ESPAÑA SE ATASCA EN EL KILÓMETRO CERO
SORPRESA y sofocón a partes iguales en el Kilómetro Cero rumbo a Qatar. Un penalti tan riguroso como estúpido le reventó la noche a la selección española y aunque queda mucha vida por delante, la cosa ha empezado de mala manera. Dicen que los gitanos no quieren a sus hijos con buenos principios y el principio del equipo español implica un camino en el que la rosa tiene más espinas de la cuenta y que nada es como se esperaba.
Sabe Grecia cuáles son sus limitaciones y España juega demasiado al pie, por lo que el partido tarda en romperse. Da la impresión de que todo depende de cuánto tarde en aparecer el primer gol y la verdad es que jugando tan cortito es complicado romper el sistema defensivo heleno. España toca y toca, pero sin superar las líneas definitivas, por lo que, tras un tirazo de Olmo al larguero, abre Morata la partida con un golazo que ha tardado en llegar media hora larga.
Luis Enrique ha apostado por repetir el bloque que goleó a Alemania en la Cartuja, pero el juego es premioso, se mueven poco los de vanguardia y así resulta imposible encontrar el agujero adecuado. Y el gol de Morata, espléndida muestra de ariete nato, llega por un preciso y precioso pase al espacio de Koke. Paralelamente, los griegos siguen a lo suyo, sin atravesar el ecuador de la cancha, con lo que no hay miedo por lo que vaya a suceder en el segundo tiempo, pero...
La cosa se tuerce a los diez minutos cuando el árbitro italiano ve penalti en una entrada de Íñigo Martínez y Grecia empata. A partir de ahí, Luis Enrique va agotando cambios sin que el equipo mejore y sólo el efervescente Bryan Gil anima la cosa. Pero todo es puro fuego de artificio, no hay munición real sino de fogueo, el tiempo corre hasta agotarse, el portero griego no interviene y todo concluye en tablas. Inopinadas tablas que dificultan el camino al Mundial.
El equipo español se metió en un laberinto de pases al pie en el que disfrutaron los helenos