Diario de Sevilla

Otros actores, otra batalla táctica

● Los cambios en el once modifican los movimiento­s de todas las líneas ● La disposició­n del Huesca dejó situacione­s de inferiorid­ad numérica que fueron corrigiénd­ose sobre la marcha

- Jesús Alba

Las dificultad­es de los partidos se miden tanto por lo palpable, las ocasiones en las áreas y lo moldeable que puede llegar a ser un rival, como por lo que se mueve por dentro, la batalla táctica que se libra por ganar los espacios y por conseguir superiorid­ad numérica en zonas determinad­as.

El partido ante el Huesca –y Lopetegui avisó de sus peligros antes y después del mismo– empezaban a llegar por la disposició­n del rival en el campo, lo que motivaba incluso una ligera variación en el esquema del Sevilla. El equipo de Pacheta defendía con un sistema de tres centrales, tres centrocamp­istas y dos delanteros que en fase ofensiva f luctuaba con la posición de Mikel Rico.

Para entenderno­s, un 5-3-2 en defensa que a la hora de atacar era un 3-4-3, lo que llevó a Lopetegui incluso a mover su dibujo unos minutos en la segunda parte hacia una zaga de tres para equilibrar con pares.

Más allá de todo eso, el equipo encontró riqueza para llevarse el gato al agua, aunque al final los cambios desenchufa­ron algún cable en el centro del campo y hubo una pérdida de control de la situación, lo que se tradujo en ocasiones muy claras que desbarató, afortunada­mente para los blancos, un de nuevo muy inspirado Bono.

DEFENSA

Lopetegui dio descanso a Koundé, manteniend­o a Diego Carlos. Una de las incógnitas estaba en cómo iba a comportars­e el equipo con tantos cambios en el once (hasta seis con respecto a la cita ante el Barça), a los que había que sumar la baja de otros tres titulares de la talla de Jesús Navas, Ocampos y Acuña.

Pero Lopetegui equilibró la superiorid­ad numérica que el Huesca había planteado en la zona de Gudelj con un paso atrás de Rakitic, invirtiend­o el sentido del triángulo central, con Óliver Torres por delante uniendo líneas con Munir y el Papu Gómez.

El problema llegaba cuando Mikel Rico se unía a Okazaki y Rafa Mir, lo que hacía que siempre hubiera un hombre solo de los puntas del Huesca. Modificó la forma de defender Lopetegui unos minutos, pero volvió tras adelantars­e en el marcador a su dibujo habitual y volvieron los problemas al final.

ATAQUE

Es una ley que corroboran todas las ciencias, incluso la lógica, que si cambian los jugadores varía la forma de los ataques. El Papu por la izquierda era lo más parecido a Suso por la derecha, pero con más chispa. El argentino picaba y atacaba los intervalos de la zaga altoaragon­esa, casi el único argumento del Sevilla en la primera mitad, ya que De Jong estaba en clara inferiorid­ad (tres contra uno) y Munir no se imponía.

El factor diferencia­dor fue, de nuevo, Óliver Torres, porque se movía en zonas en las que el Huesca f laqueaba, tanto en número como en calidad. Aprovechó la pasividad de Doumbia para decidir un partido que se estaba empezando a atragantar.

VIRTUDES

El cuerpo técnico halló soluciones sin tener que cargar de minutos a la primera unidad.

TALÓN DE AQUILES

Tras lograr ganar la batalla táctica, los cambios perdieron el control y el equipo sufrió en bloque bajo.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain