Diario de Sevilla

“¡Agárrate a mí, reina!”

La Policía Local de Sevilla difunde un vídeo en el que se puede ver cómo se vivió desde dentro el rescate de los ancianos atrapados en la residencia Domusvi la noche de Reyes

- Fernando Pérez Ávila

Hasta ahora habíamos visto desde fuera cómo fue el rescate de los ancianos atrapados en la residencia Domusvi, que se incendió la noche del 5 de enero. Habíamos contado cómo se organizaro­n los vecinos de la Huerta de Santa Teresa bajando mantas, agua, colchones y mascarilla­s, cómo habían refugiado a los desalojado­s en portales y rellanos, resguardán­dolos del frío hasta que se organizó el traslado al Pabellón de San Pablo en autobuses y taxis, y el posterior realojo con familiares o en otros centros. Vimos a policías y bomberos sacar en volandas a ancianos en pijama, ateridos de frío, que eran dejados al cargo de los sanitarios del 061 nada más salir a la calle.

También al personal de emergencia­s tratando de salvar la vida de Rosario, la anciana de 89 años que falleció intoxicada por inhalación de humo, en un hos

Se aprecian la angustia de los residentes y la tensión de los policías durante la evacuación

pital de campaña que se montó en los aparcamien­tos de un bloque cercano. En los últimos días habían seguido publicándo­se noticias relacionad­as con el incendio, como la principal hipótesis de la Policía sobre las causas, que apuntan a un cigarrillo mal apagado por parte de una residente, o la vuelta de algunos de los ancianos y cómo eran vacunados junto al personal de la residencia.

Pero faltaba por ver lo que pocas veces vemos: el rescate desde dentro. La Policía Local de Sevilla, a través de su perfil oficial en las redes sociales (Emergencia­s Sevilla), difundió ayer un vídeo de casi diez minutos de duración que supone un testimonio gráfico excepciona­l sobre cómo fue la intervenci­ón. Fue grabado por una cámara de vídeo adherida al uniforme de un policía local que estuvo en el lugar de los hechos desde los primeros instantes. Hay, por tanto, mucho movimiento de cámara, el ritmo al que el agente iba moviéndose por los pasillos de la residencia, pero se aprecian con detalle la angustia de los residentes y del personal y los esfuerzos de los policías y

bomberos por salvar cuantas más vidas posible.

El documento arranca con la llegada del agente y su compañero a la puerta principal de la residencia, en la calle Baltasar Gracián. Tras unos instantes de confusión, de respiracio­nes entrecorta­das por el esfuerzo de la carrera, el policía llega hasta una estancia en llamas. Después, alcanza a unos bomberos en una especie de rellano donde empieza a acumularse humo. En todo momento se oye de fondo la emisora de la Policía, que va informando de la situación al instante.

El agente se va encontrand­o

con personas que participan en el rescate, tanto bomberos como policías nacionales y locales y sanitarios del 061. Y va sacando de las camas a algunos ancianos. “Señora, nos vamos”, dice en varias ocasiones. En otras se encuentra con residentes en sillas de ruedas, que no pueden moverse y permanecen acompañado­s por el personal del geriátrico, preparados ya con mantas para salir a la calle. “Agárrate a mí, reina”, le pide, con extrema dulzura, el policía a una de las mujeres que fueron evacuadas.

En los trabajos de rescate se aprecia la intensidad con la que se comportan los policías. “¿Que

da gente ahí?”, no paran de preguntar. “Hay todavía ancianos en la tercera planta”, se indican unos a otros. Se aprecia en todo momento la reducida visión por la falta de luz eléctrica y la cantidad de humo que empieza a acumularse en las dependenci­as, o la dificultad propia de moverse por un edificio que uno no conoce y del que hay que salir cuanto antes. Los agentes se van encontrand­o a bomberos que ventilan estancias, otros que buscan un momento para tomar aire y otros que se disponen a entrar en las zonas donde todavía hay llamas y humo.

En un rellano abierto a la calle por una fachada lateral se concentran varios agentes. A los ancianos que van saliendo les piden que se abriguen. “Caballero, tápese que hace mucho frío fuera”. Así van sacando a todos los residentes, uno a uno, en una maniobra que parece mucho más colosal aún cuando se ven estas imágenes del interior del geriátrico.

Una mujer pregunta qué ocurre. “Oiga, ¿esto qué ha sido?”. El policía responde: “Está ardiendo una zona de la residencia”. Y apremia para salir a los que quedan, y pueden valerse por sí mismo. “Señora, vámonos”. En un momento dado, los agentes se aseguran de que no queda nadie en el interior del edificio. “Compi, ¿esta todo revisado?”, se preguntan una y otra vez.

El vídeo dura casi diez minutos. Tiene las caras de los ancianos pixeladas para que no se les pueda identifica­r, en un claro ejercicio de respeto a la intimidad de los mismos. Para quien lo grabó se quedan las miradas de esas personas a las que él y sus compañeros salvaron las vidas. Es, sin duda, la mejor recompensa que un policía puede recibir. Al vídeo no se le ha añadido música ni otro sonido ajeno a lo que se grabó en el geriátrico, pero sí se cierra con una cita: “La música la pusieron los corazones de los que lo dieron todo por ayudar”.

 ?? JUAN CARLOS MUÑOZ ?? Policías locales organizan el traslado de los ancianos rescatados del geriátrico, la noche de Reyes Magos.
JUAN CARLOS MUÑOZ Policías locales organizan el traslado de los ancianos rescatados del geriátrico, la noche de Reyes Magos.

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