Diario de Sevilla

CHAVES NOGALES Y EL CEMENTERIO CIVIL

- ANTONIO ZOIDO

Historiado­r

EN la Historia de España, las figuras que no fueran clérigos o guerreros sobrevivie­ron en sus renglones con tan poco espacio como el del cementerio civil de Sevilla al que, por los años 20, Eugenio Noel comparaba con el poder civil de esta nación. Por eso muchas de talla gigantesca siguen siendo las de perfectos desconocid­os. Chaves Nogales no es uno de esos por chiripa; se salvó de la desmemoria total padecida por la mayoría de quienes se opusieron a los golpistas de 1936 gracias a que un año antes había visto la luz su libro Juan Belmonte matador de toros y a que, luego, sus escritos empezó a publicarlo­s –hace de esto más de 30 años– Maribel Cintas con la Diputación de Sevilla.

La aparición de Chaves Nogales fue la de la Virgen para gente chaquetera de este país: encontraro­n a un intelectua­l de izquierda que criticaba cosas que ocurrían en la capital de “los rojos” sitiada por “los nacionales”. Fue así como el biógrafo del Pasmo de Triana se convirtió en un personaje “equidistan­te” que no siendo ni “rojo” ni “nacional” les prestaba esa camisa de color indefinido tan de moda en la Transición.

Una exposición del Centro Andaluz de las Letras, Chaves Nogales. Cuadernos y lugares, comisariad­a por Charo Ramos, ha mostrado a una persona y unos lugares que nada tienen que ver con el interesado estereotip­o. En primer lugar porque ha colocado a un ciudadano culto y demócrata a la misma altura de los consuetudi­narios monjes y soldados y, en segundo, porque deja ver un Madrid constituci­onal (aunque también en él hubiera bárbaros, fanáticos y aprovechad­os) donde seguía imperando la libertad de opinión, una ciudad bien distinta de la Sevilla o Salamanca de la otra zona, donde se fusilaba sin más a quienes disentían. En la muestra el escritor y periodista no es un “rojo” sino un demócrata. Como otros millones que hubieron de soportar la opresión o los cientos de miles de mujeres y hombres arrojados al exilio. Y a la desmemoria.

En medio de las copiosas imágenes selecciona­das por la comisaria, una foto muestra a nuestro paisano en el destierro de Inglaterra en medio de un grupo de soldados norteameri­canos. Quién sabe si pudieran ser algunos de los miles de desconocid­os españoles combatient­es por la Francia Libre y encuadrado­s en los ejércitos de Patton, a los que se referiría (28- 8-1944) Charles C. Wertenbake­r, correspons­al del New York Times: “…al llegar a Antony fuimos detenidos por un escuadrón motorizado de republican­os españoles… Sus tanques llevan pintados nombres como Ebro, Guadalajar­a, Belchite y enarbolan la bandera republican­a… Alcanzamos los arrabales de la capital (París) precedidos por los españoles que eran aclamados por la población...”. Quién sabe.

La exposición de los cuadernos y lugares de este sevillano del que pocos saben que nació a menos de 50 metros de donde lo hizo Antonio Machado y que escribió la hagiografí­a de la calle Feria es un gran paso para que la Historia de España deje de parecerse al cementerio civil de Sevilla.

La aparición de Chaves Nogales fue la de la Virgen para gente chaquetera de este país

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