Obras de usar y tirar
En esta preciosa ciudad ya va siendo habitual, en las obras, esa famosa frase de usar y tirar. Me refiero a esas famosas obras, faraónicas en muchos casos, con elevados presupuestos y que en algunas ocasiones son obras necesarias y en otros obras de las que sólo los políticos ven su necesidad y sobre las que los ciudadanos se preguntan: “Y esto para qué vale?”. En este caso me voy a referir a la gran obra de la Avenida del Greco, en la que, una a una, se van cumpliendo cada una de las deficiencias que en su momento denuncié públicamente en este periódico. Cabe recordar que esta ejecución tuvo un coste de aproximadamente 2,5 millones de euros. Éste es el claro ejemplo de obra de usar y tirar y cuya entrega coincidió, como muchas de estas obras, en época de elecciones municipales. Se vendió como una obra con nuevas tecnologías por una ciudad saludable y ecológica que iba a servir de ejemplo para las grandes urbes de Europa, y espero y deseo que nadie haya copiado esta “obra maestra” de la ingeniería. Y paso a detallar lo que sin llegar a cumplir los dos años desde su entrega ya no funciona.
Eliminaron el acceso y la parada de ambulancias y en su lugar pusieron una gran fuente de mármol de dudoso gusto y máquinas de ejercicio. Pues bien, la fuente hace meses que no funciona y cuando llueve se estanca el agua, con el consiguiente riesgo que las aguas estancadas provocan, y encima a las puertas de un centro de salud, y sobre las máquinas de ejercicio, de las cuales los usuarios hacen un uso mínimo, por no decir nulo, está claro que las personas que van a un centro de salud no están para hacer mucho ejercicio. Se instalaron además tres tipos de regadíos para las plantas: uno por goteo subterráneo que casi no funcionó desde el primer día y sigue sin funcionar. El goteo exterior, cuyas tuberías se rompen sólo con mirarlas, lo que provoca inundaciones en los arriates de las plantas, y un tercer riego con periquitos que ni funciona todos los días, ni funcionan todos, ni funciona bien y lleva bastantes semanas sin regar. Además, un carril bici en un material parecido al papel de lija y que al tener distintos niveles respecto del acerado ha provocado decenas de caídas y un asfalto de última generación rojo (se supone que para captar menos calor con el sol) en el que el rojo desapareció a los pocos meses.
En fin, y resumiendo, que dentro de año y medio, cuando se empiecen a acercar las próximas elecciones, habrá que hacer otra inversión para arreglar todas estas deficiencias a costa del bolsillo del contribuyente. A ver si alguien se da cuenta de que invertir en mantenimiento es más barato que usar y tirar, y además crea más empleo. Eso sí... da para menos fotos de propaganda política. Hugo Catalina (Sevilla)