PLAN FORESTAL, DEL ABANDONO A LA EMERGENCIA
EL Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del pomposo Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, una Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas, con actuaciones a ejecutar en los territorios forestales por las diferentes administraciones públicas. Andalucía tiene 4,6 millones de hectáreas forestales. De estas 1,2 millones son encinares y alcornocales, bosques y dehesas que se han mantenido durante siglos gracias a la labor de la población rural. Hace 30 años se llegó en Andalucía a un importante acuerdo de todas las fuerzas políticas parlamentarias para formular un Plan Forestal que atendiese las demandas de lo que hoy llamaríamos una gestión forestal sostenible. Objetivo, alcanzar una Andalucía verde sin necesidad de nuevas “infraestructuras” de dicho color. Aquel Plan Forestal fue modélico. No necesitó de estrategias. Fue participativo, ambicioso y con una perspectiva de 60 años. Lamentablemente, al poco de nacer el desinterés gubernamental dejó el Plan en papel mojado. Las consecuencias las estamos viviendo: incendios, baja capacidad de absorción de CO2, seca de encinas y alcornoques, erosión de suelos, dificultosa conectividad biogeográfica, mala recarga de acuíferos, caída de la biodiversidad, más desertificación y, por fin, graves problemas en la sostenibilidad de los espacios naturales protegidos andaluces. Treinta años después hemos hecho cuentas. Más de 1.800 millones de euros han dejado de invertirse. No se piense que es mucho: una media de 60 millones por año. La cuarta parte del presupuesto de este 2021 para la Agencia de Medio Ambiente y Agua (219 millones de euros). Gran parte del territorio andaluz se encuentra gravemente amenazado por la desertificación; las plagas en coníferas se multiplican, y el decaimiento forestal de encinas y alcornoques en Sevilla, el Andévalo, Los Alcornocales de Cádiz, etc., empuja hacia la pérdida económica de las industrias agroganaderas y derivados (jamones, embutidos, carne) y de empleos en la Andalucía rural. Ahora que llegan fondos proactivos de la UE para la recuperación y se proyectan “infraestructuras verdes”, lo que verdaderamente urge es un Plan de Emergencia Forestal para Andalucía, he aquí una prioridad ( Reconstruyamos las prioridades, Diario de Sevilla, 2-4-2020). La UE reconoce en lo forestal la mejor herramienta de mitigación del cambio climático. Un grupo de personas, entidades sociales y colectivos presentamos el pasado diciembre un escrito en el Parlamento Andaluz, dirigido a todos los grupos parlamentarios, abogando por una auténtica política agroforestal que entienda el medio natural de manera global. Retomemos y actualicemos los objetivos del modélico Plan Forestal Andaluz. Iniciemos 2021 con proyectos, pero mantengamos el pulso en los Presupuestos Generales de Andalucía con el horizonte del 2030.
Gran parte del territorio andaluz se encuentra amenazado por la desertificación