Más represión en Birmania y la ONU es incapaz de condenar el golpe
● Vuelven las cargas policiales y suben las detenciones ● La división en Naciones Unidas impide un rotundo pronunciamiento
La Policía birmana volvió a disparar ayer balas de goma contra varios manifestantes pacíficos en las protestas antijunta que se están expandiendo por todo el país, mientras aumentaban las detenciones y Facebook limitaba las cuentas vinculadas a los militares.
Los disparos con munición de goma ocurrieron en la Universidad de Mawlamyine, en el suroriental estado Mon, donde varios recibieron el impacto, aunque ninguno fue herido de gravedad, indicó a Efe una ONG local.
Las protestas multitudinarias, que comenzaron de manera espontánea el pasado sábado, continuaron ayer a lo largo del país para expresar el rechazo popular a la junta militar que tomó el poder el 1 de febrero en un golpe de Estado incruento y llamar a la desobediencia civil.
Los manifestantes reclaman la liberación de todos los detenidos desde la asonada, entre ellos la Nobel de la paz y depuesta líder democrática Aung San Suu Kyi, al tiempo que piden a China y Rusia que no apoyen a los militares.
“... Me levanto tres o cuatro veces mientras duermo. Me late el corazón muy fuerte. No he podido dormir desde el primer día. Quiero poder dormir y levantarme pacíficamente”, explicó a Efe una manifestante de 17 años en Rangún, la mayor cuidad y el centro económico del país.
“No estoy seguro de que podamos ganar esta batalla, pero todas las mañanas me tengo que levantar para luchar”, agregó la estudiante de la Universidad de Lenguas Extranjeras de Rangún.
“Dejé mi trabajo el pasado 3 de febrero”, dijo en la misma protesta un repartidor de comida a domicilio de 21 años, quien aseguró que también convenció a otros compañeros a hacer lo mismo para acudir a las movilizaciones contra el golpe.
En Rangún, donde se registran las marchas más multitudinarias, miles de personas se concentraron frente a las embajadas de China y Rusia para pedir que no respalden a los militares, quienes ya gobernaron con dureza el país entre 1962 y 2011. China fue el principal aliado de Birmania durante las anteriores juntas militares, mientras que tanto Pekín como Moscú bloquearon una condena al golpe birmano por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas adoptó ayer una resolución de mínimos que reclama la liberación de San Suu Kyi, pero la división en el organismo impidió una condena firme del golpe.
Las protestas multitudinarias se siguen sucediendo por todo el país asiático