Diario de Sevilla

“La lengua es una barrera que hay que romper para poder integrarno­s”

Presidente de la Asociación de Chinos de Andalucía en España

- María José Guzmán

–La comunidad china está de fiesta. Feliz año. –Gracias, igualmente. Este año hemos celebrado nuestra Nochevieja china solos en familia. Compramos buena comida y la preparamos en casa: pasta de arroz, empanadill­as, pato asado... –¿Cuántos chinos hay en Andalucía?

–Somos unos 40.000, de los que 10.000 estamos en Sevilla, otros tantos en Málaga y el resto repartido por otras provincias, sobre todo en Huelva, Córdoba y Cádiz. –Empezaron a vivir la pandemia en el anterior Año Nuevo, en 2020.

–A muchos les cogió la pandemia en China, hay muchos residentes que viajaron para pasar las fiestas y cuando regresaron estuvieron muy controlado­s. Aunque entonces el Gobierno español no obligaba, la comunidad china sí lo hicimos y guardaron 14 días de cuarentena. De manera voluntaria se quedaron aislados en un hotel o en residencia­s individual­es para no contagiar a nadie. A los que eran trabajador­es, que no podían costear estar 14 días sin trabajar, les ayudamos desde la asociación .

–Es un gesto solidario.

–Eso es muy bonito. Además, nosotros ya habíamos visto cómo lo estaban pasando de mal en China y quisimos contribuir desde un primer momento donando material de protección a hospitales, policías, centros sociales, ayuntamien­tos... En la asociación recaudamos 23.000 euros y llegamos a donar 20.000 mascarilla­s. Pensamos que este mundo no es de nadie. No basta con que uno esté bien, los de su alrededor también tienen que estarlo porque si no al final todos estaremos mal.

–¿Cómo ha afectado la pandemia a sus negocios? –Mucho, hay muchas pérdidas. Depende del sector. En la hostelería pueden ser del 70% u 80% y los bazares son los que mejor han aguantado, con bajadas del 30% o 40%.

–Actualment­e hay muchos empresario­s chinos en Andalucía.

–Bueno, el perfil ha ido cambiando. En los 80 y 90 venían todos a trabajar, eran muy pobres, buscaban un futuro y eran empleados. Eso cambió en 2010. Desde entonces es raro el que sale de China para trabajar. Ahora están muy bien. Hay ciudades que han cambiado tanto que cuando regresamos no las conocemos casi, llegamos a ellas como extranjero­s.

–¿Cómo son los comienzos? Cuente su experienci­a. –Lavando platos, como en las películas. Cuando empiezas a aprender la lengua puedes trabajar como camarero, en comercios. Yo empecé así y en unos años ya estaba preparado para montar mi negocio. Unos primos míos montaron una frutería en la plaza de los Terceros de Sevilla. Normalment­e la familia te ayuda para ello. Yo actualment­e tengo mis negocios en el Polígono Carretera Amarilla, es una empresa de suministro­s para comercios y bazares: estantería­s, mostradore­s, cristales...

–Cuentan con una red familiar que les ayuda a financiars­e para invertir.

–Los paisanos chinos nos ayudamos mucho. La familia te presta 5.000 ó 6.000 euros si lo necesitas, es muy importante ese impulso para montar tu negocio y convertirt­e en autónomo. A veces la familia no está en China, sino en España o en otro país de Europa. Te presta el dinero sin papeles y siempre se devuelve, es difícil que haya un problema.

–¿El idioma es un obstáculo para que se integren?

–Hace falta aprenderlo. Es una barrera que hay que romper. Es necesario para que puedas crear una empresa y puedas vivir en este país. Debes aprender su cultura y su lengua para poder desarrolla­rte, tener tu negocio y tus amigos. Cuando llegué medio día lo pasaba en un colegio aprendiend­o el idioma y otro medio día trabajando. Es la única forma de poder integrarte y avanzar. –¿Se sienten bien acogidos en Andalucía?

–Yo me sentí muy bien. Venía de una China a la que todavía le faltaba mucho para levantarse y me encontré con gente muy educada y simpática, me trataron como familia. –Sin embargo, quizás todavía hay mucho desconocim­iento y prejuicios hacia la comunidad china.

–Somos muy desconocid­os. Y en parte el problema es nuestro. A los primeros paisanos que llegaron les faltaba hablar, no aprendían la lengua. Trabajaban, comían y a casa a dormir. No salían ni se relacionab­an. Eso ha ido cambiando mucho. Cuando ya llevas un tiempo tus hijos nacen aquí, estudian y crecen como andaluces... es otro mundo. Los niños están integrados. Hay colegios donde tienen el chino como lengua y nosotros, desde la asociación, también tenemos un centro, que está abierto a todos los públicos, donde aprenden chino mandarín y nuestra cultura. Eso es importante que no se pierda. Mis hijos van al colegio español de lunes a viernes y sábado y domingo al chino. –El chino es una de las lenguas del presente. Quizás todos deberíamos hacer un esfuerzo también para aprenderla.

–Bueno, los comerciant­es internacio­nales ya lo están haciendo. Es muy necesario. Al igual que el español, es una lengua muy importante hoy en el mundo.

–¿Y qué me dice del vídeo del alcalde de Sevilla hablando en chino para felicitar el Año Nuevo?

–Es maravillos­o. Nada más recibirlo lo reenvié a más gente en China, a la Embajada en España, al Consulado, y se movió por las redes sociales chinas llegándole a varios políticos. Es un gesto muy bonito y se ha valorado mucho por parte de nuestra comunidad. En China ha sorprendid­o mucho. Lo van a emitir en la televisión china en Año Nuevo. Ayuda a tender un puente de cultura y comercio que enriquece a todos.

Recaudamos y donamos 23.000 euros en material en la pandemia; el mundo no es de nadie, hay que ayudar”

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