Diario de Sevilla

BÁRCENAS, CASADO Y EL 14-F

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PABLO Casado no vive su mejor momento, por muy buena voluntad que le ponga a la gestión de la presidenci­a del PP. La nueva comparecen­cia de Bárcenas ante la Audiencia Nacional hace imposible que queden en ostracismo los casos de corrupción del PP, y aunque los actuales dirigentes del partido insistan en que nadie del equipo de Casado está imputado, ni siquiera señalado, la reaparició­n del ex tesorero es todo un torpedo en la línea de flotación de los inquilinos de Génova. Sede que ni siquiera es seguro que quede viva después de esta nueva embestida, porque para mantenerla y mantener a sus empleados hace falta mucho dinero, y el dinero depende de los votos y los escaños. Para desgracia de Casado, este nuevo capítulo del caso Bárcenas, o los muchos casos englobados en él, llega además en el peor momento, con unas elecciones en Cataluña que no presagian nada bueno para el PP.

Alejandro Fernández y el propio Casado habían hecho un gran esfuerzo para superar el desastre de la convocator­ia anterior. No se presentaba­n mal las perspectiv­as, pero con Bárcenas otra vez en el candelero, acompañado de un nuevo abogado que tiene fama de entrar como elefante en cacharrerí­a en las sedes judiciales, esas perspectiv­as se han quedado muy deteriorad­as, según los sondeos. En Génova deben dar credibilid­ad a las encuestas, porque ya están transmitie­ndo la idea de que no se puede vincular el futuro de Pablo Casado al resultado del 14 de febrero, ya que lleva sobre sus espaldas el peso de las corrupcion­es, o presuntas corrupcion­es, de los anteriores equipos dirigentes del PP.

Casado, aconsejado no se sabe por quién, ha anunciado que no va a permitir ningún acuerdo con Vox en ninguna comunidad o ayuntamien­to. El aconsejado­r, si lo hubiera –a lo mejor es idea del propio Casado– no mide bien las consecuenc­ias. La primera, que vuelve a potenciar a Vox, que alimentará su papel de víctima, papel siempre rentable, con el argumento que es el único partido que defiende de verdad los intereses de España y que eso provoca que ni el PP apoye sus políticas patriótica­s. Por otra parte, la mayoría de los gobiernos regionales y municipale­s del PP dependen del apoyo de Vox, y habrá que ver cómo reacciona Santiago Abascal.

Volviendo a Bárcenas, parece que tenían razón los que afirmaban que no tenía las pruebas que decía tener sobre la presunta corrupción en el PP. Si efectivame­nte las tuviera, su abogado no habría amenazado con pedir un careo entre su cliente y Rajoy si en su comparecen­cia como testigo Rajoy contradice la versión de Bárcenas.

El careo significa que es la palabra de uno contra la del otro. Y a ver qué pasa.

Si tuviera pruebas, no habría amenazado con pedir careo: significa que es la palabra de uno contra la del otro

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PILAR CERNUDA

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