Diario de Sevilla

Fijan, limpian y dan esplendor a Cantora

● Kiko Rivera desvela que su madre ponía a las fans a adecentar la finca ● Hacienda sigue la pista de la cantante tras hablar el ‘dj’

- DIEGO J. GENIZ

MIRE usted por dónde el primer mes de 2021 se nos ha ido. Una hoja del almanaque ya está arrancada. Quitada de cuajo. La cuesta de enero ha sido más empinada que de costumbre. Entre el bolsillo esquilmado, los malditos contagios, Filomena, terremotos y otros desastres varios, más que una cuesta esto ha sido la subida al Alpe d’Huez del tour galo. (Sí, esa competició­n ciclista que tan plácidamen­te vemos en las tardes veraniegas cuando caemos en manos de la modorra).

Pues llegados ya al primer puerto del año –que, como dijimos, poco tiene que envidiarle por ahora al 2020– iniciamos un mes de febrero que vendrá huérfano de las máscaras propias del carnaval. Aunque lo que se dice carnaval lo seguimos teniendo, como el pan nuestro de cada día, en todos los ámbitos sociales. Desde la política al mundo del corazón. Aquí no se escapa nadie de ese trazo brusco, burlón y caricature­sco con el que nos disfraza a menudo la más cotidiana realidad. “Lo veo muy filosófico, baje usted el nivel, que es lunes”.

Pues resulta que para carnaval el que se sigue viviendo en Cantora. Me imagino que a estas alturas ya sabrán la última con la que se ha presentado aquel pequeño del alma, padre ya de tres criaturas y español de familia numerosa. El hijo de la Pantoja (Maribel para los amigos) se fue otra vez a la cadena de Fuencarral (un barrio de la Villa y Corte de Madrid) para despachars­e bien a gusto sobre su progenitor­a. Entre otras lindezas que dijo de ella el marido de Irene Rosales no puede pasarse por alto la referida al especial trato que dispensaba la cantante a las fans (inclúyase también aquí el masculino) que se acercaban hasta la finca que en su día fue de Paquirri para venerarla en persona.

Llegados a aquellos dominios –convertido­s desde hace tiempo en el kilómetro cero del chismorreo español–, la tonadiller­a tuvo la feliz y emprendedo­ra idea de poner en marcha lo que tan de moda estuvo hasta antes de la pandemia: el turismo activo. “¿Me lo explica?”. Le cuento: resulta que Isabel y su hermano, el tito Agustín, no estaban dispuestos a aceptar que las legiones de fans tuvieran un papel pasivo en estas visitas y se limitaran a ser convidadas de piedra. Ni mucho menos. La otrora viuda de España quería hacer de ellas personas de provecho, así que no se le ocurrió idea mejor que ponerlas a encalar la finca. Y cuando hubieron terminado con esta típica labor, las mandó a escamondar la cocina, que ya se sabe cómo quedaban aquellos dominios tras las fiestas y agasajos que solía brindar Isabel a sus allegados en días de vino y rosas. En fin, que las fans le dejaban Cantora como los chorros del oro. Sin una mota de polvo. A prueba de aquellos anuncios míticos de fregasuelo­s y otros productos de pulcritud.

“En definitiva, que la Pantoja se ahorraba un buen dinero a costa de sus seguidoras”. No sea mal pensado. Era turismo activo. O coworking, si nos ponemos en plan moderno (y cursi). Las seguidoras se lo dejaban todo como una patena de limpio y ella, además de recompensa­rles con su grata presencia, se arrancaba de vez en cuando con algunos de sus temas más conocidos. ¡No me digan que no es emprendimi­ento, sostenibil­idad y otros tantos conceptos tan en boga (y en la boca) del pensamient­o políticame­nte correcto! Y arte, mucho arte. Porque no cualquiera sirve para convencer y disponer así. “Más que arte, yo emplearía otro término”. No se me avinagre, que es lunes.

El caso es que el menor de los tres hijos de Paquirri, con tanto hablar de la madre y de sus gestiones monetarias, ha puesto sobre la pista a Hacienda. “¡Con el Fisco hemos topado!”. Y ya saben ustedes lo que ocurrió con aquellas famosas bolsas negras de basura que mencionó Maite Zaldívar en un programa de televisión dedicado a temas del corazón y otras vísceras. “Mejor no pensarlo”. Pues nada, que a la cantante se le ha hecho muy cuesta arriba este enero. Y tanto.

Por cierto, no puedo completar esta columna sin felicitar a Su Majestad, el Rey Felipe VI, que ha cumplido 53 años. El monarca lo ha celebrado en la más estricta intimidad. ¡Ay, qué tiempos aquellos en los que los cumpleaños de los famosos llenaban el papel couché!. Volverán. Seguro. “¿Como las golondrina­s de Bécquer?”. Mejor: como las fans de la Panto, a Cantora encalar.

Felipe VI ha celebrado sus 53 años en la más estricta intimidad

 ?? EUROPA PRESS. ?? Vista general de la finca Cantora, epicentro del cotilleo patrio.
EUROPA PRESS. Vista general de la finca Cantora, epicentro del cotilleo patrio.
 ?? D. S. ?? Imagen de archivo de las fans recibiendo a Isabel Pantoja.
D. S. Imagen de archivo de las fans recibiendo a Isabel Pantoja.
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