CONTEXTOS

ME pongo en un canal de pago un reportaje sobre el Athletic y compruebo con estupor que una enorme pancarta con un lema utilizado por ETA y su entorno – Jo ta ke irabazi arte– ha venido a rellenar el hueco dejado por los aficionados –un estadio vacío es un esqueleto de multitud, según Benedetti– en uno de los fondos de San Mamés. Es verdad que la frase, descontextualizada, significa simplemente “dale duro hasta vencer”, pero cualquiera que conozca Euskadi sabe que eso es mucho descontextualizar. Desligado de su contexto, El trabajo te libera sería también un eslogan muy apropiado para la camiseta del Getafe, equipo conocido por su laboriosidad, pero al presidente Torres no se le ha pasado por la imaginación que sus jugadores exhiban en el pecho la consigna que presidía la entrada de los lager. Al parecer, para el nacionalismo –político o deportivo– rigen normas distintas; así que propongo un tifo para los partidos de la Eurocopa que disputará la selección en Bilbao: ¿qué tal un vibrante Arriba España, debidamente descontextualizado, sobre un cartelón rojigualdo desplegado a lo largo de la tribuna? San

Mamés, que se precia de ser ELC –Espacio Libre de Contextos– seguro que lo acoge con entusiasmo.

Cuando se cumplen setenta y seis años de la liberación de Auschwitz, el antisemitismo vuelve a ganar terreno peligrosamente. Aunque hay un negacionismo grosero, categórico, que rechaza la existencia misma del Holocausto, es más frecuente en estos tiempos el fenómeno desviacionista, que utiliza estrategias como la trivialización o la transferencia de la culpa a otros ejércitos distintos del alemán. Fernando Paz, habitual de las tertulias ultras de la tele digital y candidato interruptus de Vox, considera que la mayoría de los judíos murió por enfermedades o fusilada por las poblaciones locales del Este de Europa. Paz, como otros historiadores revisionistas, no niega tajantemente el Holocausto, pero lo “pone en contexto”. Y matizar con intención exculpatoria es una forma artera de negar.

Hasta hace dos días eran un modelo de candor, pero los barandas de Disney han “despertado” y reconocen por fin que Peter Pan, Los aristogatos y otros clásicos de la casa representan unos estereotipos “que estaban equivocados entonces y están equivocados ahora”. Y como guerreros –conversos– de la justicia social, se comprometen a “crear historias con temas inspiradores que reflejen la rica diversidad de la experiencia humana en el mundo”. No, a Dumbo no le han reducido las orejas, le han ampliado el contexto.

¿Qué tal un vibrante ‘Arriba España’, debidamente descontextualizado, sobre un cartelón en San Mamés?