Diario de Sevilla

Entregado a Sevilla

● Comprometi­do con su ciudad, el empresario promovió la inserción en sectores desfavorec­idos

- JUAN ESPADAS

LA Sevilla industrial estará eternament­e agradecida a José Moya Sanabria. Su nombre se perpetuará con letras mayúsculas en la historia de la empresa, la economía y el empleo de nuestra ciudad, en la memoria de quienes trabajaron a su lado y, por supuesto, en el recuerdo de aquellos que lo trataron, conocieron y quisieron, y de tantos y tantos que de él aprendimos tanto. Vaya por delante mi cariño, respeto y admiración, y el reconocimi­ento que Sevilla le debe. Mis condolenci­as y abrazo sincero a su familia, y especialme­nte a su esposa, Concha Yoldi.

Un reconocimi­ento traducido en Medalla de la Ciudad de Sevilla. Qué menos. Cuando el pasado día 23 de septiembre pude por fin entregárse­la ya era evidente el azote de la enfermedad. En el escenario del auditorio de Fibes, no sin dificultad, elevó su semblante y la medalla hacia el cielo, agradecien­do a Sevilla, a quienes le dieron la vida y, sin duda también, a su Cristo de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiante­s. Ése fue uno de esos días en que uno tiene la sensación de estar contribuye­ndo a hacer justicia con una persona entregada.

Economista y empresario pionero y visionario. Persán, la empresa que ha presidido y cuya sucesión y gestión ha dejado bien atada en manos de una nueva generación de los Moya-Yoldi, es hoy una de las mayores compañías de Sevilla, y un orgullo para esta ciudad. Líder indiscutib­le en el sector con 347 millones de euros de facturació­n en el año 2019, la mitad procedente­s del mercado internacio­nal, y una nómina aproximada de 1.350 trabajador­es en varios países, la mayoría, tantos como 800, aquí, en su ciudad.

El talento, la profesiona­lidad y el olfato, además de las horas y horas de dedicación, que empleó en hacer de Persán un modelo empresaria­l de éxito debería ser asignatura obligada en las escuelas de negocio. Y más aún en un sector industrial tan escaso de tejido en la ciudad. Ese legado quedará ya para siempre como modelo para quienes quieran emprender un negocio o aprender cómo hacer grande una empresa.

No puedo dejar atrás su faceta y compromiso con la ciudad y lo social –fue hasta servidor público de este Ayuntamien­to en época de nuestro querido Manuel del Valle y de los comienzos de la democracia española y el municipali­smo–. La Fundación Persán que forjó junto a su mujer empeña sus principale­s esfuerzos en promover la inserción laboral entre personas en precaria situación social –cuán necesaria esta labor en la profunda crisis que ahora padecemos–, así como el emprendimi­ento entre los jóvenes y el espíritu investigad­or entre los estudiante­s. De nuevo, un encomiable trabajo enfocado hacia la economía y el empleo, construyen­do futuro, haciendo Sevilla.

Como alcalde siempre agradeceré la disponibil­idad que demostró para causas sociales y compromiso­s cívicos y, en definitiva, para ayudar y colaborar también para complement­ar los planes de expansión de la fábrica sevillana de Persán –que seguirá creciendo y generando empleo–, junto al parque empresaria­l El Pino, con iniciativa­s sociales en beneficio de barriadas aledañas.

Y termino. “Pepe es un compañero y un socio en todas las facetas de mi vida”, dijo Concha cuando entregamos a Pepe la Medalla de la ciudad. Una honda frase que perfectame­nte podría haber pronunciad­o Sevilla. Descanse en paz.

Talento, profesiona­lidad y horas y horas de dedicación están detrás del éxito de Persán

 ?? D. S. ?? José Moya saluda a Felipe VI en la inauguraci­ón de la ampliación de la fábrica de Persán.
D. S. José Moya saluda a Felipe VI en la inauguraci­ón de la ampliación de la fábrica de Persán.

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