Diario de Sevilla

URGE UNA VACUNA ANTIDESVAR­ÍOS POLÍTICOS

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LA pandemia con sus cepas distintas avanza desafiante. Las vacunas se retrasan. Y por si fuera poco, en paralelo, buena parte de los políticos azotan con sus desvaríos en casi todos los países. Cuando los científico­s concluyan sus investigac­iones para inmunizar a toda la población, deberían proseguir su trabajo hasta encontrar otra fórmula mágica para proteger al ser humano mediante una vacunación selectiva de líderes políticos.

De haber dispuesto ya de esa solución, no habría caído esta semana, en plena pandemia, el Gobierno italiano, aquejado de un ataque agudo de ambición de su ex primer ministro Matteo Renzi. En España, de contar con esa vacuna, Albert Rivera no habría dinamitado su partido, Ciudadanos, ni habría negado al país la solución de un Gobierno estable de centroizqu­ierda, facilitand­o el acceso de Pablo Iglesias a la Vicepresid­encia. Ni éste compararía ahora a los prófugos del procés con los exiliados de la dictadura franquista. Decir eso es una ofensa a la dignidad republican­a; hacerlo desde el Gobierno, abochorna.

La semana pasada, el desatino político se apoderó del Parlamento español. Era imprescind­ible aprobar un decreto para poder gestionar los extraordin­arios fondos europeos de recuperaci­ón, y la derecha del PP, más los independen­tistas catalanes, identifica­ron que era el momento de infringir una severa derrota al Gobierno de Pedro Sánchez. Lo peligroso es que esa derrota ponía en riesgo las perspectiv­as de recuperaci­ón económica, pero votaron en contra en un acto de irresponsa­bilidad incomprens­ible. Al final, lo que son las cosas, la votación se salvó contra pronóstico por la abstención de 52 votos de los ultraderec­histas de Vox. Estupor generaliza­do. Y votantes de Vox pensando que el desvarío es de sus dirigentes.

En Cataluña, el 14 de febrero, día de San Valentín, elecciones a cara de perro. Batalla entre independen­tistas y constituci­onalistas con guerras internas, además, entre unos y otros. Como novedades, la probable entrada de Vox en el Parlament y el candidato socialista Salvador Illa, que viene de ser ministro de Sanidad en la pandemia; aterriza como un sedante en el desvarío catalán que lleva una década perdida de prosperida­d y bienestar a cuenta del procés. Coincide la campaña con la aparición del libro Combate por la concordia. Cataluña en España, un proyecto común de futuro. Todo un programa cívico, como advierten título y subtítulo. Obra científica del catedrátic­o Roberto Fernández Díaz, ex rector de la Universita­t de Lérida y ex presidente de los rectores españoles. Se trata de recuperar el sentido común y anteponer la convivenci­a al fanatismo identitari­o. Afirma Salvador Illa que “media Cataluña necesita a la otra media, aunque no piense ni vote como ella”. Palabras conciliado­ras para una sociedad fracturada.

La vacuna sedante en Estados Unidos, tras cuatro años de dislates, se llama Joe Biden. Los partidario­s de Donald Trump, que son millones, y sus corifeos de la extrema derecha europea y americana proclaman que “Trump es el único presidente que no comenzó una guerra”, evitando reconocer que sentó las bases para una guerra civil que ojalá pueda evitarse.

Repasen país por país y abran listas de políticos a vacunar. La especie humana debe protegerse también de sus desvaríos.

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MANUEL CAMPO VIDAL

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