Diario de Sevilla

CON VOX, SIN VOX

- PABLO BUJALANCE @pbujalance

QUE Pablo Casado haya comenzado la campaña electoral en Cataluña lanzándose a degüello contra Vox revela, en gran medida, que el mismo Casado sabe bien que no tiene que perder mucho con la estrategia. Si salieran las cuentas para un acuerdo a la andaluza, segurament­e el tono habría sido muy distinto. Como, sin embargo, parece estar todo el pescado vendido, y dado que la dureza discursiva contra Abascal parece arrojar efectos positivos en el tablero nacional, pues nada, ahí vamos, dale que te pego, a comparar a Vox con Bildu por la coincidenc­ia en la abstención respecto al reparto de

los fondos europeos. Resulta paradójico, cuanto menos, que Casado acuse a Abascal de dar carta blanca a Sánchez para la creación de un fondo de reptiles similar al que disfrutamo­s en Andalucía en su momento. Y digo que es paradójico porque el Gobierno que propició el relevo en San Telmo cuando todo amanecía podrido de corrupción en la comunidad fue posible gracias, cuanto menos, al nihil obstat de Vox. Por supuesto que Casado puede presentar al partido de Abascal como enemigo público número uno, desmereced­or del último vaso de agua; pero, ¿no tiene nada que decir respecto al hecho de que la solución andaluza pasase por el sí necesario de Vox? ¿No queda ahí una incógnita digna de ser despejada?

Es de suponer que, desde aquella confrontac­ión en el Congreso que consagró a

Casado como un Disraeli con el aspecto del yerno perfecto (ya se nos olvidaron sus ligeras apreciacio­nes sobre las fosas comunes), cada nueva embestida del líder popular contra Vox se percibe desde la Junta de Andalucía con cara de póquer: ah, sí, bueno, ejem, pero lo nuestro es distinto. Pasemos a otra cosa. Es evidente que, en Andalucía, el partido azul y el verde no van a llegar enfadarse tanto como para tirarse los trastos, por la cuenta que les trae; pero que el principal escollo a la coherencia de Pablo Casado, el primer pero a su desapego respecto a Abascal, tenga a Andalucía como contexto claro e inconfundi­ble, vuelve a despertar sospechas respecto al peso específico de la política andaluza en España, de la importanci­a de la pieza del sur en el tablero. Si, realmente, a Casado le beneficiar­a en su carrera presidenci­al enseñarle a Vox el colmillo, se cuidaría mucho de simular cualquier tipo de acuerdo o alianza en Cataluña; en Andalucía, ay, parece que importa menos.

O parece que la integridad se resiente menos si la incoherenc­ia lleva el sello andaluz. Igual haría bien Casado en hacer referencia a la cuestión en vez de tanto soslayo. O de tanto hacerse el tonto. Con perdón.

En el tablero nacional, parece que la integridad se resiente menos si la incoherenc­ia lleva el sello andaluz

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