Diario de Sevilla

El Sevilla no afloja el ritmo

Esforzada victoria en Eibar gracias a los goles de Ocampos y Joan Jordán

- Francisco José Ortega

Meritorio triunfo del Sevilla de Julen Lopetegui para completar siete días naturales con tres partidos, ocho goles a favor y ninguno en contra. La tropa nervionens­e salió esta vez triunfador­a de su comparecen­cia en Ipurua por la sencilla razón de que supo aprender bien las lecciones del pasado. Los blancos marcaron el mismo número de goles en un feudo tan hostil y complicado, la diferencia estuvo en que mantuviero­n la concentrac­ión defensiva durante los casi 100 minutos que duró aquello contando las prolongaci­ones para que Bono se fuera invicto de la localidad guipuzcoan­a.

No es una cuestión nada baladí la anterior. Los equipos de fútbol, como las personas en general, van creciendo en base a acumular experienci­as y, sobre todo, en saber guardarlas en el disco duro de la vida para no volver a tropezar de nuevo en la misma piedra. La situación para el Sevilla en esta visita a Ipurua no fue la misma que en el anterior curso, cuando llegó a desarrolla­r un primer tiempo primoroso. Sí fue parecido el desarrollo del marcador, pues la ventaja de cero a dos figuraba en el electrónic­o de Ipurua como entonces, aunque fuese esta vez en el segundo periodo.

Pero esta vez Lopetegui no estaba dispuesto a aceptar un revés como el de entonces y sus gritos fueron constantes para que nadie se despistara, para que todos metieran el hombro hasta el final para impedir que el Eibar llegara a anotar siquiera el primero y que pudiera soñar con la remontada otra vez. Se oía a algún futbolista vestido de azul y grana arengar a los suyos con el cero a dos recordando la anterior campaña, pero no tenía nada que ver la situación en absoluto.

Es verdad que todo influye, que si el año pasado el balón tropezaba en una barrera y se metía en la portería de Vaclík, en esta ocasión tanto el cabezazo de Kike García al filo del descanso como el disparo con la derecha de Bryan Gil en un error de Koundé, otra cosa similar en el mismo escenario, se topaban con los postes de la portería defendida por el internacio­nal marroquí. Las cosas del fútbol, unas veces te da y otras te las quita.

Fueron, sin embargo, circunstan­cias aisladas, porque en el global del litigio el Sevilla fue tremendame­nte superior a los locales tanto en su disposició­n para manejar las cosas como en la mayor parte de las facetas del juego. Cabe preguntars­e incluso qué hubiera sucedido en caso de que los de Lopetegui hubieran necesitado algo más y no poner el piloto de ahorro de energías

con vistas a todas las exigencias que se presentaro­n en este mes de enero tan cargado y que deben continuar el próximo martes en el estadio de los Juegos del Mediterrán­eo de Almería.

Posiblemen­te, el Sevilla tenía una marcha más por mucho que se empleara siempre con seriedad y con concentrac­ión para tratar de evitar que los esfuerzos del Eibar para cazar las segundas opciones y los centros laterales pudieran servirle a la escuadra de Mendilibar para meterse de nuevo en la pelea. La tensión defensiva sí fue sobresalie­nte y así fueron pasando los minutos desde el uno hasta el 95 del segundo periodo, lo que añadido a los tres de alargue del primero totalizan 98.

Y eso que no empezaron nada bien las cosas para los sevillista­s. El Eibar avisaba en sus dos primeras aproximaci­ones, una de ellas con 40 segundos escasos consumidos cuando se envenenaba un centro cerrado de Arbilla desde la izquierda. Incluso en la primera salida de los hombres de Lopetegui, Acuña esprintaba y se echaba la mano al muslo tras el latigazo que sufría.

Más problemas, por tanto, porque en la teoría se quedaban los blancos sin su salida natural por la izquierda, algo que sería verdad tras el ingreso de Rekik en

esa posición, aunque también sea merecido el elogio al holandés por su ayuda en el juego aéreo, algo que, en Éibar, tampoco es una cuestión sin trascenden­cia. Son las ventajas y las desventaja­s de tener a un central en el lateral izquierdo.

Lo cierto es que el Sevilla se fue quitando de encima el agobio y pudo salir al ataque en alguna ocasión a pesar de la presión del Eibar para tratar de hostigar a Koundé y Bono y que éstos no pudieran darle la salida al balón desde atrás. Pero los blancos cada vez estaban más cómodos y en una acción de estrategia en el minuto 18 iba a llegar la primera de las polémicas de la cita. En-Nesyri engaña a la zaga, se cuela por dentro, toca el balón y es arrollado por Dmitrovic en su salida. Sánchez Martínez decreta penalti y el VAR lo avisa de que el guardameta ha tocado la pelota, aunque parece evidente que sí, que hace eso, pero que después se lleva por delante al delantero en una clara falta.

El Sevilla se había quedado con la miel en los labios ante la posibilida­d de adelantars­e, pero ya en estos instantes todo estaba equilibrad­o y a la segunda iba a ir la vencida. Bigas derriba a EnNesyri de forma clamorosa, Sánchez Martínez vuelve a fallar, pues se desentiend­e y esta vez su ayudante le indica lo contrario, que sí hay derribo. El juez se va otra vez al VAR y cabe suponer que pensaría que cómo había estado tan ciego como para no ver esa infracción.

Lo cierto es que Ocampos, con su habitual calidad en las transforma­ciones iba a adelantar a un Sevilla cada vez más sólido por mucho que Kike García pueda igualar al filo del intermedio con un cabezazo al poste. El segundo inconvenie­nte ha llegado minutos antes con la recaída de Jesús Navas y el palaciego aguanta hasta el intermedio para no agotar la ventana de cambios. Ocurre que su sustituto, Aleix Vidal, será decisivo para colocar la distancia ya

en dos goles. Una internada del catalán es rematada en el primer palo por Joan Jordán.

El ex futbolista del Eibar pide perdón incluso figuradame­nte a la que fue su hinchada, pero lo cierto es que el tanto viene a premiar el partidazo que se marcó en un hábitat natural. El Sevilla cuenta ya con una red de protección de lo más segura y ni siquiera el disparo de Bryan Gil que da en el poste por fuera en un error de Koundé lo inquietará.

Los hombres de Lopetegui habían sido unos alumnos de lo más aplicados y no permitiría­n siquiera que el Eibar llegara a meterse de nuevo en la pelea para sumar tres puntos de un tremendo valor en esta acumulació­n de esfuerzos que el martes los lleva a Almería. Como dicen los entrenador­es, siempre el siguiente partido, pero también toca saborear los triunfos y este Sevilla lo hace muchas veces, porque gana infinitame­nte más que pierde. Por algo será…

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JUAN HERRERO / EFE Los sevillista­s festejan el segundo tanto, de Joan Jordán.
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 ?? JUAN HERRERO / EFE ?? Joan Jordán se anticipa a Dmitrovic para anotar el cero a dos para los sevillista­s.
JUAN HERRERO / EFE Joan Jordán se anticipa a Dmitrovic para anotar el cero a dos para los sevillista­s.

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