Sevilla cierra 2020 con 12.100 parados más y casi 30.000 puestos de trabajo destruidos
Los buenos datos del último trimestre aminoran el daño de un año laboral marcado por el virus
El año que acaba es muy malo para el mercado laboral, pero a tenor de los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que elabora el Instituto Nacional de Estadística (INE) no ha sido tan desastroso como se podía intuir allá por marzo y abril en lo que se refiere a paro y ocupación, por el colchón los ERTE, el aumento de la inactividad en el global del año y por un buen último trimestre.
Así, Sevilla suma sólo12.100 desempleados más en un año (la mayoría, mujeres, 9.800), hasta sumar 208.000; y pierde casi 29.900 puestos de trabajo (también la mayor parte mujeres, 23.500), hasta 718.900, una caída, esta sí, bastante sustanciosa. Los servicios se llevan el mayor batacazo, con 37.100 ocupados menos, de los que 25.900 son de comercio y hostelería. El resto de sectores resiste. La agricultura apenas baja en cien, la construcción crea 1.500 empleos y la industria 6.000.
Curiosamente, los datos de paro y ocupación contrastan con la estadística de afiliación y paro registrado: según el Gobierno, el número de afiliados solo cayó en 8.000 en la provincia en 2020, mientras que los desempleados se elevaron espectacularmente, en 38.068 (hasta casi 226.000).
En gran parte, la razón de este desfase, en lo que a los datos del paro se refiere, viene dada por la forma de contabilizar: en el caso del paro registrado, son los que se apuntan a los servicios de empleo, y muchos están siendo obligados a hacerlo para recibir prestaciones como el Ingreso Mínimo
Vital. Pero la EPA refleja los que buscan trabajo de forma efectiva y estos han disminuido drásticamente. De hecho, la población inactiva (la que no busca trabajo) ha aumentado en 27.900 y solo la mitad ha entrado en este segmento por cobrar una pensión. Es decir, hay una gran bolsa de parados ocultos que va aflorando a medida que la economía se normaliza. De hecho, ya en el cuarto trimestre se observa una disminución del número de inactivos de 11.500 personas en la provincia.
A ello hay que sumar los ERTE, con casi 25.000 afectados en la provincia en diciembre y que, en términos EPA, cuentan aún como ocupados y por lo tanto no son parados, a los que hay que sumar casi 12.000 autónomos en el último mes del año en cese de actividad.
Con este panorama, la tasa de paro de la provincia sube algo menos de dos puntos en un año, del 20,74% al 22,44%, un porcentaje ligeramente mejor que la media andaluza (22,74%) y bastante peor que la nacional (16,13%).
Además de por los factores mencionados anteriormente, el batacazo laboral se ha suavizado mucho gracias a un buen último trimestre, y pese a las restricciones impuestas por la Junta desde mediados de noviembre (la EPA recoge el periodo octubre-diciembre). Así, en la última parte del año la provincia ha creado 22.600 puestos de trabajo -–a mayor parte, 20.400, en el sector de servicios–, ha reducido el desempleo en 8.900 y en más de un punto porcentual (del 23,75% al 22,44%) la tasa de paro.
En lo que se refiere a la ocupación, sorprendentemente el último trimestre, pese a las restricciones, es el mejor desde 2015, aunque con el factor amortiguador de los ERTE. Y en cuanto al paro, la bajada respecto al tercer trimestre es incluso mayor que la de 2019 pero no que la de 2018.
Comercio y hostelería pierden casi 26.000 empleos y la industria gana 6.000