BONO Y REBOLLO EN LA CORTE DE FEKIR
CORRÍA el 15 de marzo de 2007 y se jugaba el minuto 94 del choque de UEFA en Donetsk con el Shakhtar. El gol de Maresca era insuficiente para neutralizar el efecto de los que marcaron Matuzalem y Elano. Córner a favor del Sevilla y Juande decide quemar las naves mandando al remate a su portero. Andrés Palop acertó, se fue a la prórroga, Chevantón hizo otro gol y el Sevilla vio cómo se le abría el camino para otro éxito uefo.
El sábado en el estadio de la Pulmonía se repitió la faena y parece que la idea hizo metástasis, ya que al día siguiente en El Arcángel, ídem de lienzo. Agonizaba el Betis Deportivo en su intento de salir de Segunda B, minuto 92, faltan dos goles a lista y allá que mandaron a Dani Rebollo, el portero, al abordaje. Y hubo éxito para de certero cabezazo abrir un camino de esperanza. Y como la esperanza viste de verde, pues el hombre acertó de pleno y a ver qué pasa con lo que falta.
Así como el final de Valladolid fue un canto al surrealismo futbolístico que sirvió para aportar algo de justicia a lo que había ocurrido, lo de Córdoba fue un más difícil todavía que salió a pedir de boca. Llegaría el gol de Mizzian, marroquí como Bono, para que el éxito fuese total y ahí nos encontramos con una de esas sorpresas que el fútbol guarda. Y es que este juego es como una caja de sorpresas que las encierra muy gordas a pesar de que la lógica es predominante.
Bono y Dani Rebollo, los hombres de este fin de semana en el fútbol según Sevilla, han puesto la nota descollante aunque no ensombrecen la obra de arte que un orfebre llamado Nabil Fekir había diseñado el viernes en Heliópolis. Un gol tan maradoniano como el del bético abrió la caja de Pandora que encerraba golpes tan sorprendentes como los que dieron dos porteros para llenar de felicidad a sus aficionados. Fekir, Bono, Rebollo... vaya fin de semana.
El golazo del orfebre bético abrió la caja para dos milagros de los que apenas suelen darse