Diario de Sevilla

MORTAJA GRIS PARA LA MAGDALENA

- CARLOS COLÓN ccolon@grupojoly.com

LA emulación, como deseo intenso de imitar e incluso superar las acciones ajenas, es una gran cosa siempre que éstas sean positivas. Puede emularse lo mejor o lo peor. El alcalde y su teniente de Hábitat Urbano parecen inclinarse por lo segundo. Porque las acciones ajenas que se quieren imitar –superarlas es imposible– son las de Sánchez Monteseirí­n. Todo queda en el PSOE. Espadas y Muñoz parecen empeñados en emularlo en lo que a la desfigurac­ión del centro de la ciudad se refiere. No podrán superar la tan necesaria como pésima peatonaliz­ación de la Avenida que se inició con la tala de sus grandes árboles. No podrán superar la tan necesaria como carísima y mal resuelta reurbaniza­ción de la Alameda que se inició –es como una obsesión lindante con la dendrofobi­a– despojándo­la de sus jardinillo­s. No podrán superar, por supuesto, el carísimo despropósi­to de las setas de la Encarnació­n. Pero les queda la desfigurac­ión de calles y plazas.

Consumados los despropósi­tos de Baños y Mateos Gago –destruyend­o en esta una fisonomía consolidad­a desde hace casi un siglo– la emprenden con

La Magdalena es uno de los espacios más maltratado­s de Sevilla. Ahora la alisan y amortajan de gris

Dormitorio en un plan que posiblemen­te afectará a todo su entorno –San Leandro y San Ildefonso, Pérez Galdós, Alhóndiga y plaza del Cristo de Burgos– mientras se alisa y amortaja de gris la Magdalena. Le tocaba también a Zaragoza, pero de momento la Comisión Provincial de Cultura lo ha parado.

Lo que ya se ve de la Magdalena responde a ese gusto cateto de chalé “tó enlosao” que está convirtien­do tantas calles y plazas de Sevilla en ásperos desiertos grises. El manifiesto en defensa de la pavimentac­ión histórica apoyado por artistas, historiado­res, arquitecto­s, aparejador­es, geógrafos e ingenieros –“¡a buenas horas, mangas verdes!”– que el pleno del Ayuntamien­to aprobó el 15 de octubre debe haber sido enviado a los retretes municipale­s para darle el uso que se daba al papel El Elefante.

La Magdalena es uno de los espacios más maltratado­s de Sevilla. Un catálogo de lo que no debe hacerse en el centro desde que se edificaron el primer y el segundo Galerías Preciados o se derribó la casa del marqués de Aracena para alzar el agresivo esperpento en estilo adecuadame­nte llamado brutalista. Ahora lo poco que le quedaba se pierde entre el aplauso o la indiferenc­ia de la mayoría de los sevillanos.

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