La represión de las protestas en Birmania se cobra la primera víctima
● Una joven de 20 años muere tras pasar 10 días en el hospital por una herida de bala en la cabeza
La joven birmana herida de un disparo en la cabeza durante una protesta contra el golpe de Estado la semana pasada en Naipyidó falleció ayer en el hospital, y se convirtió en la primera víctima mortal de la represión de la junta militar al movimiento de desobediencia civil.
Mya Thwe Thwe Khine, de 20 años, falleció en la mañana de ayer al serle retirada la asistencia vital con el permiso de su familia, después de pasar diez días en estado crítico en un hospital de la capital, informó su médico a la organización Human Right Watch (HRW).
La joven fue abatida el pasado día 9 por un disparo en la cabeza realizado con un subfusil tipo Uzi mientras participaba en una protesta contra la junta militar.
Según los análisis de vídeos y fotografías elaborados por varias organizaciones humanitarias, la joven se alejaba junto a su hermana de la primera línea de la manifestación, que la Policía trataba de disolver con cañones de agua. En ese momento, sonó un disparo y Mya Thwe Thwe Khine, a la que le faltaban unos días para cumplir 20 años, se desplomó en el suelo.
Se trata de la primera muerte de un manifestante por la violencia ejercida por las fuerzas de seguridad contra los participantes en las protestas, que se han extendido por todo el país para mostrar su rechazo al golpe de Estado ejecutado por el Ejército el 1 de febrero.
Aunque los militares aseguraron que sólo se desplegaron armas no letales en esa protesta, tanto Amnistía Internacional (AI) como HRW certificaron que la joven recibió un impacto en la cabeza de munición real disparada por las fuerzas de seguridad y pidieron una condena internacional.
En la misma protesta, un hombre fue herido en el pecho, pero no se ha averiguado si recibió el impacto de una bala real o de goma.
La hermana de la fallecida, que confirmó el deceso a los medios locales, hizo un llamamiento desde el tanatorio para que “la gente mantenga la revolución hasta que tenga éxito”.
Phil Robertson, subdirector de HRW en Asia, afirmó que “la Policía en Naipyidó tiene las manos manchadas de sangre y se le debe hacer responsable de la muerte de Mya Thwe Thwe Khine, que fue matada de un tiro con munición real durante una protesta”.
“Este asesinato policial es intolerable e inaceptable, no hay otras palabras. El agente que apretó el gatillo debe ser investigado, arrestado y procesado con todo el peso de la ley. Es la única forma adecuada de honrar la memoria de esta joven valiente”, recalcó.
Por su parte, Sam Dubberley, director del Laboratorio de Evidencias de AI, denunció que los daños sufridos por la joven fueron causados por los disparos directos de munición real de la Policía contra los manifestantes. “La Policía apuntó a los manifestantes de forma temeraria, sin respeto por sus vidas. Su uso aberrante de fuerza letal contra los manifestantes es ilegal, y debe parar inmediatamente”, declaró.
El fallecimiento de la joven llega mientras continúan las protestas por todo el país contra el levantamiento militar y para exigir la liberación de la líder electa, Aung San Suu Kyi, que fue detenida junto a parte del Gobierno el mismo día de la asonada.