BORJA IGLESIAS, LA NOTICIA MÁS FELIZ
ESTA edición de Copa del Rey está siendo ciertamente placentera para el fútbol según Sevilla, nada que ver con la anterior. Caer en Miranda de Ebro con toda justicia y en Vallecas por la tanda de penaltis fue uno de los muchos baldones que la Copa echó sobre los nuestros. Fueron tantos los batacazos que se acuerda uno de Ceuta, Ipurúa cuando Ipurúa aún no era como hoy, que Anduva y Vallecas no hicieron más que engrosar la lista.
Hoy se sortean los cuartos de final y ambos continúan en el bombo para una cita más a una sola bala. Aunque el campo lo dictaminará el orden de aparición de las bolas, el hecho de que sea a un solo partido hace que las diferencias se atenúen y el interés que mana de la incertidumbre crezca. Y con el Barcelona como coco indiscutible aun cuando su potencial de hoy se halle en entredicho, lo cierto es que el camino hasta la final en la Cartuja no parece pared insalvable.
Y de cuanto acaeció en este camino copero hay detalles que se quedaron en la retina. La combinación que origina el segundo gol al Valencia es una obra coral tan brillante como la individual en el que le hace Rakitic al meta valencianista. En la acera contraria, nadie podrá dudar de las dificultades que opuso un equipo que sí quería sobrevivir en el torneo. Y en el tono épico de la pelea hay que resaltar el papel recitado por un hombre que se había quedado sin credibilidad, Iglesias.
Esa noche de prórroga y espesa niebla recobró mucho del crédito perdido el fichaje más caro de la historia del Real Betis Balompié. Tanto había descorazonado al bético que hasta se llegó a pensar en un caso de goleador irrecuperable. Sabido es que los que viven del gol están expuestos a sufrir rachas en las que un acierto parece milagroso. Ante la Real, Borja pasaportó a su equipo hasta cuartos, esos duelos que hoy se sortean y en el que estarán Betis y Sevilla. Suerte a ambos.
El chorreo de fútbol del Sevilla y la épica de la cita con la Real lucen en la gran noche del Panda