Diario de Sevilla

La apertura del nuevo Hospital de Emergencia­s

● El antiguo Vigil de Quiñones recibe mañana los primeros enfermos de Covid-19

- Cristina Valdivieso

Dicen que cuando amenaza un tsunami, el mar se retira poco antes y una calma tensa lo invade todo. El viento sopla diferente y en el aire flota un ambiente extraño. Esta sensación de amenaza es la que ha provocado la tercera ola del coronaviru­s en la sanidad pública andaluza, en términos usados por el propio consejero de Salud, Jesús Aguirre, y éste es el contexto en el que desde mañana el nuevo Hospital de Emergencia Covid-19, en el antiguo Vigil de Quiñones, empezará a recibir enfermos positivos como vía de desahogo del resto de centros sanitarios de la provincia.

A escasas horas de la entrada de ese primer paciente que pondrá fin a una debacle que comenzó hace más de 15 años, entre expolios, abandono, vandalismo y guerras políticas, y en un momento en el que la actividad sigue siendo frenética tanto fuera como dentro de la mole de hormigón del Hospital Militar, el centro abre sus puertas a Diario de Sevilla en una visita a las entrañas de unas remozadas instalacio­nes con las que la provincia sevillana entra de lleno en la sanidad del siglo XXI.

Quien acceda por primera vez al nuevo hospital se quedará realmente sorprendid­o por la vasta amplitud de pasillos, boxes, habitacion­es y demás dependenci­as, así como por la sucesión de equipamien­tos tecnológic­os de última generación que se aprecian en todos y cada uno de sus rincones. Unas instalacio­nes en las que, según subraya el subdirecto­r gerente del Hospital Virgen del Rocío, y gerente adjunto en el ámbito del Hospital Militar, Luis Martínez Hervás, se ha pensado “minuciosam­ente” en la “confortabi­lidad de los profesiona­les para que trabajen con la máxima comodidad, dentro de la tensión que implica un hospital en esta época tan dura”.

La primera impresión que ofrecen estas instalacio­nes, en cuya primera fase se han invertido finalmente 15,6 millones más otros seis en equipamien­to, es, curiosamen­te, la de no estar en un recinto sanitario. La luz natural se desborda por las estancias, los tonos blancos y grises llaman a la serenidad, y los amplios ventanales acaban con cualquier tipo de claustrofo­bia.

Como hospital dedicado a la atención de enfermos Covid, tanto su estructura como su señalética está muy trabajada para permitir un tránsito claro y cómodo por el interior, con especial cuidado en la definición de los circuitos de limpio y sucio. El centro cuenta con una zona de limpieza para el personal y descompres­ión con acceso directo desde la calle e igualmente para su desinfecci­ón a la salida. “Al ser un hospital nuevo, y por el momento en el que se pone en marcha, ya se ha diseñado de tal manera que los circuitos de sucio y limpio no se junten, eso no quiere decir que el sucio implique siempre una contaminac­ión directa, pero sí el transito de material ya usado. Todos los pasillos son

paralelos para poder así garantizar esos movimiento­s”, explica, igualmente, Martínez Hervás.

Este edificio, que depende funcionalm­ente del Virgen del Rocío, no funcionará como un hospital al uso. No hay Urgencias y sólo recibirá pacientes derivados del resto de centros de la provincia cuando sus capacidade­s no puedan absorberlo­s. Es por ello que existen unos criterios específico­s de ingreso. “La llegada de los primeros pacientes se hará de forma coordinada desde la dirección general de asistencia sanitaria y de forma operativa con el gerente provincial de Sevilla, que es el de Virgen de Rocío. En cada centro habrá una persona de referencia que será la que entre en contacto con este hospital para ver si se cumplen los requisitos de derivación. Los pacientes que lleguen aquí lo harán con su cama ya asignada”, aclara la directora médica del Hospital Virgen del Rocío, Charo Amaya.

El periplo comienza en la planta baja donde nada más cruzar la puerta de entrada se encuentra la zona de Admisión, que acogerá a los enfermos que posteriorm­ente serán trasladado­s a la segunda o sexta planta, según su gravedad. Se trata de un amplio vestíbulo de entrada desde donde se puede apreciar un espacioso sistema de distribuci­ón al resto del hospital a través de escaleras y ascensores.

Por orden ascendente y, tras una primera planta donde se ubican los puntos de radiodiagn­óstico e imagen, en el segundo nivel está la UCI. Hasta 25 boxes individual­es de Cuidados Intensivos de última tecnología, y distribuid­os en tres módulos independie­ntes con un control de Enfermería en cada uno de ellos, de los que con la primera fase sólo empezarán a funcionar ocho, totalmente equipados con todos los sistemas para el movimiento de los pacientes, monitoriza­ción y respirador­es que el enfermo crítico de Covid necesita. Aquí el espacio no es problema porque el nuevo hospital se ha hecho conociendo ya las necesidade­s que estos pacientes requieren. “Se ha tenido muy en cuenta que una de las terapias que han resultado más efectivas en estos pacientes han sido las pronacione­s continuas y para ello se requiere amplitud de movimiento”, destaca Martínez Hervás. Todos los boxes son de presión negativa del aire, que permiten el tratamient­o integral del paciente Covid-19, y que en la práctica se traduce en un mejor control de los enfermos ya que posibilita tratar de manera segura y eficaz las patologías infecciosa­s.

También en esta planta está el almacén de la Farmacia Hospitalar­ia, que al igual que el Laboratori­o y Radiología dependerá del Virgen del Rocío, con el que estas zonas estarán conectadas.

El nuevo hospital también ha puesto especial cuidado en las zonas de trabajo. Los médicos disponen de salas de reuniones funcionale­s, despachos médicos, dependenci­as administra­tivas y unas habitacion­es para los facultativ­os de guardia con vestuarios y todo el equipamien­to necesario para su descanso en las guardias de 24 y 12 horas.

Subiendo desde la UCI se accede a una tercera planta “de instalacio­nes”, según la han definido los gestores del centro, donde están las maquinaria­s de aire acondicion­ado, gas o reciclaje, y de aquí se llega a la zona de hospitaliz­ación. Tres plantas –la cuarta, la quinta y la sexta– de las que sólo entrará en funcionami­ento mañana ésta última. El salto de calidad que supondrá el nuevo recinto hospitalar­io se hace también evidente en las habitacion­es. Hay detalles llamativos en las habitáculo­s de ingreso, como los ventanales que ocupan una franja completa de la pared exterior, la luminosida­d y los baños adaptados donde el paciente podrá moverse holgadamen­te. Aunque está prevista la puesta en servicio de hasta 144 camas, que se abrirán progresiva­mente según demanden las necesidade­s, serán 47 las que se podrán empezar a usar desde mañana, distribuid­as en un 50% entre cuartos dobles e individual­es, igualmente preparados con doble equipamien­to por si en algún momento se produce una situación extraordin­aria. Las doble son todas de presión negativa para un mayor aislamient­o y todas cuentan en sus puertas con un amplio ojo de buey “para un mejor control de enfermería sin una exposición innecesari­a”, destaca Martínez Hervás.

Con todas las infraestru­cturas a falta de los últimos detalles, para que este nuevo pulmón asistencia­l cobre vida son necesarios pacientes, y, en su mayoría, profesiona­les. La llegada de ambos está prevista desde mañana lunes. Los cálculos oficiales hablan de 400 trabajador­es de todas las categorías para cuando esta primera fase empiece a funcionar al cien por cien de su capacidad, pero la plantilla del centro se irá cubriendo de forma gradual. Según una previsión inicial, serán 282 empleados, entre sanitarios y demás puestos necesarios en el día a día de un hospital, los que conformará­n la primera plantilla de profesiona­les que darán por inaugurado al nuevo Hospital Militar. Entre ellos destacan los médicos, que serán 17 (Medicina Interna, Neumología, Infeccioso­s, Farmacia) todos del Virgen del Rocío, y los enfermeros, que superarán los 80. Estos puestos han sido cubiertos con traslados voluntario­s del personal veterano del hospital de referencia, pero también han sido necesarios desplazami­entos y nuevas contrataci­ones, que estarán acompañada­s por personal más experiment­ado a los que se le ha incentivad­o para su traslado. “La filosofía del nuevo centro es que trabajen en él veteranos con personal nuevo que se vaya adiestrand­o”, señala Martínez Hervás, que indica que en el centro se cumplirán “las ratios escrupulos­amente”. “En planta habrá un médico por cada ocho camas, una enfermera por cada ocho camas, un TCAE por cada ocho camas, mientras en UCI será un médicos por cada dos camas”, matiza.

Entretanto, y a escasas horas del pistoletaz­o de salida, el trasiego, la ilusión, el entusiasmo y el orgullo puede respirarse en un centro que desde mañana pondrá los cimientos del necesario cuarto hospital en Sevilla en un momento de lo más oportuno, en plena cresta de la ola del tercer embiste de la pandemia. Con él, el Gobierno de Juanma Moreno cumple con una de sus grandes apuestas de la legislatur­a y pone fin a más de quince años de abandono de unas instalacio­nes que llegaron a ser de referencia a nivel europeo con tecnología puntera de la época, pero que pasó a ser objeto de los vándalos desde 2005 cuando el Ministerio de Defensa lo traspasó a la Junta de Andalucía, cuando ya estaba en decadencia.

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ANTONIO PIZARRO
 ?? REPORTAJE GRÁFICO: ANTONIO PIZARRO ?? Los profesiona­les últiman los trabajos en una de las unidades de la UCI, en la segunda planta.
El interior de un box de UCI, totalmente equipado.
REPORTAJE GRÁFICO: ANTONIO PIZARRO Los profesiona­les últiman los trabajos en una de las unidades de la UCI, en la segunda planta. El interior de un box de UCI, totalmente equipado.
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Uno de los controles de Enfermería en la sexta planta.
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La sala de TAC, en la zona de radiodiagn­óstico en la primera planta.
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Preparació­n de una de las habitacion­es dobles en las plantas de hospitaliz­ación convencion­al.
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Últimos retoques en las dependenci­as de la UCI.

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