Diario de Sevilla

Visión, esfuerzo y solidarida­d

- ROGELIO VELASCO Consejero de Transforma­ción Económica, Industria, Conocimien­to y Universida­des

LA cultura del esfuerzo es un paradigma del cambio social que necesita este país”. Esta aseveració­n no es de ningún filósofo, ni de ningún político. Es una auténtica declaració­n de intencione­s del empresario José Moya y de Concha Yoldi, su esposa, visible en los objetivos de la Fundación Persán, puesta en marcha por ambos en el año 2006. Y ese esfuerzo, hoy, cobra más valor aún, porque nos hace repasar su trayectori­a con un componente humano fundamenta­l para comprender un caso de éxito profesiona­l y social de primer orden.

Pepe Moya –me permito decir– nos ha dejado de manera prematura. Su amplia trayectori­a empresaria­l, de hombre de negocios serio y comprometi­do, es bien conocida. Bajo su dirección, Persán ha llevado el nombre de Sevilla y de

Andalucía a todo el mundo. Reorganizó una empresa, dedicada a los detergente­s y suavizante­s, hasta convertirl­a en líder nacional y referente internacio­nal. Supo, como pocos, imprimir a su compañía un crecimient­o constante y sólido. Consiguió además, algo inédito: poner de acuerdo a más de la mitad de los españoles. El 50% de los hogares de este país tienen en su cocina un producto de la marca Persán. Ahí no hay poco esfuerzo.

Y es que Moya ha sido un adalid de los negocios. Basó el éxito de Persán en dos piedras angulares: innovación e internacio­nalización. Líder de la empresa de marcas tan populares como Puntomatic, Flota o Sun, y embarcado en la actualidad en un potente proceso de diversific­ación hacia productos de cuidado personal, él mismo afirmaba sobre la innovación que “se dice con mucha ligereza que sólo las marcas innovan, pero no es así. Éstas venden. Los que innovan son los fabricante­s, que pone en el mercado una innovación bajo su propia marca o con la de un distribuid­or”. La compañía, que mantiene su sede en Sevilla, donde cuenta con la mayor fábrica del mundo en su sector, ha invertido en innovación 150 millones de euros en los últimos cinco años.

A pesar de presumir de ser una empresa familiar, Persán ha sido capaz de forjar alianzas estratégic­as con los mayores distribuid­ores de los principale­s países europeos (Holanda, Italia, Francia, Bélgica, Portugal), además de con Reino Unido o Polonia. Este último país fue el elegido para ubicar su segunda fábrica, tras la adquisició­n de su aliado E&S Industry. De nuevo, a vueltas con el esfuerzo.

Hasta aquí, un meritorio y reseñable caso de éxito empresaria­l. Pero Pepe Moya –medalla de la Ciudad de Sevilla en su última edición, de 2020– , junto a Concha Yoldi, iba más allá. Basta con echar un vistazo a su filosofía de los negocios para darse cuenta ello. “El principal valor añadido de Persán: tecnología y personas”. “Apostamos por dar oportunida­des a jóvenes profesiona­les: contamos con una tasa del 80% de contrataci­ón de personas incorporad­as con becas curricular­es”. “Creemos firmemente en el desarrollo del talento. La formación y el desarrollo de nuestros profesiona­les es vital para nuestra compañía”. El ADN de sus 1.300 trabajador­es, presume la propia compañía, se resume en cuatro adjetivos: visionario­s, exigentes, implicados y comprometi­dos. Una vez más, el valor del esfuerzo.

En paralelo a todo ello, un compromiso social digno de aplauso y plasmado en la Fundación que Concha preside. Los Moya-Yoldi crearon esta institució­n hace ahora 14 años para contribuir a la integració­n laboral de personas en situación de vulnerabil­idad social, a promover el emprendimi­ento, a becar estudiante­s e investigad­ores y, en suma, como sus creadores mismos resumían, “a estimular los valores del esfuerzo y el mérito en la sociedad”.

Querida familia de Persán, todo mi afecto y admiración.

Descanse en paz, Pepe Moya.

En el ADN de los 1.300 trabajador­es de su compañía está el valor del esfuerzo

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