El Barça impone su ley
● Los azulgrana despachan al Baskonia y reeditarán ante el Real Madrid la final copera de hace dos años
El Barça y Real Madrid reeditarán hoy, dos años después de su última cita, la final de Copa más repetida de la última década tras el triunfo incontestable de los azulgranas en una semifinal con poca historia, en la que despachó con un juego coral y su dominio en el rebote a un desconocido TD Systems Baskonia, al que no le bastó su reacción en el último cuarto (77-68).
Porque los vitorianos sólo plantaron cara al inicio y cuando ya era demasiado tarde. Su mejor puesta en escena, con un Pierria Henry enchufado que monopolizaba todo el juego de su equipo y anotaba diez de sus doce primeros puntos, fue un espejismo, porque mediado el primer cuarto se produjo un apagón colectivo que tuvo a los vitorianos más de cinco minutos sin sumar una sola canasta.
El segundo cuarto transcurrió por los mismos derroteros. Sin ideas en el ataque vitoriano, que falló ocho de los nueve triples que intentó en la primera mitad, el Barça aprovechó para escaparse a base de acierto exterior. Primero fue Abrines, y le siguieron Mirotic por partida doble y Hanga (38-27, 20’).
Un 6-0 de salida tras el paso por vestuarios complicó más el panorama. Los de Dusko Ivanovic, que se vieron en un abrir y cerrar de ojos 17 abajo, enlazaron un 7-0 a favor gracias a un tiple de Henry y otro de Rokas Giedraitis que llegó acompañado de un tiro libre adicional. Ahí terminó su reacción, porque el guión del partido volvió a ser el mismo que hasta entonces.
Al último cuarto se llego con los de Jasikevicius con medio billete para la final en el bolsillo (64-47, 30’). Pese a llegar a perder por 20 puntos, el Baskonia siguió intentándolo, y de la mano de Pollonara, llegó a ponerse a seis tras cinco puntos consecutivos de Vildoza, que apretaron la semifinal tras un 16-5 de parcial (69-63, 35’).
Al Barça le entraron las dudas. Jasikevicius paró el juego de inmediato para evitar sobresaltos de última hora porque sus hombres eran ahora los que no daban una a derechas. Jekiri recortó hasta los cuatro puntos la desventaja, pero hasta ahí llegó la rebelión baskonista, porque el partido se convirtió en un intercambio de tiros libres que benefició al Barça.