Diario de Sevilla

Mirar y dar, los dos verbos que salvarán al mundo

El fotógrafo Javi Jiménez y el pintor Miguel Caiceo firman conjuntame­nte una obra sobre el Señor del Gran Poder con una fuerte carga emotiva dedicada a los ausentes

- FRANCISCO CORREAL fcorreal@diariodese­villa.es

AYER era Viernes de Dolores y la calle Feria la presidía un hervor urbano como el que describía Chaves Nogales en su retrato de Juan Belmonte o en sus poemas Joao Cabral de Melo Neto, aquel brasileño de Pernambuco que fue cónsul en Sevilla. Junto a la parada del 13 y el 14 de Feria esquina con Relator se invita a un viaje muy especial. Dos artistas, uno de la pintura, otro de la fotografía, han unido sus recursos creativos para una obra conjunta. El resultado se titula Exvoto y se expone en el escaparate de la tienda de enmarcacio­nes de Marcelo Culasso.

La fotografía es obra de Javi Jiménez (Sidi Ifni, 1968), una de las más de cinco mil que le habrá hecho al Gran Poder. El rostro, las manos y dos claveles rojos como tributo a dos personas muy queridas, hombre y mujer, cuyos restos están en el columbario de la basílica de la plaza de San Lorenzo. Dos claveles para dos amistades que murieron en la flor de la vida. La pintura ha sido el cometido de Miguel Caiceo (Sevilla, 1950), con la técnica del collage. “Es un fondo de clausuras y rejas, el cierre de este tiempo tan extraño que nos ha tocado vivir, pero con fugas de esperanza, algo que está siempre presente en toda mi obra”.

Es la primera vez que trabajan juntos. A los dos les une su condición de hermanos del Gran Poder, aunque Caiceo dejó de salir cuando murieron sus padres. “Murieron muy seguidos mi madre y mi padre, ellos me vestían, nos íbamos juntos a la iglesia, pero sin ellos ya no era lo mismo. Amigos como Ricardo Suárez se ofrecieron para que continuara”. La mirada y el recuerdo son dos sentidos muy presentes en esta obra. Y el olor de los claveles, que a Caiceo le remiten a sus tiempos de monaguillo en el Gran Poder y a Javi Jiménez al aroma que le llegaba entre sudores de argonauta cuando iba de costalero en el paso de Cristo del Señor de Sevilla.

Hacemos la foto en el escaparate de Marcelo, una pinacoteca f luctuante, un tiovivo de tendencias, y después charlamos en el bar de Miguel, Norte-Sur, viendo la vida pasar por la calle Feria: operarios que trasladan un cristo laico de Chillida, un armao de la Macarena que ha cambiado la cuádriga por la motociclet­a. Caiceo debuta en este lugar estratégic­o de la calle, a dos pasos del mercado y de la iglesia de Ómnium Sanctórum. Es la tercera vez que expone Javi Jiménez, que también tiene otra fotografía de un armao en una tienda de óptica de la calle.

Caiceo es actor y pintor, hijo de la calle donde nació Rafael Montesinos. Y es también coleccioni­sta. “Me fascina lo del exvoto, está presente a lo largo de la historia en las culturas de todas las devociones”. Vivió durante cuarenta años en Madrid para volver a su tierra, donde tiene pendiente la lectura de Los años irrecupera­bles del poeta de Santa Clara. Se acoge a la definición de collage de Picasso, “papel recortado y superpuest­o” para una técnica mixta.

Las dos personas recordadas a los pies del Señor, que en la obra son sus manos, simbolizan a todos los ausentes. En la obra Exvoto se unen el hálito de un tributo personal de Javi Jiménez con el más colectivo y simbólico de Caiceo. La obra irá en mayo al Ayuntamien­to a una muestra colectiva de pintores, escultores y fotógrafos.

Javi Jiménez es el único fotógrafo que estará junto a nombres de la pintura y la escultura en una exposición-homenaje a Beethoven en los 250 años del nacimiento del músico alemán. Caiceo prepara una exposición de cien collages en Tomares, cerca de la Castilleja a la que se ha ido a vivir desde la Alfalfa.

Este año no irán los armaos de la Macarena a visitar al Gran Poder, pero éste se ha acercado a las inmediacio­nes de San Gil a través de este recuerdo lleno de emociones. Apertura y clausura en la misma obra, muerte consumada para la vida. “El Señor de Juan de Mesa es un escándalo”, dice Caiceo, “pero sus manos son tan especiales que con ellas solas bastaría para mantener esa devoción”, dice Caiceo, hermano del Gran Poder y de la hermandad del Cerro. Javi Jiménez, especialis­ta en un laboratori­o farmacéuti­co, es del Gran Poder y de los Javieres, sin salirse de la calle Feria en la que ha adornado su balcón para una Semana Santa sin pasos en la calle pero con las emociones asomadas en cada esquina.

Una imagen de la imagen. Es raro no detenerse ante este mensaje: un rostro, unas manos, mirar y dar, los dos verbos que salvarán al mundo, y dos claveles. Y detrás la red de cerrojos de Caiceo, entre el mundo de Dante y el jardín del Bosco, pero con una manera de entender la esperanza como se entiende en Sevilla.

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JOSÉ ÁNGEL GARCÍA Miguel Caiceo y Javi Jiménez, junto a la obra, en la tienda de Marcelo Culasso.
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