Biden y Xi no liman las tiranteces
● EEUU y China tratan de encauzar unas relaciones minadas por Trump, pero aún discrepan en asuntos peliagudos como la presión de Pekín sobre Hong Kong o la batalla comercial
China y Estados Unidos intentaron ayer reconducir las maltrechas relaciones entre las dos mayores potencias económicas del mundo a través de la primera llamada telefónica entre sus presidentes, en la que Xi Jinping advirtió a Joe Biden de que “una confrontación será una catástrofe”. “Un enfrentamiento entre China y Estados Unidos será sin duda una catástrofe para los dos países y para el mundo”, aseguró Xi, citado por la agencia estatal Xinhua.
Las colisiones entre ambas potencias en planos como el comercial, el diplomático o el tecnológico habían sido frecuentes en el Gobierno de Donald Trump, una senda que Pekín quiere evitar a toda costa ya que, entre otros resultados, ha dañado a varias de sus empresas, como el gigante tecnológico Huawei o la fabricante de semiconductores SMIC.
En este contexto, no sorprendió que Xi considerara la cooperación entre los dos países como “la única elección correcta para ambas partes” y elogiara las más de cuatro décadas de relaciones diplomáticas entre Pekín y Washington como una contribución “a la paz, la estabilidad y la prosperidad global”.
La excusa de la llamada fue el Año Nuevo lunar, la festividad más popular en China, que hoy entra en el Año del Buey. Así, Biden “transmitió sus felicitaciones y mejores deseos al pueblo chino”, y después ambos mandatarios procedieron a abordar varios temas escabrosos en una partida de pimpón dialéctico cuyo resultado se apreciará sólo con el transcurso del tiempo.
Las prioridades del presidente de EEUU, manifestó, pasan por “proteger la seguridad, prosperidad, salud y modo de vida del pueblo estadounidense” a lo que agregó la preservación de “un Indo-Pacífico libre y abierto”, una zona de importantes rutas comerciales y de gran relevancia geopolítica en la que China, con su reciente crecimiento, ha ido ganando mucho peso.
A este respecto, Xi indicó que “ambas partes deberían actuar acorde a la tendencia del mundo, salvaguardar conjuntamente la paz y la estabilidad en la región Asia-Pacífico y realizar contribuciones históricas para promover la paz y el desarrollo en el mundo”.
Biden se adentró más aún más en territorio espinoso al “recalcar sus preocupaciones fundamentales sobre las prácticas económicas coactivas e injustas de Pekín, la mano dura en Hong Kong, los abusos de los derechos humanos en (la región noroccidental china de) Xinjiang y las acciones cada vez más autoritarias en la zona, Taiwán incluida”. En este punto, Xi no modificó un ápice el discurso oficial de China, sea respecto a la soberanía de Taiwán (gobernada de manera autónoma desde 1949, pero cuya soberanía reclama Pekín) que sobre las múltiples denuncias de violaciones de los derechos humanos a minorías religiosas en Xinjiang o la creciente pérdida de libertades en Hong Kong.
“Los asuntos que atañen a Taiwán, Hong Kong y Xinjiang son cuestiones internas relacionadas con la soberanía y la integridad territorial de China”, aseveró Xi, quien agregó que “EEUU debería respetar los intereses centrales de China y abordar esas cuestiones con prudencia”.