LLEGA UN RESPIRO, PERO CUIDADO CON ÉL
DENTRO de la vorágine, en el corazón del vértigo que impone un calendario endemoniado llega lo que podría llamarse como un respiro. Un respiro que no debe ser tal, ya que el fútbol da un nulo margen a los respiros para los que pretenden lo mejor. Y aunque quien llega es el Huesca, colista destacado en la tabla, el solo hecho de creer que está ganado el partido es demostrar de forma palmaria que quien así opina anda errado.
Se juega a la hora en que se jugaba antaño, de cuando los estadios no estaban capacitados para el fútbol nocturno. A las cuatro y cuarto de la tarde comparecerá por la bocana de vestuarios el Sevilla. Pujante Sevilla que vive días de vino y rosas, algo a lo que se acostumbró a partir de cierto jueves de Feria. Días de éxito y de fundada ilusión en que lo mejor esté por llegar y en esas aparece el Huesca, colista y equipo que, sin duda, tiene muchos menos puntos que fútbol.
Por supuesto que no debe ser el equipo altoaragonés un obstáculo en la imparable trayectoria de un Sevilla que puede con cuanto se le pone por delante. Y si no, que le pregunten al Fútbol Club Messi y a ver qué dice de lo que da de sí este Sevilla de Julen Lopetegui. Veintiséis puntos es la friolera de puntos que distancia a ambos contendientes, cuarto contra colista y en casa del primero es para que el quinielista de turno ni lo dude y ponga un Uno en todos sus boletos.
Claro que luego está la cruda realidad del fútbol con toda su carga azarosa para que el apostante de turno haga su agosto mediante un resultado sorprendente. El mismo Sevilla puede dar fe por lo mal que lo pasó en El Alcoraz y que sacó adelante muy al final con gol de En-Nesyri en un alarde de oportunismo. O sea que estamos ante una etapa valle entre tantas tachuelas, pero cuidadín que las carga el diablo, como tantas y tantas veces las carga en este planeta fútbol.
La friolera de 26 puntos distancia al Sevilla y al colista Huesca, pero en el fútbol pasa de todo