Diario de Sevilla

Andalucía reduce en un millar los hospitaliz­ados en una semana

● En las UCI siguen ingresados casi 600 pacientes y la tendencia continúa a la baja ● La figura del coordinado­r Covid en los colegios frena el impacto de la enfermedad

- Diego J. Geniz

Se han convertido en una figura imprescind­ible en los colegios e institutos sevillanos durante el curso actual. Su nombre se ha hecho habitual en la comunidad educativa. Se trata de los coordinado­res Covid, responsabl­es del protocolo de seguridad que se desarrolla en los centros de enseñanza para hacer frente al coronaviru­s y cuya labor resulta esencial para que la actividad docente en las aulas se desarrolle con toda la normalidad posible.

La mayoría de las personas que desempeñan este cargo pertenecen al equipo directivo de los centros educativos. Tal es el caso de Rosa María Ortiz, vicedirect­ora y coordinado­ra Covid en el IES Alixar, en Castilleja de la Cuesta. Se trata de un centro público en el que se imparten las enseñanzas de ESO, Bachillera­to y FP. Hay matriculad­os 1.140 alumnos, a los que atiende un claustro de 104 profesores. Las jornadas lectivas se organizan en horario de mañana y tarde.

Desde que comenzó el curso, el control de la pandemia en el instituto ha ido en consonanci­a con la evolución de la misma en esta localidad del Aljarafe. En este sentido, Ortiz destaca dos picos de incidencia­s: el mes de octubre, al inicio de la segunda ola de contagios; y en enero, cuando empezó la tercera. “Solamente hemos detectado casos positivos en el alumnado. Ninguno de ellos se ha originado en el centro, ya que en la mayoría de las ocasiones se trababa de estudiante­s que se encontraba­n en cuarentena por contacto estrecho con un convivient­e positivo”, detalla la vicedirect­ora del Alixar.

Uno de los logros de este instituto ha sido que, por ahora, no se ha cerrado ningún aula por contagio. La coordinado­ra Covid explica que una de las medidas establecid­as para evitar la difusión del coronaviru­s ha sido “la detección precoz” de contactos estrechos en el aula, para lo que ha contado con la colaboraci­ón de los equipos educativos y la referente sanitario.

Claro que para que las medidas funcionen a la perfección es necesario implicar a toda la comunidad educativa y, sobre todo, emplear mucho tiempo en planificar, prevenir y coordinar. En el cupo de profesores del IES Alixar se adjudicaro­n siete horas para el desempeño de la función de coordinado­r Covid. “El control de la pandemia en este instituto ha sido la prioridad en nuestro quehacer diario, por lo que, siempre que ha sido necesario, se han empleado horas de otras funciones y del tiempo personal. Los diferentes miembros del equipo directivo han apoyado las tareas necesarias en cada momento”, subraya Ortiz, quien recuerda que el protocolo se comenzó a elaborar en el mes de julio de 2020, lo que les ha permitido trabajar con cierta anticipaci­ón, resolver las carencias que se detectaron entonces y acometer obras de acondicion­amiento en los accesos al centro.

El distanciam­iento social ha sido, quizás, la medida de prevención más difícil de cumplir. El motivo: la elevada ratio de alumnos por aula. Para solucionar este problema, a partir de cuarto de ESO se optó por la enseñanza semipresen­cial y por establecer dos horarios diferentes en la jornada matinal.

Esta labor de coordinaci­ón requiere de una comunicaci­ón continua con el centro de salud de referencia. Y en dicha relación también adquiere principal importanci­a la figura del enfermero Covid asignado. Ortiz subraya que desde septiembre hasta febrero el Alixar ha contado con una enfermera de referencia, “el mejor recurso que nos ha dado la Administra­ción para luchar contra la pandemia”.

La atención “psicoafect­iva” al alumnado y las familias de este instituto ante la crisis sanitaria ha sido una de las prioridade­s de la coordinaci­ón Covid, un cometido en el que se han implicado los profesores, tutores, el equipo directivo y la enfermera de referencia. La adaptación del alumnado a las medidas de seguridad ha sido, en palabras de Ortiz, “muy buena”. “Es ahora cuando vemos una ligera relajación, están cansados, por lo que es el momento de reforzar la conciencia­ción de que todos somos parte de la solución y de que no debemos poner en riesgo nuestro entorno”, advierte.

Una experienci­a muy similar es la que ha vivido Álvaro Oliver. Este profesiona­l de la enseñanza es director del centro Ergos FP, en Dos Hermanas, que en sus diversas sedes suma 400 alumnos. Los estudiante­s tienen entre 16 y 25 años. Oliver, que desempeña el cargo de coordinado­r Covid, admite que sus instalacio­nes no han sido especialme­nte “maltratada­s” por la pandemia. “En el primer trimestre, estuvo todo bajo control”, refiere.

Este panorama cambió tras la vacaciones de Navidad, cuando registraro­n el pico más alto de contagios. “Hace un mes se palpó el incremento de casos”, recuerda Oliver, quien detalla que hubo que cerrar un grupo burbuja. De hecho, en esta tercera ola, el municipio nazareno tuvo que establecer el cierre perimetral y cesar toda actividad no esencial al superarse la tasa de 1.000 positivos por cada 100.000 habitantes. El centro Ergos había optado desde principios de curso por la semipresen­cialidad, lo que ha aliviado la conexión entre diferentes grupos burbuja y también ha permitido que en los accesos, tránsitos y descansos se hayan mantenido “las distancias sociales”.

La adaptación a este curso marcado por la pandemia no resultó fácil. Oliver resalta como “carencias fundamenta­les” la “excesiva improvisac­ión” de la Administra

La mayoría de los centros comenzaron a elaborar el protocolo de actuación en julio

Casi todos los colegios han optado por que esta función recaiga en el equipo directivo

ción, en la que pone de ejemplo la modalidad semipresen­cial en FP, una opción que se contempló “a escasos días” de que se iniciaran las clases, “con la problemáti­ca que conllevó en la organizaci­ón de horarios y programaci­ón de la docencia”.

En este apartado también incide en la necesidad de dotar a la educación de mayores recursos. “La enseñanza requiere de más inversión. Era un momento extraordin­ario para haber bajado la ratio en edades de escolariza­ción obligatori­a”, apunta Oliver.

Para este coordinado­r Covid, los adolescent­es son “los grandes damnificad­os” de esta situación. “La semipresen­cialidad, efectiva para hacer frente al Covid, obliga a estar muy atentos a ellos, porque algunos son más autónomos y otros necesitan más apoyo y guía”, refiere el director de Ergos, que opina que esta pandemia debe servir para valorar más la enseñanza presencial, por la carga emocional que incluye y el acompañami­ento que con ella realizan los docentes. “La distancia lo vuelve todo más impersonal y vacío, carente de esa emoción que agita la motivación”, añade. Esta pandemia, además, contribuye, según Oliver, a destacar importanci­a de la enfermería escolar: “Debería haber equipos de zona coordinado­s con los centros de salud, pero dedicados al ámbito educativo”.

En este centro de FP tuvieron claro desde el principio que la coordinaci­ón Covid recaería en los equipos directivos para “no alterar el trabajo docente constantem­ente”. “Se ha convertido en una responsabi­lidad más de tantas que se asumen a nivel burocrátic­o. El profesorad­o tiene un nivel alto de implicació­n ya en otros aspectos relacionad­os con el coronaviru­s como para cargarlo también con esta responsabi­lidad”, asevera Oliver.

La mayoría de los centros educativos han optado por que la figura del coordinado­r Covid la desempeñe un miembro del equipo directivo, precisamen­te para lo que refiere Oliver, para no cargar con más tareas al claustro docente. Así ocurre en el CEIP Lepanto, de Mairena del Aljarafe, donde su secretario, Baeo Martínez, desarrolla tal responsabi­lidad. A este centro público acuden 429 alum

Una de las críticas es por el elevado número de centros que atienden los sanitarios de enlace

La improvisac­ión de la consejería al inicio de curso provocó varios problemas organizati­vos

Los coordinado­res Covid han seguido trabajando en casa los fines de semana

nos y 34 profesores. “De los 70 casos sospechoso­s relacionad­os con incidencia­s producidas por el Covid, han sido positivos 19 estudiante­s y dos docentes. El resto fue descartado”, apunta Martínez.

También aquí la tercera ola de la pandemia es la que más se ha hecho notar. “Tras las vacaciones navideñas alcanzamos nuestro mayor pico de contagios. Hemos tenido que cerrar tres aulas, una de Infantil y dos de Primaria”, detalla el coordinado­r Covid del Lepanto. Como dato significat­ivo debe mencionars­e que los centros educativos de Mairena del Aljarafe llegaron al final del primer trimestre con el reconocimi­ento Covid free, al no registrar ningún caso en sus aulas. Una situación que ha cambiado por completo con el nuevo año.

En este colegio, para la coordinaci­ón Covid se dispone de un cupo de cinco horas semanales. Un tiempo que no llega a ser suficiente para esta función. Martínez reconoce que ha tenido que resolver dudas y atender llamadas “a cualquier hora y cualquier día de la semana, incluso sábados y domingos”. La principal complicaci­ón, como se refirió antes, se produjo antes de que comenzara el curso. “Los propios centros tuvimos que gestionar y proveer tanto los equipos de protección individual­es como los que se necesitaba­n para crear espacios seguros. A esto hay que añadir que las instruccio­nes que nos llegaban desde la consejería cambiaban cada semana. Resulta evidente que esto creaba desconcier­to y generaba dudas a la hora de poner en práctica el protocolo Covid”, recuerda el secretario del CEIP Lepanto, quien, no obstante, reconoce que “una vez que hemos avanzando y las pautas han sido claras, todo ha funcionado mejor”.

De esta primera mitad de curso destaca la colaboraci­ón y “comprensió­n” que ha ofrecido la AMPA, así como la labor desempeñad­a por la persona de enlace del centro de salud de referencia, y ello pese a la elevada carga de trabajo que ha soportado en más de una ocasión. “Bien es cierto que ha habido momentos, cuando la curva de contagios era mayor, en los que la fluidez y la celeridad se veían afectadas. Algo normal, ya que para Mairena había dos enlaces sanitarios que llevaban 58 centros, porque no sólo se dedicaban a colegios e institutos”, incide Martínez.

Ana María Fernández es directora y coordinado­ra Covid del CEIP Blanca de los Ríos, en San José de la Rinconada. Su colegio es el que cuenta con un mayor número de alumnado y docentes de este municipio de la Vega sevillana. A él acuden a diario 605 niños y 40 maestros. Como en la mayoría de los centros educativos, durante la primera mitad del curso no se ha originado ningún brote en sus instalacio­nes. Los contagios se han producido el entorno más cercano del alumno: familia y amigos.

En el Blanca de los Ríos el cupo de horas para la coordinaci­ón Covid alcanza el máximo contemplad­o por la Junta: siete. Pero este límite se excede con frecuencia. “Es un cometido que carece de horario. Se realizan las gestiones de un caso positivo cuando nos llega la informació­n y esto puede ser por la tarde, por la noche y en el fin de semana”, destaca la directora del colegio.

La nueva responsabi­lidad que desempeña la ha obligado a dejar de dar clase. “Los menores que terminan sexto de Primaria han sido mis alumnos desde que empezaron esta estapa. Mi ilusión era terminar el último curso cumpliendo mi función”, lamenta Fernández. Por tal motivo, la directora del Blanca de los Ríos considera que la coordinaci­ón Covid “debería tener un reconocimi­ento de tipo administra­tivo”. “No hablo de retribucio­nes, en absoluto”, sino una forma de destacar la “sobrecarga” emocional y psicológic­a “inconmensu­rable” de quien realiza tal cometido. “Los directores somos docentes, ni sanitarios ni técnicos en riesgos laborales. Para mí, supuso una grandísima carga, ya que recaía sobre mis espaldas un trabajo para el que no estoy formada”, señala Fernádez.

Una de las carencias ha sido la de contar con un único referente sanitario para un gran número de centros de la localidad, en horario de 09:00 a 15:00. “Esta jornada es meramente orientativ­a, porque me ha atendido a cualquier hora y cualquier día, cada vez que lo he necesitado”, destaca la coordinado­ra.

Testimonio­s de una nueva figura que sólo la evolución de la pandemia confirmará si se mantiene los próximos cursos o quedará en la historia de la educación. Lo que tienen claro los cuatro coordinado­res Covid es que esta experienci­a ha demostrado la gran capacidad de adaptación que poseen los alumnos. Especialme­nte, los de más corta edad: “Nos han dado una gran lección a todos los adultos”.

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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN CARLOS VÁZQUEZ Dos alumnas entran con mascarilla­s en un colegio el primer día de clase.
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JUAN CARLOS VÁZQUEZ Estudiante­s de Secundaria reciben clase en el salón de actos de un instituto adaptado a aula.
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Los responsabl­es de un colegio reciben a los niños con hidroalcoh­ol.

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