La movilidad de los andaluces sólo subió un 4% en Navidades
● Las semanas con festivos registraron una bajada significativa en los desplazamientos ● Los sevillanos se acostumbran a adelantar sus horarios en la hostelería
Sevilla estrenó ayer, como el resto de las localidades, las nuevas restricciones impuestas por la Junta de Andalucía, que busca frenar la tercera ola de la pandemia. En las próximas semanas se sabrá si estas medidas, que afectan a la movilidad, son efectivas. De momento, han conseguido que la capital andaluza adelante sus horarios. Y que haga vida más temprano de lo habitual. El sol radiante, en las antípodas de la realidad meteorológica de otros puntos de España, ayudó a ello. Benefició a que los parques y terrazas ocuparan rápidamente sus bancos y veladores, que desde ayer están limitados a cuatro personas por mesa.
Muchos de los que el viernes o el sábado comían en una mesa para seis, ahora lo hacen en dos de tres puestas cerca y aumentando el volumen de la conversación. Parece que los ciudadanos no están dispuetos a quedarse en casa, a tenor de la af luencia de público, por ejemplo, en la Avenida de Europa, arteria clave de la vida en Los Bermejales. Clientes de pie estudiaban desde una distancia prudencial que mesa quedaba libre o paseaban por el mercadillo a la espera de tomar el aperitivo bajo el sol, algo tan demandado como una cerveza o una tapa.
Esta estampa se repitió en el Parque Guadaíra o en el Parque de María Luisa, que parecía esperar a la Hermandad de la Paz en un soleado Domingo de Ramos. Un vendedor de globos se anticipó e hizo su agosto en enero entre palomas, carritos de bebé y mascarillas. Pero en la Avenida de la Palmera, instalación deportiva y gratuita al aire libre cada día más usada por ciclistas, patinadores y runners, lo que llamaba la atención era la entrada a la iglesia del Corpus Christi. Alrededor de un centenar de personas escuchaban la misa desde la calle, manteniendo la distancia de seguridad junto a la reja y respetando el aforo reducido del templo.
De allí, probablemente algunos se fueron a alguna terraza en busca de calor. La Avenida de la Buhaira fue otra opción elegida por muchos, colgando el cartel de no hay billetes antes de las dos de la tarde. Bueno, mejor dicho, sí hubo billetes, pero no sitio para comer. Los 15 grados que se registraron al mediodía sirvieron para vencer la pereza dominical de muchos sevillanos, que apuraron copa en mano la apertura de la hostelería hasta las seis de la tarde, hora a la que también cerró la capital andaluza. Bajaron las persianas de los bares, el sol se marchó por detrás del Aljarafe y los termómetros condujeron a la estufa. El toque de queda de las 22:00, que el Gobierno de Juanma Moreno pidió al de Pedro Sánchez adelantar a las 20:00, se efectuó realmente a las 18:00. La frase de Miguel de Cervantes es cada día, o cada ola, ya sea de coronavirus o de frío, más cierta en Sevilla: “Quien no madruga con el sol, no disfruta de la jornada”.