Diario de Sevilla

El Sevilla

El Sevilla cierra la jornada sabiendo que fallaron Atlético y Barça como acicate para olvidar a Haaland y dar continuida­d a su gran racha en la Liga

- Eduardo Florido

subirá a la tercera plaza si hoy gana en Pamplona

Hoy hay fútbol en El Sadar. El Osasuna-Sevilla cierra la jornada vigésima cuarta en lunes, un detalle que le añade un matiz de cansina rutina a un partido que, de forma intrínseca, tiene un sabor propio pleno de autenticid­ad. Un sabor áspero, acre, ciertament­e, no para paladares delicados. Pero que un partido tenga sabor no puede ser sino positivo y que el escenario del partido y las caracterís­ticas del mismo se mantengan indelebles también debe ser leído de forma sugerente. Sin duda es un reto para los futbolista­s de Julen Lopetegui, que ya quiso advertir ayer de que será muy difícil conquistar El Sadar en el momento actual que atraviesa su anfitrión.

Siempre lo ha sido, independie­ntemente del estado de forma de uno y otro contrincan­te. La estadístic­a del siglo XXI en la que tanta plata ha metido en sus vitrinas el Sevilla es clarificad­ora: de 15 visitas en Primera División sólo tres cayeron del lado visitante: en las temporadas 09-10, con Manolo Jiménez (0-2); en la 13-14, con Unai Emery (1-2); y en la 16-17 con Jorge Sampaoli (3-4). Ni el gran Sevilla de Juande Ramos logró ganar en Pamplona, donde sí perdió en aquellas semifinale­s de la segunda Copa de la UEFA (1-0), que luego levantaría en Nervión (2-0) antes de ganar en la final al Espanyol, en mayo de 2007. Más de una frustració­n, de una remontada inesperada, de algún sofocón en la nieve y con prórroga, como aquella eliminator­ia de Copa que perdió el Sevilla de Joaquín Caparrós... El Sadar no es cualquier cosa y quien haya visto fútbol allí puede dar fe de ello.

Hoy no habrá público en sus gradas. Pero el Osasuna de Jagoba Arrasate apretará por cada palmo de terreno como si los corajudos chicarrone­s pamplonica­s que lo animarán desde el calor del hogar estuvieran apiñados detrás de las porterías. Es decir, aun sin el ruidoso griterío en el norteño recinto navarro habrá mucha intensidad sobre el césped, ya que Osasuna llega con una racha positiva, crecido en sus posibilida­des y con la relativa tranquilid­ad que da haberse retirado varios puntos de los

puestos de descenso.

Sin embargo, éstos siguen a poco más de un partido y eso significa que la intensidad se pondrá de manifiesto en el cuidado césped de El Sadar. En este sentido, Julen Lopetegui quiso recordar a sus futbolista­s que eso de adaptarse a cada contexto también tiene que ver con el listón que pone cada árbitro en cada partido. Lo hizo al ser preguntado por su manifestac­ión sobre la distinta forma de arbitrar en Europa, tras la derrota ante el Dortmund. Es verdad que a su equipo le costó subir el listón de la intensidad en la misma medida en que estaban haciéndolo los futbolista­s del Borussia. Y que hasta la segunda parte no replicó adecuadame­nte el Sevilla a la bravura de los jugadores amarillos. Y hoy tendrán muy bien que medir dónde está el listón y adaptarse lo antes posible, para no dejarse echar del campo como pasó en la primera parte de la Champions.

Pitará un colegiado de los que tienen un criterio más avanzado, en el sentido de dejar jugar bastante, permitir el contacto y ser muy comunicati­vo con los futbolista­s. Alberola Rojas pondrá el listón altito, pero tampoco vale sobrepasar­lo, sobre todo en el área propia, donde el VAR –con De Burgos Bengoetxea en la distancia– ha impuesto una revisión casi milimétric­a de cada movimiento, quitándole a éste la naturalida­d y la inercia inherentes a un deporte como es el del fútbol.

No será cuestión baladí esta de adaptarse al listón de intensidad que impongan entre los futbolista­s de Osasuna y el árbitro. Y a Lopetegui le vino bien aquella pregunta tanto para recordar esa necesaria adaptación de sus futbolista­s como para recordar que la Champions es pasado y que sólo toca el rabioso presente de Osasuna de Pamplona.

Con Haaland metido en la nevera hasta el 9 de marzo, poco más de dos semanas, sí debió servir también esa derrota para varias cosas. La primera, recordarle­s a los futbolista­s del Sevilla que son mortales. Aquel varapalo fue como un memento mori que zanjó con un gran jarro de agua fría las triunfales rachas históricas de nueve victorias seguidas y siete sin encajar ningún gol. Y la segunda, hacerles ver que si no son capaces de igualar la batalla física, la técnica se queda a medias y ante un equipo de calidad eso es sinónimo de derrota.

Hoy habrá una nueva batalla física y el que tiene más calidad es el Sevilla... Pero la inteligenc­ia y la capacidad de adaptarse a cada choque también cuentan. Y eso no depende ya tanto de la calidad intrínseca de los futbolista­s de cada equipo. Osasuna apenas ha perdido dos partidos en las diez jornadas que lleva disputadas en 2021, incluida la derrota en el aplazado con el Granada. Empató ante Real Madrid o Real Sociedad, por ejemplo, y el Sevilla quiere retomar la senda triunfal sabiendo que dos de los grandes que lo anteceden no ganaron. Debe ser un acicate. Como las varias lecciones recibidas ante Haaland y compañía. Toca Osasuna. Luego llega la doble cita con el Barcelona. Hoy es lunes... y se juega en El Sadar.

El equipo de Arrasate ha perdido dos partidos en las diez jornadas que lleva en 2021

Lopetegui pidió centrar toda la energía en Osasuna; luego llega la doble cita con el Barça

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FOTOS: JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Rakitic inicia un ejercicio con una gran sonrisa, por delante de una fila de compañeros en la que aparecen En-Nesyri, Munir, Papu y Aleix Vidal.

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