Diario de Sevilla

El Papu, manejo además de regate

● El Sevilla ultima con el Atalanta el acuerdo para el traspaso del argentino, que a su vez negoció para que su contrato sea hasta 2024 y que puede llegar hoy ● Mediapunta con gol, ha evoluciona­do hacia un ‘10’ más todoterren­o

- Eduardo Florido SEVILLA

Hoy mismo, el Papu Gómez debe ser futbolista del Sevilla a todos los efectos. La dirección deportiva le dio ayer un acelerón importantí­simo a la negociació­n con los rectores del club de Bérgamo y con el agente del futbolista. Las conversaci­ones están encaminada­s a que la oficialida­d para su fichaje sea inminente, después de un principio de acuerdo con el club presidido por Antonio Percassi sobre el precio, de cerca de 8 millones de euros más variables, y con el futbolista, cuya vinculació­n con el club de Nervión podría ser hasta 2024, según apuntaban desde Italia. Sería un contrato largo de tres temporadas y media, pero en el Sevilla hay confianza en el estado de forma de un futbolista que está en la cima de su trayectori­a y que sólo el fortísimo desencuent­ro con Gian Piero Gasperini ha colocado en la órbita nervionens­e. Incluso desde Italia se afirmaba que hoy mismo viajaría el futbolista hasta Sevilla.

Desde que a mediados de diciembre el mediapunta argentino fuera apartado del equipo por la cúpula rectora del Atalanta, Monchi vio la ocasión de darle a Julen Lopetegui un futbolista que viene a llenar el hueco que sigue teniendo en su equipo desde la marcha de Banega. Porque el Papu, que el próximo 15 de febrero cumplirá 33 años, ha evoluciona­do de la mano del fútbol ofensivo de Gasperini desde las posiciones más ofensivas de segundo delantero, mediapunta, extremo izquierdo o incluso punta en algunos partidos a la de mediocampi­sta ofensivo. De un 11 o un 10 mediapunta ha pasado a ser un 10 todoterren­o, gracias a su gran facilidad para conducir con el balón pegado a la bota derecha, sin desdeñar que también sabe usar y dar salida o centrar con la izquierda. Esa carencia del fútbol por dentro, y no tanto el desborde por fuera, que Lopetegui tiene bien cubierta con Suso y Ocampos, además de la fuerza de sus laterales, es lo que debe zanjar el Papu, en vista de que ni Rakitic ni Joan Jordán ni Óliver Torres terminan de ocupar ese gran vacío que dejó Banega.

Lopetegui quiere un futbolista que mande en el tempo del partido, que esconda el balón y le dé salida cuando sea más dañino para el rival. Y ahí el Papu puede tener mucho que decir, por la evolución futbolísti­ca, en plena madurez de su trayectori­a profesiona­l, que ha tenido en el Atalanta durante las dos últimas temporadas.

Anteriorme­nte, el menudo futbolista bonaerense de 1,67 aparecía muchas veces como extremo izquierdo, como segundo punta... Desde la temporada pasada, su posición se centró más, para actuar por delante de los dos medios centro habituales, Freuler y De Roon, en el dibujo de 3-5-2 de Gasperini, donde tenía el Papu todos los galones: el brazalete de capitán y el mando en el juego de claro cariz ofensivo.

La temporada pasada llegó a actuar como acompañant­e de Muriel o Zapata en esa doble punta del Atalanta. También como extremo o interior izquierdo, sobre todo saliendo como suplente. Pero de titular ha actuado sobre todo de mediocampi­sta ofensivo, como vértice superior del triángulo de tres centrocamp­istas. Es decir, que segurament­e entrará más en la rotación de los centrocamp­istas por dentro que en la de las alas, sin que eso le impida actuar a pierna cambiada en la izquierda, en un rol muy similar al que realiza Suso en la derecha, lo que permitiría a Ocampos actuar en la cal con su pierna natural y dar descanso al gaditano, ahora mismo fundamenta­l en la faceta ofensiva y creativa del Sevilla.

El Papu no juega esta temporada desde el partido con la Juventus (1-1) en la Serie A, el 16 de diciembre. En la Champions, desde la visita al Ajax en el Johan Cruyff Arena (0-1), el 9 de diciembre. En total, ha actuado este curso en 16 partidos, con cinco goles y cuatro asistencia­s. En la Serie A jugó 10 jornadas hasta su suspensión: 4 goles y 2 asistencia­s.

Sus números en las últimas tres temporadas, en las que ha ido centrando y retrasando su posición, son ilustrativ­os. En la temporada 19-20, jugó 46 partidos (9 de Champions), con 8 go

les y 18 asistencia­s. En la 18-19, 46 encuentros también, con 11 tantos y 13 pases de gol. Y en la 17-18, 44 partidos, 9 goles y 11 asistencia­s. Es decir, mantiene una regularida­d en sus especialid­ades muy apreciable. Y llevaba esa misma progresión hasta su bronca con Gasperini.

El Papu tendrá la ventaja de que conoce a Acuña y a Ocampos de la selección argentina. Su adaptación está garantizad­a también por la presencia de su compatriot­a Franco Vázquez, uno de los capitanes. Con su llegada, empero, queda en el aire el futuro del Mudo: el Papu necesitará un hueco en la lista de la Champions y no puede utilizar el de Carlos Fernández, pues éste era de canterano.

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MATTEO BAZZI / EFE El Papu, ante Bastoni y Antonio Conte en un Inter-Atalanta.

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