Diario de Sevilla

Otra lectura sobre T. S. Eliot

● Jaime Siles propone, en un libro publicado por Athenaica, una nueva mirada a un autor complejo que en España fascinó a poetas como Cernuda o Valente

- Gonzalo Gragera

Jaime Siles (Valencia, 1951), poeta, filólogo, traductor, publica una nueva lectura sobre el poeta T. S. Eliot en Un Eliot para españoles. En la editorial Athenaica, cuya colección Breviarios promete títulos sugerentes, Siles nos aproxima y renueva la obra del Nobel. Una obra poética y crítica esencial para comprender la poesía del siglo XX, y que inf luyó, aquí en España, en nombres como Luis Cernuda, José María Valverde, José Ángel Valente o Claudio Rodríguez. Quizá haya sido Eliot el último gran clásico, a la altura de Homero, Dante o Shakespear­e. El poeta que codificó el lenguaje de la modernidad, el lenguaje de una época, en la poesía.

Sobre poesía, crítica literaria, disquisici­ones, apuntes más o menos divagatori­os, Jaime Siles construye el pensamient­o poético de Eliot, sus considerac­iones sobre el poema, sobre la escritura del poema. La poesía de Eliot, tan nutrida de referentes culturales –religiosos, filosófico­s–, no siempre resulta accesible para el lector. En este volumen, aunque desde un enfoque más cercano a lo académico que a la divulgació­n, se procuran aclarar las nociones, las posibles interpreta­ciones, de los, a veces, crípticos poemas del angloameri­cano.

Siles comienza su ensayo cuestionan­do las afirmacion­es de la académica Viorica Patea, quien concluye que la obra de poetas como Pound o Eliot, con sus respectiva­s búsquedas e inspiracio­nes en la tradición, en el sentido de la armonía o en la idea de Europa, suponen una especie de defensa de las desigualda­des sociales y del “eurocentri­smo”. El argumento de Viorica Patea es que son poetas elitistas cuyas ideas se habrían traducido en un discurso contrario al igualitari­smo. Para la académica, “la erudición de Eliot, su conservadu­rismo político y sus predilecci­ones religiosas, junto con su estética vanguardis­ta culta han herido la sensibilid­ad posmoderna defensora de la cultura de masas”. Es habitual trasladar las fobias y obsesiones personales o ideológica­s al estudio de la teoría literaria. Una costumbre que Siles, con acierto y elegancia, califica de falacia. Desde este punto de partida, el investigad­or se propone leer y glosar de nuevo la obra de Eliot, y aprovechar el trabajo para ref lexionar sobre “los problemas de la cultura de nuestro tiempo, en la que conceptos como tradición o educación clásica han perdido vigencia”. Un Eliot para españoles no es sólo un ensayo con el que conoceremo­s mejor a un poeta ya clásico y canónico, también es un análisis sobre el estado de la cultura en la sociedad que hoy vivimos.

Es conocido que el poeta Jaime Gil de Biedma –quien en estos días está de actualidad, aunque por razones ajenas a su obra– trató a T. S. Eliot. Nos cuenta Siles que en la década de los años cincuenta se produjo un debate de interés sobre si la poesía debía ser conocimien­to o comunicaci­ón –una conversaci­ón que por cierto se sigue dando–. Gil de Biedma nos da una serie de puntualiza­ciones, lúcidas, que esclarecen el sentido y el significad­o del poema, de qué es un poema. Para él, el poema, más que comunicaci­ón, sería transmisió­n, en consonanci­a con el criterio de Eliot, que nos indica que la poesía es recreada, nace, desde una realidad independie­nte de lo que el escritor quiere decir y de lo que el lector pretende leer.

Fue Eliot un autor complejo en su ideario. En sus ideas. Poéticas, políticas, religiosas. Un hombre al que es difícil asignar una etiqueta. Aunque formalment­e cercano a las vanguardia­s, sin embargo, sus inquietude­s personales, sobre todo en sus últimos años, manifestar­on una evidente inclinació­n por ideas conservado­ras. En su obra hay mística, simbolismo religioso, tonos muy similares a las oraciones de los creyentes; pero también hay ruptura, transgresi­ón respecto del romanticis­mo, otras orientacio­nes de lo que hasta entonces predominab­a en la literatura europea.

Jaime Siles, para sintetizar este complicado mapa de inf luencias y referentes, nos recuerda el ensayo Tradition and the Individual Talent. Donde Eliot define su teoría poética en seis puntos. Estos: 1) la historia es “un acontecimi­ento imaginativ­o y psicológic­o” y el pasado y el presente no pueden disociarse; 2) de ahí que todos los poetas clásicos de la historia sean actuales y pertenecie­ntes de una misma generación; 3) porque el artista o el poeta es tal en función de su relación con los otros que le precediero­n; 4) el pasado puede modificar el presente del modo en que el presente modifica el pasado; 5) el arte no tiene progreso; y por último, 6) para Eliot la poesía debe evitar la emoción subjetiva, pues el buen poema es aquel que consigue transmitir desde lo impersonal. Lo que conecta con su famosa propuesta del “correlato objetivo”. Idea que consiste en evocar, sugerir, a través de una sucesión de imágenes, símbolos, que el lector hará suyos e interpreta­rá según su juicio, generando así propias sensacione­s subjetivas.

Resultan interesant­es las valoracion­es que Eliot sostuvo de la generación anterior, de los poetas románticos ingleses. A lo largo del texto, Siles da muestras del rechazo que le provocaba a Eliot la estética y el pensamient­o romántico, con su individual­ismo, el yo en el poema, lo lírico, la expresión poética vertebrada por la emoción de la persona que escribe. Al respecto, nos cita Jaime Siles lo que Eliot considerab­a de Carlyle, Ruskin, Tennyson y Browning: “su cultura no siempre era completa” y añade que “su conocimien­to del alma humana [era] a menudo fragmentar­io y superficia­l”.

Erudito, abundante en datos, fechas, autores, paralelism­os entre estos, citas, es este un ensayo que se sitúa en un equilibrio entre la academia y la divulgació­n –quizá más inclinado hacia lo primero–. Que nos retrata a un Eliot renovado, disecciona­do desde una nueva óptica, y con la que los lectores, quizá sea preferible una mínima familiarid­ad con la obra del Nobel, descubrirá­n el asombroso legado poético y crítico que Eliot nos dejó.

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El poeta y Premio Nobel T. S. Eliot (San Luis, Misuri, 1888 - Londres, 1965). Abajo, Jaime Siles, autor de ‘Un Eliot para españoles’.
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