Los precedentes de 2020
● El Domingo de Ramos del año pasado, la Policía disolvió una misa que se celebraba en la azotea del edificio de los paúles en Pagés del Corro
En la película alemana Good Bye Lenin, una mujer de Berlín Este despierta del coma tras ocho meses. En ese periodo, el Telón de Acero ha caído y el país ya no está bajo el régimen comunista que le impuso la Unión Soviética desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Todo ha cambiado tanto que es imposible de asumir para una persona que hasta hace ocho meses llevaba una vida radicalmente distinta a la que ahora se le abre. Para tratar de minimizar el trauma, que la señora era una ferviente y convencida socialista, su hijo tratará por todos los medios de mantenerle en la creencia de que la República Democrática Alemana sigue siendo un país comunista.
Si a un sevillano le ocurriera algo parecido, es decir, que hubiera sufrido un accidente y entrado en coma a principios de marzo de 2020 y se despertara hoy, este Viernes de Dolores, se llevaría un impacto tremendo al leer el periódico. “La Policía podrá ordenar el cierre de las iglesias en Semana Santa”, dice un titular. Si el lector fuera ajeno (por eso mismo, porque hubiera estado más de un año en coma) a la pandemia del Covid-19, posiblemente se pensaría que ha llegado un régimen soviético al poder y ha mandado a la Policía a acabar con las manifestaciones de religiosidad popular que tanto se profesan en Sevilla.
Seguramente, ese enfermo que despierta de su sueño profundo habría esperado leer en un día como el de hoy noticias sobre los preparativos de la semana mayor, algún estreno importante, estaría buscando ya algún programa de mano para plantearse por dónde ver esta cofradía y la otra... Y seguramente en ese mismo periódico vendría alguna información sobre el número de policías que formarán el despliegue de Semana Santa, sobre el incremento de controles antiterroristas por encontrarse en alerta 4, algún debate sobre la idoneidad de aforar las calles con vallas y opiniones acerca de si la Policía se excede o no cuando corta el acceso a alguna calle por la que ha de pasar una cofradía.
Pero que la Policía cerrara una iglesia seguro que no lo esperaba. Como tampoco los propios agentes se estarían planteando hoy cómo actuar ante una posible aglomeración de sevillanos dentro de un tempo. Más bien estarían repartiendo sus turnos de trabajo y comentando en qué cofradía va cada uno en labores de acompañamiento o seguridad. Sin embargo, hoy estudian la normativa anticovid para decidir cómo deben actuar en caso de que la situación en alguna iglesia se vaya de las manos, es decir, que los templos se saturen de público, con el consiguiente riesgo de propagación del coronavirus.
La no Semana Santa de 2021 será más complicada que la del año anterior. Por entonces la población general estaba en un confinamiento estricto y las iglesias estaban cerradas a cal y canto. Las patrullas se limitaban a depositar algún ramo de flores en la cofradía de la que cada agente es devoto y a circular con marchas de semana en los altavoces del vehículo por las calles aledañas a los templos. Hubo quien se animó con el patrullero a dar acelerones y a simular el movimiento de los costaleros, para delicia del público confinado en los balcones y de las cadenas de televisión nacionales, que tenían algún vídeo amable que publicar en medio de tanta ruina.
Pero también hubo un episodio que puede servir de precedente, y que muestra que si la Policía tiene que intervenir para cerrar una iglesia si la situación está descontrolada, lo hará sin dudarlo. Ocurrió en una azotea de un edificio de la calle Pagés del Corro el Domingo de Ramos de 2020, donde se celebraba una misa. Un dispositivo conjunto de la Policía Local y de la Policía Nacional interrumpió la eucaristía, en la que participaban nueve personas. El edificio acoge la comunidad de religiosos paúles.
La misa en la azotea común del inmueble incumplía el decreto del estado de alarma. Además, la Policía había recibido previamente una denuncia de vecinos de la zona, si bien otros residentes en edificios cercanos llegaron a abuchear y pitar a los agentes desde los balcones. Por entonces no se podían celebrar misas con asistentes, sino que podían hacerse dentro de las iglesias, sin feligreses y retransmitidas por streaming.
En Sevilla no hubo más casos, pero en Andalucía sí hubo otros desalojos. Uno fue en una parroquia de Cádiz que celebraba a diario misas con entre 15 y 20 feligreses, la mayoría de ello ancianos y, por tanto, población de riesgo. Todavía por entonces no había mascarillas ni tampoco se estaban usando geles desinfectantes para las manos.
Pero si hubo un caso que llamó la atención fue el desalojo de la Catedral de Granada el Viernes Santo, mientras el arzobispo daba la homilía. La Policía tuvo que entrar en el templo, donde se habían congregado una veintena de fieles, con lo que se incumplía el decreto de estado de alarma. La misa podía celebrarse, pero no con feligreses. El arzobispo pidió a los asistentes que se marcharan y éstos lo hicieron de manera pacífica.
“La Policía dice que tenemos que desalojar la iglesia, que si no sancionarán a las personas presentes una por una”, comunicó el prelado antes de pedir a los congregados que se acercaran a comulgar y salieran del templo. Los asistentes pudieron comulgar porque en el momento de la intervención policial ya se había consagrado la hostia. A continuación, fueron saliendo, mientras la celebración continuó con los sacerdotes y los medios de comunicación presentes, ya que la misa era retransmitida.
Para esta Semana Santa, los agentes tendrán que vigilar posibles aglomeraciones de público en los templos. Al no haber pasos en la calle, es posible que los ciudadanos acudan a visitar las imágenes en las iglesias. A buen seguro se impondrá la buena voluntad, el civismo y la educación de la ciudadanía
El Viernes Santo se desalojó la Catedral de Granada en plena homilía del arzobispo
Al no haber pasos en las calles se prevén muchas visitas a los templos