EN IPURÚA PASÓ SÓLO LO QUE QUISO EL SEVILLA QUE PASARA
SIN necesidad de exquisiteces, limitándose a nadar sin perder de vista la ropa, el Sevilla ganó en Ipurua sin despeinarse, como el que lava. Un gol de penalti de Ocampos y una delicadeza de Jordán fueron suficientes para que la tropa blanca haya pernoctado en la apetitosa tercera posición de la tabla. Y lo hizo en un campo de natural desagradable, pero que en este curso se está mostrando asequible a cuantos lo visitan.
Con un testarazo diáfano de Kike García al palo acababa el primer tiempo. En esa fase había dominado más el equipo de Mendilíbar, pero el que iba ganando era el Sevilla gracias a ese penalti que el VAR se encargó de señalar para subsanar el error del árbitro. Hay que ver la de errores arbitrales que subsana el VAR y en este partido ya había corregido al juez en una colisión de EnNesyri con Dmitrovic que había sido considerada penalti por el colegiado de cancha.
Y viendo qué había hecho cada cual, quizá pudiera considerarse excesivo que ya fuese ganando el Sevilla, pero los buenos equipos tienen estas cosas. En fútbol, un buen equipo gana cuando juega bien y empata cuando lo hace mal y eso lo está llevando cabo el Sevilla con presteza. Y para que pierda tiene el contrario que mostrarse clamorosamente superior y eso no es corriente en este Sevilla al que Lopetegui tiene saltando en la palma de su mano para no perder casi nunca.
Luego, el empuje del Éibar fue bajando progresivamente hasta quedar totalmente difuminado y cuando Jordán aprovecha un servicio raso de Áleix para marcar con suavidad, bien pudo señalarse el final. Faltaba casi cuarenta minutos para el fin, tiempo suficiente para que hubiesen pasado las cosas que pasaron el curso anterior, pero no hubo lugar para ello. Ni pudo el Éibar ni lo permitió este Sevilla prácticamente imbatible y que ya anoche durmió en la tercera plaza. Casi nada.
Sin despeinarse logró la tropa de Lopetegui una victoria que la llevó a dormir en tercera plaza