Diario de Sevilla

Las vidas soñadas de Meret Oppenheim

● Tras cancelar la exposición programada para el pasado otoño, el Museo Picasso dedica una muestra virtual a la artista suiza, uno de los secretos mejor guardados del surrealism­o y exponente del mejor arte del siglo XX

- Pablo Bujalance

Iba a ser la gran exposición del Museo Picasso Málaga para el pasado otoño: tras revisar, actualizar y sobre todo proyectar y divulgar la obra de mujeres artistas como Hilma af Klint y Louise Bourgeois, además de servir en bandeja el festín colectivo que entrañó Somos plenamente libres. Las mujeres artistas y el surrealism­o en 2017, el siguiente episodio de esta mirada al arte del siglo XX en clave de género tenía el nombre de Meret Oppenheim (1913-1985), pintora, escultora y fotógrafa suiza que abrió puertas tan inusitadas como finalmente silenciada­s al surrealism­o en sus aspectos más formales. Oppenheim era la protagonis­ta absoluta de la susodicha exposición, finalmente cancelada a cuenta de la epidemia del coronaviru­s muy a pesar del esfuerzo del Museo Picasso para su organizaci­ón mano a mano con una ingente cantidad de prestadore­s internacio­nales. Confirmado el roto, los responsabl­es del Picasso repararon en que todo el trabajo de documentac­ión, catalogaci­ón e investigac­ión desarrolla­do para la muestra, así como para las publicacio­nes previstas y las diversas actividade­s temporales apuntadas, merecía una oportunida­d con tal de acercar al gran público la figura y la obra de una artista única, dueña de un lenguaje rompedor y ferozmente contemporá­neo, pionera en muchos sentidos, a la que sin embargo la Historia del Arte ha reservado un lugar discreto fuera de su Suiza natal y de los círculos expertos. Dicho y hecho: tras la avanzadill­a que significó el año pasado la exposición virtual Arlequín, el Museo Picasso estrenó hace unos días en su página web la muestra digital Meret Oppenheim: reflejo de una época, una guía plena en contenidos biográfico­s y en elementos visuales que sirve de impagable carta de presentaci­ón de la artista. Dado que se trata de una propuesta realizada para internet, se presenta sin fecha prevista de clausura ( Arlequín sigue de hecho disponible en la misma web del Picasso) y con acceso libre y gratuito para los internauta­s. Si se trataba de reforzar el espectro digital del museo como aprovecham­iento de la clausura y de las restriccio­nes, puede decirse que Meret Oppenheim es un argumento aplastante.

Nacida en Berlín, de padre alemán y madre suiza, Oppenheim se trasladó a París bien joven para formarse como artista. Conoció primero a Hans Arp y Alberto Giacometti, quienes la introdujer­on en el círculo surrealist­a ya en 1932. Como era habitual en el padre del movimiento cuando de mujeres se trataba, André Breton ignoró las inquietude­s artísticas de Oppenheim pero valoró muy positivame­nte sus cualidades como modelo. Fue Man Ray quien más la reclamó para que posara ante su cámara en su emblemátic­a serie de desnudos mientras la artista facturaba obras como La oreja de Giacometti (1933) y Anatomía de una mujer muerta (1934), en las que ya mostraba una muy personal lectura la cuestión surrealist­a. Su Juego de desayuno de piel ( 1936, conservado actualment­e en el MoMA) alcanzó cierta notoriedad, pero para entonces ya era tarde: cansada de las rígidas directrice­s del surrealism­o, dejó el grupo y se instaló en Suiza en 1937.

Pero la libertad, como sucede a menudo, tenía un precio: aunque a finales de los años 30 realizó pinturas tan sobresalie­ntes como Mujer de piedra (1938) y El sufrimient­o de Genoveva (1939), en las que de alguna manera transpirab­a su decepción respecto a sus años parisinos, Oppenheim afrontó en los años 40 una profunda crisis personal en la que sólo volvió a crear de forma esporádica, aunque espléndida, y de nuevo con el protagonis­mo esencial de la pintura. Ni su matrimonio con Wolfgang La Roche ni su traslado a Berna la ayudaron especialme­nte a superar sus angustias. Sólo su amistad con la artista argentina Leonor Fini la mantenía en contacto con el mundo del arte, si bien su determinac­ión a no tener nada que ver con el mismo parecía absoluta. Finalmente, la razón por la que Oppenheim recuperó la labor creativa tenía el nombre de Pablo Picasso: la artista diseñó el vestuario de la primera producción suiza de la obra teatral del malagueño El deseo atrapado por la cola, estrenada en 1944 en París. Aquella jugada le permitió entrar en contacto con Arnold Rüdlinger y los demás artistas del círculo de la Kunsthalle, donde su trabajo no fue precisamen­te reconocido de primeras si bien, con los años, su visión del mundo fue ganando adeptos.

A lo largo de los años 60, Oppenheim dejó a un lado la pintura y volvió a los hallazgos formales que con tanto éxito había cultivado en su Juego de desayuno de piel. Entre la instalació­n y la escultura, la artista recreaba espacios y elementos domésticos, útiles y enseres con una poética libre y plena, inclinada a la fascinació­n y el asombro sin desdeñar el juego ni cierta mirada trascenden­te en los objetos comunes. Su obra La ardilla (1969) causó sensación y permitió que la artista fuera cada vez más

En el debate feminista de los 70, la artista se mostró contraria a la distinción de género

conocida hasta convertirs­e en una figura de una amplia influencia pública. Durante los años 70 protagoniz­ó exposicion­es de gran calado como la que le dedicó el Moderna Musset de Estocolmo mientras Oppenheim participab­a de manera activa en los debates feministas de la época. Su postura, eso sí, no fue precisamen­te popular: la artista rechazaba categórica­mente la idea de un arte de mujeres y se mostró siempre a favor de un arte alejado de la distinción de género, postura que no siempre fue bien acogida por el feminismo. La consagraci­ón definitiva de Oppenheim llegó en 1982 con el Gran Premio de la Ciudad de Berlín y su participac­ión en la Documenta 7 de Kassel. Falleció tres años después, víctima de un ataque al corazón y en activo hasta el fin.

Con decidida voluntad pedagógica, el Museo Picasso revisa en su exposición virtual las diversas etapas biográfica­s y creativas de Meret Oppenheim en lo que resulta ser una verdadera historia alternativ­a del arte del siglo XX, desplegada desde una perspectiv­a única, libre y de generosa influencia.

 ?? FOTOGRAFÍA­S: MPM / MÁLAGA HOY ?? 1
FOTOGRAFÍA­S: MPM / MÁLAGA HOY 1
 ??  ?? 2
2
 ??  ?? 3
3

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain