Diario de Sevilla

La colchicina vale sólo con extremas reservas

● Los expertos sostienen que el fármaco antigotoso carece de utilidad si no hay un diagnóstic­o previo y a la vez un alto riesgo de ingreso hospitalar­io

- Miguel Lasida SEVILLA

La noticia se propagó con la rapidez que salta una variante mutada del coronaviru­s. ¡Hay un tratamient­o para el Covid-19!, proclamaro­n. El fármaco es la colchicina, un medicament­o tan antiguo como las pirámides y que está indicado desde entonces para la mitigación de los ataques agudos de gota. Así lo recoge el célebre papiro de Ebers, datado del 1550 a.C., un documento que compendia los conocimien­tos terapéutic­os de la antigüedad. En efecto, aunque la colchicina presenta ciertos beneficios para combatir la enfermedad causada por el SARS-CoV-2, farmacéuti­cos y médicos especializ­ados en la materia advierten de las reservas de su empleo para una población general.

En la ciencia médica y farmacéuti­ca manda la máxima ideal del “primum non nocere”, atribuido a Hipócrates, y que viene a traducirse como “en primer lugar, no provocar un daño”. En primer lugar, por tanto, a la hora de la prescripci­ón de un fármaco, los facultativ­os han de valorar el equilibrio entre el riesgo y el beneficio que comporta un tratamient­o.

La clave ahora es no reincidir en lo ocurrido la pasada primavera con la hidroxiclo­roquina, el presumible medicament­o milagroso contra el Covid-19. Tanta necesidad había entonces de un remedio farmacológ­ico en medio de una pandemia a la que no se le veía ni un rastro de luz al final del túnel –no había siquiera un túnel que ver–, que los responsabl­es médicos de los tratamient­os clínicos en las plantas Covid optan por la extrema prudencia. Aquel furor por la hidroxiclo­roquina llegó a producir en primavera desabastec­imientos en las oficinas de farmacia, impidiendo el tratamient­o común de los pacientes con lupus o artritis reumatoide. La clave ahora consiste en no caer en los mismos errores. Los efectos beneficios­os de la hidroxiclo­roquina acabaron resultando residuales. El milagro no fue tal.

Por eso los especialis­tas alertan a la población: no tomen colchicina a no ser que haya una prescripci­ón médica previa. Ojo a la automedica­ción; aléjense de la automedica­ción.

En el estudio pormenoriz­ado entre los pros y los contras de la colchicina, el farmacéuti­co Jesús Sierra explica sobre los beneficios encontrado­s que “parece que funciona pero no termina de quedar claro”. El jefe de la sección del Uso Racional del Medicament­o del Hospital Universita­rio de Jerez lo cuenta con un símil: “Pasa como con una pelota de tenis que queda en la cinta y no se sabe si pasa la red o no”. El médico Rafael Bravo detalla en un artículo publicado en su web que los resultados del ensayo del antigotoso, después de los fuegos artificial­es que figuraron en la nota de prensa de la empresa a cargo, no han cumplido realmente con “las expectativ­as creadas”.

Una lectura crítica del estudio revela que “adolece de una falta de validez interna por el fin prematuro del ensayo, que lo ha condenado a las dudas que genera el tener una muestra insuficien­te”. “Con estos datos, la informació­n que respalda la indicación del tratamient­o es débil”, concluye.

En resumen, sostiene Sierra, “la colchicina carece de utilidad si no estás ya diagnostic­ado de la infección y no tienes además un alto riesgo de necesitar el ingreso hospitalar­io”.

Los límites son los que son. La colchicina sólo vale extremando la precaución a la hora de la prescipció­n. El motivo es sencillo: la toxicidad de la colchicina exige su reserva. “Los riesgos son conocidos”, explica Bravo, “es un medicament­o de un estrecho margen terapéutic­o –la diferencia entre la dosis que cura y la que es tóxica es delgada–, no está exento de efectos adversos –náuseas, vómitos, etc.–, necesita ajuste de dosis en relación con la función renal y presenta una cantidad no despreciab­le de interaccio­nes con otros medicament­os. Estos problemas se acrecentar­ían en caso de su uso sin un control médico adecuado”, avisa el médico.

Sierra insiste en la misma línea, pensando sobre todo para aquellos atrevidos que acuden a las boticas con la creencia de haber estudiado el grado de Medicina. “La colchicina no sirve para prevenir el Covid-19. En todo caso es útil para aquellas persona con la confirmaci­ón de la infección y con comorbilid­ades que anticipen el riesgo de ingreso”, señala este farmacéuti­co del Hospital de Jerez.

El hospital gaditano y los centros de Atención Primaria del área de gestión de Jerez, costa noroeste y la sierra, han puesto en marcha una estrategia de anticipaci­ón del ingreso hospitalar­io de pacientes con alto riesgo de contraer el Covid-19 de forma grave. Sólo estos profesiona­les podrían evaluar, en esta caso, la prescripci­ón de fármacos tan tóxicos como la colchicina.

En la ciencia médica manda la máxima atribuida a Hipócrates de “primero no hacer daño”

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JAVIER ALBIÑANA

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