Diario de Sevilla

La importanci­a de ser prosaico

● Los sevillista­s volvieron a asumir riesgos con el balón atrás para abrir y desgastar al Eibar, pero esta vez no hubo groseros fallos individual­es ● Clave el enérgico trabajo del trío de arriba

- Juan Antonio Solís

Esta vez fueron dos las pérdidas del balón en zona comprometi­da y con la defensa saliendo, ambas de Koundé, que acabaron en un peligrosís­imo centro de Bryan Gil desde la izquierda (35’) y un tiro del extremo al poste (63’). Y sólo un descuido grosero en la marca, de Sergi Gómez ante Kike García en una falta que botó Edu Expósito desde la derecha y que el delantero cruzó demasiado con su cabeza (44’). Pero por lo demás, el ejercicio defensivo del Sevilla fue pulcro, sin concesione­s.

El año pasado, en este mismo campo, el equipo de Lopetegui dejó escapar tres puntos por el sumidero que, a la larga, no lo privaron de meterse en la Champions, pero que escocieron mucho por los errores de bulto de Koundé en la perdida del balón y posterior penalti, primero, y luego en la falta de entendimie­nto de Vaclík con Diego Carlos (empate) y la inexplicab­le barrera de dos hombres que situó el portero en el 3-2 de la remontada.

Ese día, el Sevilla había cuajado una fantástica primera parte invitando al Eibar a ejercer su presión adelantada y saliendo con decisión, en pases a la espalda de su zaga, hasta Dmitrovic. No había motivos para no repetir el plan y así lo hicieron los de blanco. Y aunque en esta ocasión no salieron tanto ni tan bien con la pelota como esa ocasión con Banega al mando, sí que supieron adaptarse a las particular­idades de este campo y de este equipo osado, fueron pacientes y con el gran trabajo arriba de Suso, En-Nesyri y Ocampos en labores ingratas (ir a los choques, correr hacia balones en desventaja, aguantar las tarascadas), los sevillista­s aprovechar­on sus contadas ocasiones.

DEFENSA

Mendilibar dispuso esta vez un 4-4-2, aunque la pujanza e insistenci­a de Bryan Gil por la izquierda, en el rincón de sus diabluras, hace que el Eibar juegue mucho tiempo con tres arriba: Kike García como un gladiador ante los dos centrales y Muto algo desplazado a la derecha, tratando de buscarle las vueltas a Rekik después de que Acuña se fuera lesionado a los siete minutos. La presión del Eibar incomodó mucho al Sevilla la primera hora de juego y las rápidas recuperaci­ones tan arriba activaron a Bryan, un extremo veloz, elástico, hábil y que elige siempre la mejor opción. Navas no lo detectó y encima volvió a dolerse de su musculatur­a. Y por el otro costado, Rekik empezó cometiendo demasiadas faltas, pero acabó haciéndose con su parcela.

Los riesgos asumidos de la zaga sevillista de sacar en corto la pelota siempre acabaron por desgastar al Eibar, que se mató a correr tras el balón. La última media hora, la zona ancha fue de los blancos con Jordán marcando los tiempos.

ATAQUE

La calidad, cada vez más pique y desahogo de Suso, la zancada de En-Nesyri y la batalla de Ocampos, con la ayuda de Jordán desde atrás, hicieron su trabajo en sus contadas llegadas.

VIRTUDES

Era un partido para ponerse prosaico y dejarse de delicadeza­s. La mayor parte de la Liga exige eso. bien lo sabe Simeone.

TALÓN DE AQUILES

Debilidad por los f lancos en la primera mitad.

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