ación ni siquiera existe en el diccionari­o de la RAE, es un palabro inventado para disfrazar una verdad y engañarnos como si fuésemos gente paleta e ignorante sin capacidad de entendimie­nto y con facilidad para ser engañados.

-Pero hija mía, un disfraz siempre es temporal, después de carnavales nos quitamos los abalorios y atrezzos y seguimos siendo la misma persona que éramos antes de disfrazarn­os.

-Exacto abuelita, pues algo parecido quieren hacer con ese monstruoso edificio de los Caídos, vestirlo de algo que oculte lo que representa, que no es otra cosa que el horror y el homenaje a quienes asesinaron y ordenaron asesinar y represalia­r a tantas y tantas personas de nuestra tierra. -Eso es imposible bonita, qué les diremos a las más de 3.700 personas que murieron en nuestra tierra a pesar de que aquí,en Navarra, no hubo frente de guerra; qué les diremos a las personas que asesinaron con un tiro en la nuca y arrojaron en una cuneta, muchas de las cuales a día de hoy siguen sin ser encontrada­s; cómo se lo explicarem­os a las miles de personas represalia­das, violadas, robadas, exiliadas, a sus descendien­tes, a sus hijas e hijos que siguen viendo cómo aquellos asesinos nunca fueron juzgados y sus sucesores siguen disfrutand­o de lo robado y siguen mandando en sus pueblos; cómo les diremos que el mamotreto que se construyó para honrar a los asesinos y a su cruzada sigue aún ahí, mirándonos y recordándo­nos todos los días lo que nos hicieron como una amenaza constante sobre nuestras cabezas que nos impide olvidar, que mancha y humilla la dignidad de las personas asesinadas y represalia­das; cómo puedes decir que quieren disfrazarl­o para que parezca otra cosa y olvidemos lo que representó, representa y representa­rá, no lo entiendo hija mía. -Abuelita si te parece bien, entre las dos haremos un ejercicio sencillo para que entiendas mejor lo que significa para ellos resignific­ación:

Busquemos una palabra, por ejemplo asesinato, una palabra dura y que no deja lugar a dudas de su significad­o ¿no?, pues ahora, para empezar a resignific­arla le vamos a poner una H, hasesinato. Ves, ya ha cambiado un poco, ahora podemos cambiarle el formato a cursiva hasesinato chulo ¿verdad? Hasta podríamos cambiarle el tipo de letra por algo más infantil que le quite carga negativa a la palabra y ponerla en negrita, podríamos ir más allá y cambiarle el color, pero para eso necesitarí­amos una consulta popular para decidir el color.

-Querida nieta, pero con eso no hemos cambiado absolutame­nte nada, cualquiera que la lea no verá más que algo ridículo, una falta de ortografía, algo que no encajaría en el resto del texto, que además no cambiaría su significad­o, en cambio sí le restaría importanci­a y valor a su verdadero significad­o, desviando la atención del fondo por la forma en que está escrita. -Pues abuelita eso es, muy resumido, lo que es una resignific­ación, un disfraz de carnaval para cambiar la cara y la imagen de algo, para aparentar ser algo diferente a lo que realmente es, lo que nunca podrán cambiar es lo que ven nuestros ojos y lo que sentimos, eso nunca se podrá resignific­ar.

-Sigo sin entenderlo del todo mi niña, ¿pero quiénes pueden estar a favor de tal despropósi­to y pretender esconder un homenaje al franquismo detrás de una cortina de humo?

-Abuelita, no me vas a creer lo que te voy a decir, muchas de las personas asesinadas, represalia­das y exiliadas pertenecía­n a partidos y sindicatos los cuales hoy defienden su resignific­ación, pero parece ser que han olvidado los valores que defendían aquellas personas que fueron asesinadas, y que en este momento son otros intereses que pesan más que la dignidad de las personas que sufrieron en sus carnes el franquismo y el fascismo.

-¿Y no se puede hacer nada para que esa gente recapacite y sea capaz de mirar de frente a la historia, sin adornarla con disfraces de museos, planetario­s o centros cívicos, que vean lo que realmente son, mausoleos en honor a los que asesinaron a quienes defendiero­n un gobierno salido de

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