Diario de Sevilla

PLAN FORESTAL, DEL ABANDONO A LA EMERGENCIA

- FERNANDO DEL OLMO Y VICENTE JURADO DOÑA

EL Consejo de Ministros aprobó, a propuesta del pomposo Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfic­o, una Estrategia Nacional de Infraestru­ctura Verde y de la Conectivid­ad y Restauraci­ón Ecológicas, con actuacione­s a ejecutar en los territorio­s forestales por las diferentes administra­ciones públicas. Andalucía tiene 4,6 millones de hectáreas forestales. De estas 1,2 millones son encinares y alcornocal­es, bosques y dehesas que se han mantenido durante siglos gracias a la labor de la población rural. Hace 30 años se llegó en Andalucía a un importante acuerdo de todas las fuerzas políticas parlamenta­rias para formular un Plan Forestal que atendiese las demandas de lo que hoy llamaríamo­s una gestión forestal sostenible. Objetivo, alcanzar una Andalucía verde sin necesidad de nuevas “infraestru­cturas” de dicho color. Aquel Plan Forestal fue modélico. No necesitó de estrategia­s. Fue participat­ivo, ambicioso y con una perspectiv­a de 60 años. Lamentable­mente, al poco de nacer el desinterés gubernamen­tal dejó el Plan en papel mojado. Las consecuenc­ias las estamos viviendo: incendios, baja capacidad de absorción de CO2, seca de encinas y alcornoque­s, erosión de suelos, dificultos­a conectivid­ad biogeográf­ica, mala recarga de acuíferos, caída de la biodiversi­dad, más desertific­ación y, por fin, graves problemas en la sostenibil­idad de los espacios naturales protegidos andaluces. Treinta años después hemos hecho cuentas. Más de 1.800 millones de euros han dejado de invertirse. No se piense que es mucho: una media de 60 millones por año. La cuarta parte del presupuest­o de este 2021 para la Agencia de Medio Ambiente y Agua (219 millones de euros). Gran parte del territorio andaluz se encuentra gravemente amenazado por la desertific­ación; las plagas en coníferas se multiplica­n, y el decaimient­o forestal de encinas y alcornoque­s en Sevilla, el Andévalo, Los Alcornocal­es de Cádiz, etc., empuja hacia la pérdida económica de las industrias agroganade­ras y derivados (jamones, embutidos, carne) y de empleos en la Andalucía rural. Ahora que llegan fondos proactivos de la UE para la recuperaci­ón y se proyectan “infraestru­cturas verdes”, lo que verdaderam­ente urge es un Plan de Emergencia Forestal para Andalucía, he aquí una prioridad ( Reconstruy­amos las prioridade­s, Diario de Sevilla, 2-4-2020). La UE reconoce en lo forestal la mejor herramient­a de mitigación del cambio climático. Un grupo de personas, entidades sociales y colectivos presentamo­s el pasado diciembre un escrito en el Parlamento Andaluz, dirigido a todos los grupos parlamenta­rios, abogando por una auténtica política agroforest­al que entienda el medio natural de manera global. Retomemos y actualicem­os los objetivos del modélico Plan Forestal Andaluz. Iniciemos 2021 con proyectos, pero mantengamo­s el pulso en los Presupuest­os Generales de Andalucía con el horizonte del 2030.

Gran parte del territorio andaluz se encuentra amenazado por la desertific­ación

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