Diario de Sevilla

El vestidor

-

no lo hago, me puede ir llamando el Señor”. Palomino no ha querido homenajes en la Anunciació­n. No se le ha oído una mala palabra, siempre ha sido disciplina­do con las disposicio­nes de las juntas de gobierno de sus varias cofradías. Se ha ido metafórica­mente por la puerta de atrás, la que da a la calle Compañía y conduce al azulejo de Saimaza. Entró de vestidor de la Virgen y prioste de la cofradía en 1995. Fue un revulsivo que conocimos en directo. La Virgen siempre era vestida por las hermanas hasta que Palomino se hizo cargo de la tarea. Volvió a vestir a la Virgen de hebrea, con ese estilo que siempre ha cultivado con libertad. Palomino siempre se siente libre en el oficio y paga gustoso la factura de ser libre. Gruñón y cordial al mismo tiempo con las camareras, ajeno a las nuevas modas en las formas de vestir a las Dolorosas, clásico en los conceptos y enemigo de las estridenci­as. Su estilo –di- gámoslo así– no es el de quienes acuden a los cultos únicamente para escrutar cómo está vestida la Virgen y se refieren a la Dolorosa exclusivam­ente por su nombre. –¿Se me entiende?

–Clarinete, Fiscal, siga,siga... La Virgen del Valle vestida por Palomino siempre ha sido de muchas medallas y recuerdos, de reconocimi­entos y regalos realizados por devotos. Para él era innegociab­le la Medalla de la Ciudad o la Medalla del Curso de Temas Sevillanos, de la que la Virgen es patrona, ¿verdad Antonio Bustos?

Nunca ha tenido prisas para vestir a la Virgen del Valle. El reloj se paraba en esos afanes, como el lento vuelo de una verónica de manos bajas, la Verónica a la que

Se ha ido por la puerta de atrás de la Anunciació­n, no ha querido homenajes

también le colocaba el paño con cadencia parsimonio­sa de tarde de abril, albero y clarines. Sí, porque lo de Palomino ha sido y es una combinació­n perfecta de fe y arte. ¿Cuántas veces, Manolo, has acabado de vestir a la Virgen de madrugada?

Nunca ha faltado a la cita con su Virgen del Valle, ni siquiera al sufrir achaques de salud. Jamás ha dejado de subirse al paso el Sábado de Pasión para cumplir con su tarea. La pena, ¡ay Manolo!, es que no has elegido discípulo, porque siempre que te reprochamo­s por qué no transmites tu magisterio a algún prioste o a alguna camarera, se te oye dar un Máster en Malajismo: “Para aprender... a Salamanca”. Y todos los que te queremos, que somos legión, te aceptamos tal como eres y te esperamos en San Antonio Abad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain