Diario de Sevilla

Condenado un joven por abusar de su sobrina entre los 7 y 13 años

Lo denunciaro­n los amigos de la víctima, que siguió viendo a su tío para evitar abusos a su hermana

- Amanda González de Aledo

Mauel Manzaneque

Abogado de la menor

La niña y sus padres están sufriendo una revictimiz­ación por la tardanza de la sentencia”

El Tribunal Supremo ha confirmado la sentencia de la Audiencia de Sevilla que impuso 11 años de cárcel a un hombre por abusar sexualment­e de su sobrina –hija de una hermana de su mujer– desde que la niña tenía 7 años y hasta los 12 o 13. La menor no contó lo sucedido por temor a que su denuncia rompiese la familia y fueron sus compañeros de instituto quienes primero acudieron a la Policía.

El acusado Agustín L. C., entonces de 33 años, abusó sexualment­e de su sobrina desde el año 2008, aprovechan­do que la menor visitaba con frecuencia a sus tíos en Alcalá de Guadaíra y se quedaba a dormir con ellos durante los fines de semana o las vacaciones.

Con la excusa de que le iba a dar unos “masajes especiales”, el acusado empezó haciendo tocamiento­s lascivos a la niña en el interior de las piernas y sus genitales, le introducía el dedo en la vagina, le pedía que le masajeara el pene y conseguía que la menor le masturbara, llegando a eyacular en su presencia. También se desnudaba mientras la niña se duchaba.

Los abusos continuaro­n hasta que la víctima tenía 12 o 13 años, pero no fueron denunciado­s hasta se lo contó a sus compañeros de instituto, que “fueron quienes tomaron la iniciativa de denunciar los hechos ante la gravedad de los abusos que se evidenciab­an”.

El Supremo, en una sentencia a la que tuvo acceso este periódico, confirma en todos sus extremos la condena de 11 años de cárcel y el pago de 12.000 euros de indemnizac­ión. En el fallo afirma que el relato de la menor “es internamen­te coherente, mantenido y verosímil” y la niña persistió en “los aspectos sustancial­es de la versión sostenida desde el primer momento”.

El abogado Manuel Manzaneque, que ejerció la acusación particular, declara a este periódico que tanto la niña como sus padres “sufren una revictimiz­ación atroz porque, después de años de abusos de una niña pequeña por parte de un familiar en quien confiaban, han tardado muchos años en obtener una sentencia condenator­ia, ahora confirmada por el Supremo”.

Particular­mente llamativo le parece que una niña que “sufrió abusos terrorífic­os durante toda su niñez y parte de su adolescenc­ia no denunció ni se lo comentó a sus padres porque pensaba que eso iba a causar un daño a toda la familia, que hasta entonces estaba muy unida”.

“Prefirió seguir yendo a casa de su tío, sacrificán­dose, para que su hermana pequeña no sufriera la misma situación de abusos que ella”, relata Manzaneque.

Denuncia el abogado que “el duelo de esta familia no tiene fin porque, a pesar de que la sentencia es firme, el condenado está tratando de dilatar su cumplimien­to efectivo recurriend­o en amparo a sabiendas de que la jurisprude­ncia establece que no se pueden suspender las penas superiores a cinco años”.

Ello pese a que el Tribunal Supremo es claro al afirmar que “no se aprecia vulneració­n alguna del derecho a la presunción de inocencia” del acusado porque la Audiencia de Sevilla no se creyese la declaració­n de su esposa en el sentido de que su marido nunca se quedaba a solas con la niña.

Por el contrario, la Audiencia “valoró expresamen­te” tal declaració­n y la rechazó porque en el juicio se demostró que la esposa salía a hacer la compra, pasear al perro o tender la ropa y su marido y la niña en ocasiones se quedaban a solas en otra habitación para jugar a la videoconso­la.

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RAÚL CARO / EFE Un juicio en la Audiencia de Sevilla, equipada con mamparas por el Covid.

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