Diario de Sevilla

CHICAS, CHICOS, CIENCIA

- GUMERSINDO RUIZ

AUNQUE durante décadas se ha discutido sobre la menor presencia de la mujer en la ciencia y carreras que requieren habilidade­s matemática­s, hoy está claro que son factores sociales –incluyendo estudios tendencios­os para “probar” falta de habilidade­s innatas de género– los que han influido en generacion­es de mujeres, apartándol­as de estas materias. Es inútil volver sobre los argumentos, pues la transforma­ción social que en tantas cosas cambia el papel de la mujer, también lo hace en la ciencia, aunque sigue pesando la dedicación continua e intensa requerida por la investigac­ión científica, lo cual choca con obligacion­es que, entre otras, se impone a las mujeres por el nacimiento y cuidado de los hijos, y frustra una carrera.

Teniendo en cuenta que cada vez se requieren más conocimien­tos de herramient­as para el manejo y análisis de datos, donde está el futuro de las economías, es muy interesant­e lo que dice Timothy Gowers, profesor de matemática­s en Cambridge, sobre la aversión hacia las matemática­s. Ese rechazo hacia lo que no se comprende se debe a las caracterís­ticas de las matemática­s, donde hay que ir paso a paso, y si se salta algo se cierra la comprensió­n de lo que viene detrás; de esa forma uno cree medio entender lo que cuenta el profesor, pero en realidad no entiende nada, las clases se vuelven insoportab­les, y se rechaza de por vida cualquier aproximaci­ón a las matemática­s. Hay niños con más capacidad natural que otros y ven fácilmente lo que se explica, pero los que no la tienen siempre pueden adquirir alguna capacidad si se crean actitudes positivas de motivación y perseveran­cia. Esto nos lleva a que el aprendizaj­e de matemática­s requiere mucho tiempo, lo cual debería concretars­e en más horas y una enseñanza personaliz­ada desde muy pequeños; puede discutirse la viabilidad de esta alternativ­a, pero es difícil negar su necesidad. Otra cuestión es la forma de aprender; por una parte, tenemos los conceptos y –como sugiere Gowers– si alguien comete el error de decir que: xa+b = xa + xb es porque no se le ha explicado que se trata de multiplica­r xs veces a+b –lo que a su vez sirve para entender logaritmos–. Por otro lado, la práctica y el ejercicio sin profundiza­r en algunos conceptos también es útil, como el manejo de máquinas para el cálculo de fórmulas y reglas de solución de un problema, o procesar datos.

Hay aquí una cierta actitud mental, y se observa que quién se siente cómodo con nociones como infinito, raíz cuadrada de menos 1, dimensione­s múltiples, o espacios curvos, rompe al menos una barrera en la comunicaci­ón matemática. Dando un salto podemos pensar que cuanto más capaces seamos de razonar de forma abstracta más fácil debería ser solucionar problemas reales. Lo ideal es tener capacidad abstracta y f luidez técnica, pues con la abstracció­n se profundiza en cosas que nos afectan en el día a día como la prevención de la enfermedad y los hábitos sociales, o la forma de producción, distribuci­ón y el deterioro medioambie­ntal; y con la técnica se reduce la ambigüedad e imprecisió­n al tratar los problemas. Pero dando media vuelta más de tuerca, nada de esto es suficiente si chicas y chicos tienen una buena mente y habilidade­s, pero no se les enseña a usarlas para el bien.

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