El Coosur Betis apenas compite ante el Baskonia (103-76)
● El Betis cae ante el Baskonia de manera clara evidenciando sus problemas en defensa y en ataque ● A la llegada del británico debe seguirle, sobre todo, un cambio de actitud atrás
Nada que hacer ante el campeón. Poco que batallar, incluso, y eso es lo que más debe enfadar. Porque la derrota del Coosur Betis ante el Baskonia por 103-76 entraba en cualquier guión lógico, pero no hubo color en el partido desde el minuto 1, cuando en la previa Joan Plaza hablaba que la actitud, el sacrificio y las ganas son innegociables y de eso se vio poco en el Buesa Arena.
Esto con Daniel Clark no se arregla. La mejora que se vislumbraba a la llegada de Plaza se va diluyendo entre pérdidas y pedradas al tablero. Ver jugando juntos al final del encuentro a Magassa, Luis García y Mike Torres no se sabe si es un mensaje de Plaza a la directiva o la muestra definitiva de una bandera blanca: esto es lo que hay y no da para más.
Venía el Baskonia de una larga semana con partidos en Estambul y Tel-Aviv. Pero parecía que el que había estado de viaje era el cuadro
sevillano y el que había tenido toda la semana para preparar el choque el equipo de Dusko Ivanovic, que salió lanzado aprovechando el acierto de Vildoza. Arrancó frío el Betis. Dormido. Parado. Con poca actitud atrás y menos acierto en ataque. Campbell no dirigía, se limitaba a poner el balón en manos de un compañero, Feldeine no veía el aro y Magassa, titular, se imponía unas atribuciones que no le competen.
Entre unas cosas y otras, con el base argentino anotando con suma facilidad ante un Campbell que se quedaba siempre enganchado en el bloqueo y ya sólo podía perseguir a Vildoza, el Baskonia abrió pronto una brecha. El día y la noche la circulación del balón de uno y otro conjunto. También la presión en la primera línea de pase. El primer triple de Peters (5/6 en el primer tiempo), ponía tierra de por medio (1910) pronto, una renta que aumentaría hasta el 25-13 al final del primer cuarto.
Mejoró el cuadro hispalense al inicio del segundo cuarto de la mano de Ouattara y Borg. Ambos ponían intensidad atrás, el francés ganas en ataque y Randle algo de dirección cuando usaba su manejo de balón para generar ventajas y no para hacer de malabarista. Un parcial de 3-13 (2826) obligó a Ivanovic a llamar a capítulo los suyos y apretarles las tuercas en un tiempo muerto. Surtió el efecto deseado, porque Peters empezó a lanzar liberado, Fall imponía todos sus centímetros en la zona y Giedraitis retomaba el pulso anotador para hacer que los suyos abrieran ya la brecha definitiva camino de los vestuarios (52-36).
No cambió el partido. La mágica defensa del tercer cuarto ante el Burgos la jornada pasado no apareció y aunque los verdiblancos llegaron a rebajar un par de veces la desventaja a los nueve puntos (57-48 y 62-53), el choque en realidad estaba resuelto desde el segundo acto. Le falta todavía a este grupo mucho para convertirse en un equipo. Para que las ayudas lleguen de manera automática para que el rival de turno no encuentre posiciones liberadas en sus tiradores y
Llegó a ponerse el Betis a nueve puntos en el tercer acto, pero sin opciones de más
para ser capaces de aguantar el pulso en el intercambio de canastas. Lo hizo en Málaga y Zaragoza, cara en uno y cruz en el otro, pero se ha creído el Betis que puede hacerlo siempre y el Baskonia le demostró que todo nace desde la defensa. Desde la actitud de Peters, por ejemplo, cuando ganando ya cómodamente corrió hasta meter la mano en un contragolpe claro de Ouattara tras un robo.
Fue el francés el único que demostró algo de amor propio en el último cuarto, eso sí, ya con todo decidido y la ventaja local superando la veintena de puntos. Ahora vendrá Clark para ampliar un poco la rotación, pero no es el Erick Green de la temporada pasada. El cambio debe venir desde una mejora necesaria atrás, porque no sólo son los 103 puntos recibidos contra el Baskonia, sino la facilidad con la que el campeón de liga los anotó. Hace falta un cambio, otro más, pero esta vez de mentalidad.