Cuando el resto no suma
El Sevilla tiene la ocasión de dar otro salto mientras sus enemigos no juegan El momento actual del rival complica un reto ya de por sí difícil
En el mundo del fútbol hay cosas difíciles, muy difíciles, pero ninguna imposible. Y menos para este Sevilla que, entre otras muchas cosas que consiguió y que tuvo cerca, acarició con la yema de los dedos arrebatarle un título al Bayern Múnich hace algo más de tres meses.
El Atlético de Madrid es el pétreo líder de esta Liga, lo recibe además en su estadio descansadito después de que su partido ante el Athletic se haya suspendido por el temporal. Ni siquiera ha tenido que viajar el grupo que adiestra Diego Pablo Simeone y en su estadio, el Wanda Metropolitano, sólo el Villarreal ha sido capaz de llevarse un punto. Posee un estilo diferencial para ganar sus partidos, defensivamente es una roca y en el aspecto ofensivo el Cholo le ha dado una vuelta de tuerca más a su modelo para convertir a su equipo en, probablemente, el Atlético más completo desde su llegada, incluso más –dicen los que lo ven a diario– que el que disputó dos finales de Champions. No es normal desde luego el ritmo que ha logrado imprimir a la presente Liga, insostenible incluso para el Barcelona del mismísimo Messi, a cuatro puntos de los colchoneros pese a haber disputado hasta tres partidos más. Casi lo mismo puede decirse del Real Madrid, por detrás pese a sumar también tres jornadas más en su casillero de participaciones de la presente Liga.
Choca bastante su piscinazo en la Copa, un desliz demasiado grave para un club de la dimensión del rojiblanco, pero ya convenimos que el novedoso formato de competición ofrece mayores posibilidades a que ocurran cuestiones de este tipo.
En el Sevilla lo último ha sido la renovación de Lopetegui, una extraordinaria noticia que lo que quiere decir es que el proyecto se alarga en el tiempo o, al menos, que la intención es ésa. Y la última victoria sobre la Real Sociedad, con todos los claroscuros que tuvo, lo que hace es afianzar la confianza de un grupo que casi siempre encuentra soluciones y que tiene la oportunidad hoy de sumar mientras los demás no pueden hacerlo.
Es la gran ventaja hoy del Sevilla con la dificultad que entraña puntuar en el Wanda Metropolitano. Sin embargo, también
lo era la temporada pasada y lo hizo este Sevilla en uno de los últimos partidos antes de que se iniciara esta pesadilla que atiende a los nombres de SARSCoV2, Covid-19 o simplemente coronavirus.
Con En-Nesyri en plena racha, se le plantea quizá un problema a Lopetegui a la hora elegir a su nueve ante un equipo que defiende de una manera muy específica y cuya última línea se encuentra más a gusto en los terrenos de De Jong que en los del marroquí, aunque la condición de visitante del Sevilla en este partido quizá le dé un matiz a favor de su actual máximo goleador, aunque el tipo de rival pide claramente una referencia como la del holandés para encerrar a los centrales más cerca de Oblak que de Joao Félix.
Las dudas se centran también en el estado físico de Jesús Navas, lo que se ha convertido ya en un clásico en las previas de los partidos del Sevilla. El duelo ante el líder exige futbolistas al cien por cien de sus posibilidades y el palaciego lleva tiempo sin dar sus mejores prestaciones entre unas cosas y otras.
El partido es un clásico de la Liga, un duelo digno de que haya público en las gradas, algo que, desgraciadamente, no va a ser posible, y allí que va la tropa del renovado Lopetegui, ese entrenador sobre el que el Sevilla quiere montar un proyecto largo y consolidado, más aún de lo que ya lo está. Que es mucho.