Diario de Sevilla

Muere Joaquín Cruz Solís, el restaurado­r del Gran Poder y el Cristo del Cachorro

● Junto a sus hermanos y a Isabel Poza intervino a las más importante­s devociones de Sevilla

- Juan Parejo

Joaquín Cruz Solís, uno de los restaurado­res más importante­s del país, ha fallecido en Madrid a los 91 años de edad. Nacido en Sevilla el 27 de enero de 1930, junto a sus hermanos Antonio (fallecido hace más de una década) y Raimundo y la esposa de este último, Isabel Poza, ha sido responsabl­e de la restauraci­ones de las más importante­s imágenes devocional­es de Sevilla, como el Señor del Gran Poder o el Cristo del Cachorro.

Los hermanos Cruz Solís son una auténtica referencia en el campo de la restauraci­ón a nivel nacional, maestros de muchos de los restaurado­res actuales e impulsores de técnicas novedosas en este campo. De su trayectori­a destacan los trabajos desarrolla­dos en el Instituto de Conservaci­ón y Restauraci­ón de Bienes Culturales de Madrid (ICRBC), donde intervinie­ron, por ejemplo, a los Crucificad­os de la Buena Muerte de la Hermandad de los Estudiante­s y al Cristo de la Expiración de la Hermandad del Museo.

Su primer contacto con la imaginería sevillana fue en el año 1973, cuando restauraro­n al Cristo de la Expiración, el Cachorro, después del devastador incendio que asoló su capilla. Así lo recordó la hermandad ayer domingo: “En 1973, Joaquín Cruz Solís, junto a su hermano Raimundo y Antonio, logró recuperar para nuestro patrimonio cofradiero y andaluz, y para nuestra hermandad, nuestro Santísimo Cristo de la Expiración, tras el incendio que sufrió el templo ese mismo año. Sin duda, Joaquín Cruz Solís, así como sus hermanos Raimundo y Antonio, contribuyó con su dedicación y trabajo a enriquecer el patrimonio artístico de nuestra hermandad. En reconocimi­ento a su extraordin­aria labor, que ha continuado a lo largo de estos años, le distinguió con el nombramien­to de Hermano de Honor”.

El buen hacer de estos restaurado­res les llevó a ganarse un enorme respeto y prestigio profesiona­l en la ciudad, además de mucho afecto y cariño, rotulándos­e una plaza con sus nombre junto a la hoy basílica trianera.

Los Cruz Solís también eran los médicos de cabecera del Señor del Gran Poder, al que restauraro­n hasta en dos ocasiones. La primera vez fue en 1983, cuando tuvieron que reparar la deficiente intervenci­ón llevada a cabo por Peláez del Espino. Como recuerda la hermandad en su web, “en esta restauraci­ón se recupera la integridad interna de la madera alterada en 1977 y se recoloca el tercer apoyo al Señor para evitar daños en las salidas procesiona­les”. En 2006, de nuevo los hermanos Cruz Solís inter vienen sobre la cabeza del Señor, limpiando su policromía ante el progresivo ennegrecim­iento que había presentado ésta en las últimas décadas, la restaurado­ra Isabel Poza.

Entre otras muchas imágenes sevillanas, también restauraro­n a la Virgen de la Amargura, al Señor de Pasión, al Cristo de la Fundación de los Negritos, o al Señor del Descendimi­ento de la Quinta Angustia, además de los ya antes citados.

En el año 1994, el Arzobispad­o de Madrid decide crear su propio taller de restauraci­ón haciéndose cargo de la dirección Raimundo Cruz Solís, siendo el responsabl­e del área de escultura Joaquín Cruz Solís e Isabel Poza. En su amplio currículum también hay que destacar que fue profesor de la Facultad de Bellas Artes de Madrid, director del Instituto Central de Restauraci­ón y jefe del departamen­to de escultura del Instituto de Conservaci­ón y Restauraci­ón de Obras de Arte. En el haber de esta familia de restaurado­res también se encuentra el impulso dado para la creación hace 30 años del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico.

 ?? M. G. ?? Joaquín Cruz Solís, durante la restauraci­ón del Señor del Gran Poder.
M. G. Joaquín Cruz Solís, durante la restauraci­ón del Señor del Gran Poder.

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